La CGT lideró este jueves el 2do paro nacional en contra del gobierno de Javier Milei. Lo consideró un "éxito" por la adhesión, que resultó en gran parte forzada porque el transporte público se plegó casi en su totalidad a la medida de protesta.
JORNADA DE HUELGA
Un paro contundente que también le sirvió al Gobierno
Los sindicatos hicieron una demostración de fuerza que fue también fue funcional al relato del Gobierno.
La pregunta que surge en estas horas es cuál será el efectivo político de la huelga. En la Casa Rosada no hicieron nada para impedirla. De hecho, fue utilizada para reforzar su postura crítica de los sindicatos como parte de "la casta".
Fue elocuente el tuit del Presidente en el que hizo una suerte de comparación entre los jerarcas sindicales y los faraones al señalar que la palabra "paro" también remitía aquella monarquía egipcia.
Los sindicalistas tienen mala imagen en la opinión pública y ese es un activo para el gobierno libertario, que basa su popularidad en la expectativa de que pueda resolver los problemas pendientes y en el rechazo que generan las viejas estructuras políticas.
La CGT viene con un doble rotulo que lo vuelve revulsivo para ese sector: son dirigentes apoltronados hace muchos años en sus butacas de jefes y además fueron parte del Frente de Todos, al que no le hicieron ningún paro a pesar de que ya se registraba entonces la erosión del salario.
En la conferencia de prensa, los líderes sindicales le pidieron al Gobierno "tomar nota" de lo que significó el paro de este jueves para modificar su plan de ajuste y motosierra. Pero en el Ejecutivo el paro fue funcional a su relato.
La CGT anticipa más conflictividad en caso de que el gobierno libertario no revea sus políticas, pero al mismo tiempo, trasciende, hay un debate interno sobre la utilidad de acumular huelgas.