EFECTO ELECCIONES

Macri y un diálogo político para repartir los costos de sus reformas

Mauricio Macri está convocando a una mesa de diálogo político, social y sindical después de haberse fortalecido en las elecciones del domingo pasado. Las últimas convocatorias que se recuerdan en la Argentina fueron con gobiernos en situación de debilidad. Pero el cambio de tendencia tiene sus razones. El Gobierno quiere impulsar una serie de reformas impopulares y no quiere perder capital político. Para eso, necesita compartir los costos. Con los gremios y las empresas en el caso de la reforma laboral y previsional. Con los gobernadores la reforma tributaria y fiscal y la coparticipación. A eso quiere agregar una reforma educativa y de la ley de Ministerio Público Fiscal, para deshacerse de la procuradora Alejandra Gils Carbó.

La convocatoria de Mauricio Macri al diálogo multisectorial sería la primera que hace un gobierno que viene de ser ratificado y fortalecido en las urnas. La práctica política argentina indica que candidato que va ganando en las encuestas no debate y que Gobierno que gana una elección y se fortalece no habla con nadie. Hasta ahora fue así. En un breve repaso, el último antecedente de llamado a una mesa de diálogo a opositores fue el de 2009 de Cristina Fernández, tras la derrota en las legislativas de ese año que llevaban al fallecido Néstor Kirchner como primer candidato a diputado nacional en la Provincia de Buenos Aires. Esa convocatoria, que dividió a las opositoras Margarita Stolbizer y Elisa Carrió, derivó en una reforma política que instauró como principal novedad las PASO, las que la propia expresidenta eludió en las recientas legislativas al no permitir la interna con Florencio Randazzo. Antes, Eduardo Duhalde -en circunstancias muy distintas- hizo un llamado similar para superar la crisis de 2001. Y más atrás, Fernando de la Rúa no tuvo éxito con su convocatoria de 2001, meses antes de que estallara la crisis económico-social y de que perdiera las legislativas pero con su gobierno ya condenado.

Volviendo a Macri, su llamado al diálogo no ocurre en un contexto de derrota política ni debilidad a pesar de que no maneja ninguna de las cámaras del Congreso. Tampoco con una economía al borde del colapso. Viene de ganar con más del 40% a nivel nacional en las legislativas del domingo y de imponerse en los 5 principales distritos electorales del país. Lo que necesita es imponer las reformas que imagina, y que en algunos casos serán impopulares para varios sectores, sin pagar todo el costo político que ello implica. Será una novedad.

Regresando en el tiempo, la última convocatoria al diálogo político fue la de Cristina Kirchner en julio de 2009. Fue a casi dos semanas de la derrota electoral en las legislativas donde Néstor Kirchner fue derrotado por Francisco De Narváez en la decisiva provincia de Buenos Aires. Esa fue la consecuencia electoral del enfrentamiento con el campo.

Por entonces, Cristina hizo el anuncio durante un acto en la provincia de Tucumán por la celebración del día de la Independencia. Mencionó tres ejes básicos de discusión: economía, democracia y sociedad.

“Debemos convocar al más amplio diálogo a todos los sectores. Es necesario tener la amplitud de convocar y escuchar a todos y ver la viabilidad de las propuestas que los distintos sectores acerquen al Gobierno”, había dicho la exmandataria y precisó que llamaría “a una misma mesa a los sectores de las finanzas, la industria, los servicios, la energía, al campo y, por supuesto, a los trabajadores”. “Hay que debatir una profunda reforma política. Los partidos políticos son el sustento de la democracia”, agregó.

La Jefa de Estado anunció también que pondría a consideración del Congreso un proyecto de reforma política que implique “elecciones primarias abiertas para decidir candidatos presidenciales”. Eso terminaría concretándose con las PASO.

El llamado de Cristina terminó dividiendo a la oposición que sospechaba de un intento de ganar tiempo por parte de la presidenta. Fue ruptura de la sociedad entre Margarita Stolbizer y Elisa Carrió, es última se negó a participar de las reuniones a las que llamó el Gobierno kirchnerista.

La muerte de Néstor Kirchner al año siguiente cambiaría el panorama político y Cristina se recuperaría con la victoria en las presidenciales de 2011.

Eduardo Duhalde tuvo que convocar a una amplia mesa de diálogo multisectorial en un contexto de crisis terminal del país. Fue en enero de 2002 y el llamado tenía como propósito consensuar medidas de Estado que permitan al país superar la crisis económica y social.

La convocatoria a un encuentro "amplio y plural", fue transmitida por cadena nacional e incluyó a la Iglesia con el por entonces cardenal Jorge Bergoglio a la cabeza.

Duhalde buscaba consenso político, social y de los sectores productivos para avanzar en un plan económico sustentable. El temor era que todo terminara mal como en el llamado que había hecho meses atrás Fernando De la Rúa.

El ex presidente de la Alianza había convocado a una Mesa del Diálogo Social mientras la CGT reclamaba la reactivación económica y las autoridades no querían que nada afecte el blindaje financiero. El llamado a la "unidad nacional" del presidente radical ocurrió en medio de una de las peores crisis financieras del país.

La convocatoria logró reunir a sectores sindicales, empresarios y financieros. Además, acudieron figuras como los ex presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem.

Pero no se logró confianza con los gremios y los empresarios opinaban que luego de obtenida la ayuda financiera internacional con el blindaje, el Gobierno no había hecho nada para activar la economía.

El llamado al diálogo fracasó y con la derrota de la Alianza en las legislativas y el estallido de la crisis, De La Rúa terminó renunciando en diciembre del mismo año en que había convocado al diálogo.

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