ARGENTINAZO

Francisco lleva a la teología vaticana el concepto de "guerra sucia"

El diablo trata de destruir a la Iglesia con las divisiones y con el dinero, con una "guerra sucia" en la que siembra "celos, ambiciones, ideas, pero para dividir", o siembre "codicia", dijo el papa Francisco en la Misa matutina en la capilla de la Casa Santa Marta, reportó Iacopo Scaramuzzi para la web Vatican Insider. Evidentemente, Jorge Omar Bergoglio tiene la Argentina siempre presente. Por si faltara otro ejemplo: obispos de Buenos Aires elaboraron un documento sobre la integración de los divorciados que se han vuelto a casar (con admisión a los sacramentos solo caso por caso), y el Papa lo leyó 'al toque' y los felicitó: "Muy bueno el texto porque explicita cabalmente el sentido del capítulo VIII" de la Exhortación “Amoris laetitia”.

"Guerra sucia" es un controversial término utilizado en distintos contextos para indicar situaciones de intervención del ejército, paramilitares y terroristas en la cual se enfrentan contra grupos políticos disidentes y opositores en un país determinado. En la Argentina mucho se utilizó el concepto de "guerra sucia" entre quienes adhieren a la llamada Doctrina de los 2 Demonios, rechazada frontalmente por quienes reivindican a los terroristas de los '70, a quienes no llaman terroristas sino militantes políticos y afirman que el único terrorista fue el Estado.

¿Cuándo comenzó la "guerra sucia"? Las organizaciones que reivindican a los terroristas/militantes (y es notable que Wikipedia adhiera a esta posición) lo ubican en el Proceso de Reorganización Nacional. Grave error histórico porque la Triple A, por ejemplo, un ejemplo de "guerra sucia", comenzó durante el gobierno democrático de Perón/Perón, período en el que, además, se ordenó el combate de los militares hasta "exterminar" a quienes intentaban imitar la Revolución Cubana en la Argentina.

Es inevitable recordar todo eso cuando un Papa argentino utiliza el concepto "guerra sucia" para una interpretación teológica. Los colombianos, mexicanos y españoles también pueden interpretar con precisión el ejemplo, que no es universal, evidentemente. Pero corrobora, una vez más, la historia argentina que sigue acompañando a Francisco, quien durante 1 semana mantiene un consejo con los 9 cardenales que le ayudan en el gobierno de la Iglesia Católica Apostólica Romana y en la reforma de la Curia, el llamado «C9».

"El diablo trata de destruir a la Iglesia con las divisiones y con el dinero, con una «guerra sucia» en la que siembra «celos, ambiciones, ideas, pero para dividir», o siembre «codicia». Lo volvió a decir Papa Francisco en la Misa matutina en la capilla de la Casa Santa Marta. Afirmó, partiendo del regaño de San Pablo a los Corintios por sus discusiones, que con tal de dividir, el diablo trata de atacar la que es la raíz de la unidad, es decir la celebración eucarística.

Jorge Mario Bergoglio dijo que «el diablo tiene dos armas muy poderosas para destruir a la Iglesia: las divisiones y el dinero», un concepto que había expresado hace pocos días en la audiencia que concedió a los obispos que participaron en un seminario que se llevó a cabo en Roma organizado por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (Propaganda Fide). Esto, dijo el Papa, según lo que indicó la Radio Vaticana, ha sucedido desde el inicio: «Divisiones ideológicas, teológicas, que laceraban a la Iglesia. El diablo siembra celos, ambiciones, ideas, ¡pero para dividir! O siembra codicia». y, como sucede tras una guerra, «todo está destruido. Y el diablo se va contento. Y nosotros, ingenuos, seguimos su juego. La de las divisiones es una guerra sucia – repitió una vez más el Papa –, es como un terrorismo», como el terrorismo de los chismes en las comunidades, el de la lengua que mata, «arroja la bomba, destruye y yo permanezco».

«Y las divisiones en la Iglesia no dejan que el Reino de Dios crezca, no dejan que el Señor se haga ver bien, como Él es. Las divisiones hacen que se vea esta parte, esta otra parte en contra ésta y contra de… ¡Siempre contra! No hay aceite de la unidad, el bálsamo de la unidad. Pero el diablo va más allá, no sólo en la comunidad cristiana, va precisamente a la raíz de la unidad cristiana. Y esto es lo que sucede aquí, en la ciudad de Corinto, a los corintios. Pablo los reprende —explicó Bergoglio— porque las divisiones llegan justamente, precisamente a la raíz de la unidad, es decir, a la celebración eucarística». (...)".

Pero hay más ejemplos de la argentinidad permanente de Francisco.

Andrea Tornielli, también en Vatican Insider, relató:

"(...) El documento de los obispos de la región de Buenos Aires fue enviado al clero a principios de septiembre y está escrito en forma de carta que ofrece a los sacerdotes algunos criterios en relación con el octavo capítulo de la Exhortación y, en particular, sobre el posible acceso a los sacramentos para divorciados que hayan contraído una nueva unión. Antes que nada, se afirma que no conviene «hablar de «permisos» para acceder a los sacramentos, sino de un proceso de discernimiento acompañado por un pastor». Un camino en el que el pastor «debería acentuar el anuncio fundamental, el kerygma, que estimule o renueve el encuentro personal con Jesucristo vivo». Para este «acompañamiento pastoral» se necesita que el sacerdote demuestre «el rostro materno de la Iglesia», exige «la caridad pastoral del sacerdote que acoge al penitente, lo escucha atentamente y le muestra el rostro materno de la Iglesia, a la vez que acepta su recta intención y su buen propósito de colocar la vida entera a la luz del Evangelio y de practicar la caridad». (...)".

De inmediato Francisco no sólo lo tuvo sobre su mesa sino que lo leyó:

"(...) El 5 de septiembre llegó la respuesta del Papa, que felicitó a los obispos por su trabajo: «un verdadero ejemplo de acompañamiento a los sacerdotes». Y después, la frase clave: el texto de los obispos de la región de Buenos Aires «El escrito es muy bueno y explícita cabalmente el sentido del capítulo VIII de “Amoris laetitia” No hay otras interpretaciones. Y estoy seguro de que hará mucho bien». Con respecto al «camino de acogida, acompañamiento, discernimiento e integración», Francisco escribió: « Sabemos que esto es fatigoso, se trata de una pastoral “cuerpo a cuerpo” no satisfecha con mediaciones programáticas, organizativas o legales, si bien necesarias»."