SEGÚN ANDERS ÖSTERLING

Borges fue "demasiado exclusivo o artificial" para el Nobel de 1967

Esa fue la frase utilizada en 1967 por el presidente del comité del Nobel, Anders Österling, para quitar al escritor argentino la posibilidad de recibir el premio. Sin embargo hay otras versiones que afirman que la visita de Borges a Chile de Augusto Pinochet pudo haber influido en las decisiones de la Academia. En 2018 la Academia Sueca ha desclasificado el informe del premio de aquel año, una edición en la que el autor de “El Aleph” era uno de los candidatos serios.

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo fue un erudito escritor argentino, considerado uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX. Publicó ensayos breves, cuentos y poemas.
 
Si bien la poesía fue uno de los fundamentos del quehacer literario de Borges, el ensayo y la narrativa fueron los géneros que le reportaron el reconocimiento universal. Dotado de una vasta cultura, elaboró una obra de gran solidez intelectual sobre el andamiaje de una prosa precisa y austera, a través de la cual manifestó un irónico distanciamiento de las cosas y su delicado lirismo. Sus estructuras narrativas alteran las formas convencionales del tiempo y del espacio para crear mundos alternativos de gran contenido simbólico, construidos a partir de reflejos, inversiones y paralelismos. Los relatos de Borges toman la forma de acertijos, o de potentes metáforas de trasfondo metafísico. Borges, además, escribió guiones de cine y una considerable cantidad de crítica literaria y prólogos. Editó numerosas antologías y fue un prominente traductor de inglés, francés y alemán.  Su ceguera influyó enormemente en su escritura posterior. Entre sus intereses intelectuales destacan la mitología, la matemática (véase también Borges y la matemática), la teología, la filosofía y, como integración de éstas, el sentido borgiano de la literatura como recreación —todos estos temas son tratados unas veces como juego y otras con la mayor seriedad—. Borges vivió la mayor parte del siglo XX, por lo que vivió el período modernista de la cultura y la literatura, especialmente el simbolismo. Su ficción es profundamente erudita y siempre concisa.
 
Hubo un momento en el que el argentino, o quizás consciente de que nunca se llevaría la ilustre medalla a casa, se tomaba a broma el tema. “Es una antigua tradición escandinava: me nominan para el premio y se lo dan a otro. Ya todo eso es una especie de rito”,exclamaba en una entrevista de 1979.
 
Si una señora le besaba las manos y le decía"¡Ay, señor Borges, usted es inmortal!", él sonreía: "Pero por favor, señora, no hay por qué ser tan pesimista". Si le hablaban de la genialidad de su obra, se tildaba de "gran plagiador". Se lo pasaba en grande cuando le confundían con Ernesto Sábato.
 
Siguiendo su tradición secretista, que tarda medio siglo en revelar los intríngulis del galardón más importante de la literatura, la Academia Sueca ha «desclasificado» ahora el informe del Nobel de 1967. Ese año, en el que terminó ganando el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, el autor de “El Aleph” era un serio candidato y fue despachado con un argumento que no solo agredía a su persona sino que era totalmente inapropiado para un autor tan talentoso como lo fue Jorge Luis Borges. 
 
Según dice el diario sueco “Svenska Dagbladet”, el presidente del Comité del premio, Anders Osterling, rechazó a Borges porque resultaba “demasiado exclusivo o artificial en su ingenioso arte en miniatura”. El mismo académico, por cierto, consideró el año anterior que la tendencia nihilista y pesimista sin fondo de la obra de Samuel Beckett era contraria al espíritu de Alfred Nobel; aunque al final el irlandés se llevaría el premio en 1969 y Borges se iría a la tumba sin su reconocimiento.
 
Después de tantos años como figurante en las listas –desde el 56 hasta el final de su vida en 1986 sonó su nombre como candidato–, parece que el motivo de los reiterados rechazos de la Academia Sueca tuvo más que ver con la política que con las polémicas opiniones literarias de Osterling. Su visita a Chile en 1976, para recibir de manos de Augusto Pinochet el doctorado honoris causa de la Universidad de Chile, y su discurso de agradecimiento lo marcaron como una suerte de «persona non grata» para el premio. El diario chileno “La Tercera” tomaba parte de su discurso: “En esta época de anarquía sé que hay aquí, entre la cordillera y el mar, una patria fuerte. Lugones predicó la patria fuerte cuando habló de la hora de la espada. Yo declaro preferir la espada, la clara espada, a la furtiva dinamita”.
 
 
Sin embargo, su relación con el dictador no terminó ahí. Después del acto, Borges se reunió con Pinochet y tras el encuentro lo definió como una excelente persona, destacando su cordialidad y su bondad, tal y como recogió entonces el mismo periódico.
 
Años más tarde, el académico sueco Artur Lundkvist, experto en literatura latinoamericana y responsable de la introducción de la obra borgiana en su país, fue el encargado de confirmar esta sospecha. “Me dijo: la Academia Sueca nunca le dará el Nobel a Borges. Le pregunté por qué. Mencionó el encuentro con Pinochet y los elogios al dictador”. Y agregó:” la sociedad sueca no puede premiar a alguien con esos antecedentes. Semejante confesión me sorprendió mucho. Supuestamente, un miembro de la Academia no puede expresarse en esos términos”, señaló Volodia Teitelboim, autor de “Los dos Borges”, en una entrevista con Artur Lundkvist.
 
En 2016, mientras presidía un acto conmemorativo por el 30º aniversario de su muerte, la viuda del literato, María Kodama, corroboraba esta versión. “Todo el mundo sabe que es una cuestión política”, especulaba  entonces. También aprovechó la ocasión para apuntalar el relato de la visita de Borges a Chile, subrayando que él no fue invitado por Pinochet, sino por la Universidad de Chile y que lo normal era que un presidente acudiese a una celebración así. “La gente es muy perversa, porque cuando un hombre como él recibe un doctorado, es protocolo que vaya el presidente del país”, afirmó.
 
Sea como fuere, Borges se quedó sin el Nobel, con la sombra de Pinochet a las espaldas. En eso de escritores y dictadores la Academia Sueca ya había tenido sus tormentas cuando Knut Hamsun, galardonado en 1920, reveló sus sentimientos filonazis, que alcanzaron su apogeo en el panegírico que le dedicó al genocida: “Era un guerrero, un guerrero para la humanidad y un predicador del evangelio sobre el derecho de todas las naciones (...) Su destino histórico fue precisamente actuar en un tiempo de brutalidad, que finalmente le hizo caer”. Knut Hamsun se quedó sin su medalla de Nobel, pero porque se la regaló a Goebbels en 1943. 
 
En resumen, nadie puede devolver a la vida a todos estos escritores que en su momento debieron haber sido galardonados como corresponde y bajo ningún punto de vista ser descalificados verbalmente de aquella manera por nadie.
 
 

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