por AGUSTÍN MONTEVERDE
LA ARGENTINA NECESITA UN PLAN ECONÓMICO
Peligro: Visiones enfrentadas entre Prat-Gay y Sturzenegger
Complicadísima la política económica a causa del enfoque diferente que tienen el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay; y el presidente del Banco Central, Guillermo Sturzenegger. Es evidente que se precisa cuanto antes que Mauricio Macri deponga su ego y permita que exista una autoridad económica con la autoridad suficiente para tomar medidas que acorten la recesión y permitan acelerar la actividad: esto es lo que surge de la lectura de un fragmento del más reciente informe del estudio Massot & Monteverde.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (InC). Prat Gay se reunió con el jefe de Gabinete para ultimar detalles del plan fiscal de este año.
> El plan bosquejará cómo se piensa reducir el gasto durante 2016 para llegar a una meta de déficit de 4,8% del PBI para todo el año.
> Al mismo tiempo la idea es ratificar que no se proyectan nuevos reacomodamientos tarifarios, despidos o subas de impuestos.
> Prat Gay anunciará que se están regularizando los desembolsos para obras y que el mes próximo estarán plenamente normalizados, lo que usará para argumentar que se sumarán 150.000 puestos de trabajo en el aérea de infraestructura.
> Sturzenegger también tendrá su parte y esbozará el programa monetario.
> Aprovechará para anunciar una baja de $ 60.000 millones en el stock de LEBAC para así dejar espacio a nuevas colocaciones.
> El Central está bajo presiones cruzadas por su manejo monetario restrictivo, que lo colocan en un dilema entre rendirse a ellas y poner en riesgo el frente cambiario e inflacionario o cargar con la responsabilidad del enfriamiento de la economía.
> En el seno del gobierno hay, pues, un marcado enfrentamiento entre dos visiones sobre la política económica a seguir en los próximos meses.
> La postura del Banco Central es mantener una política monetaria restrictiva que seque la plaza de pesos y por ende comience a frenar los precios.
El hecho de que aún no se vea una retracción de los precios obedece al lag natural con que impacta la emisión desaforada de la gestión Vanoli y el efecto cascada de la devaluación y la suba de tarifas.
*La inflación de los primeros 4 meses del año rondará 16%.
* El alza de los precios tendrá su pico en abril.
> El BCRA apuesta a que podrá bajar la tasa en el 2do. semestre porque la inflación comenzará a ceder.
* Si bien algunas subas de bienes y servicios caerán en mayo, en ese mes juega a favor la estacionalidad negativa de las liquidaciones de impuestos.
* En junio debiera comenzar a verse un descenso paulatino.
> El otro enfoque caracteriza la posición del ministro de Hacienda, que critica por lo bajo —y no tan bajo— al BCRA.
> Según Prat Gay hay que atacar la inflación de forma heterodoxa para no frenar más la economía.
> Su propuesta pasa por “alcanzar acuerdos sociales, seguir a los formadores de precios y revisar las cadenas de valor”; es decir, este enfoque deja a un lado el hecho de que la inflación es un fenómeno monetario y cuya causa es la necesidad de cubrir el exceso de gasto.
> Hacienda considera —o, al menos, sostiene— que la estabilidad del tipo de cambio tampoco es un problema porque “el peso va a tender a apreciarse”; es decir, también hace caso omiso de las abundantes evidencias de atraso cambiario.
> No se puede entender en otra clave que política la postura de Prat Gay; como también su insistencia respecto a que 2016 cerrará con una inflación de 25%, algo que a esta altura resulta a todas luces imposible.
> Tampoco tiene mucho sentido dar por válidos los objetivos anunciados de recorte del déficit fiscal cuando está a la vista que el desequilibrio se está amplificando y no se tiene en carpeta ninguna reforma estructural con ese fin.
> Si no se recorta el gasto, tarde o temprano una nueva devaluación se hará realidad, sea implementada por el Banco Central o —tanto peor— por el mercado.
> Lo curioso de todo este enfrentamiento es que el ministro de Hacienda cuestiona algo que el BCRA hace para reabsorber los pesos que Hacienda le pide.
• Si se atacara con determinación el gasto, la tarea del BCRA sería más liviana.
• En definitiva, no hay un dilema del BCRA en torno a la política monetaria a seguir; el dilema es de Hacienda, que debe decidir si encara o no una reforma estructural del gasto.
> La prioridad declarada por el BCRA es la inflación pero en realidad lo que más preocupa es mantener calmo el mercado cambiario; cualquier patinazo en este flanco será cargado a su cuenta con el argumento de que —supuestamente— luego de la colocación de la semana pasada el peso debería revaluarse.
> Ahora bien, cualquier pedido adicional de pesos en lo que resta del año por parte del Tesoro lo obligaría a emitir más de proyectado y, consiguientemente, esterilizar y ampliar el déficit cuasifiscal, lo que demandaría mayores esfuerzos de tasa para reabsorber esos fondos.
> El Banco Central mantiene como meta de asistencia un monto similar al transferido en 2015, de $ 160.000 millones.
> Pero las necesidades de financiamiento del Tesoro considerando los nuevos números de marzo podrían superar los $ 400.000 millones.
> Cuanto más liquidez debiese absorber, más desplazaría el crédito al sector privado y —paradojalmente— más ataques sufriría por parte de Hacienda —responsable primario de la emisión adicional a esterilizar.
> A ello hay que añadir las compras de divisas, que tiene un rol obviamente expansivo.
> Por un lado, está la oferta estacional que vendrá con al liquidación de al cosecha.
> Por el otro, la salida del default ha estimulado planes de colocación de deuda de compañías y provincias.
* Tan sólo YPF contempla tomar fondos por un monto de US$ 3.000 millones.
* Las provincias sumarían otros US$ 4.500 millones.
> De todas formas, el incremento en la oferta de divisas será contrarrestado progresivamente con la cancelación de importaciones pendientes de pago y los giros de utilidades que están en espera.
> Algo que tiene inquieto a Prat Gay es que la lluvia de dólares, que en su momento esperaban, nunca llegó.
• Fue en su reciente estada en EEUU que alcanzó a comprender la raíz del problema.
> Los inversores extranjeros le aseguraron que miran con interés a la Argentina para desembarcar con sus capitales pero, previamente, quieren ver a los inversores locales dar ese paso.
> No se trata, simplemente, de que entren fondos en razón de un blanqueo de capitales, con cuyos exagerados alcances suele soñar despierto más de un miembro del gobierno.
> Lo que el mundo espera es que los argentinos se desprendan de parte de sus abundantes activos externos para jugarlos en inversiones productivas; jugada improbable mientras perciben que los esfuerzos oficiales se concentran más en cubrir el déficit antes que reducir el gasto, que la demoledora carga impositiva crece imperturbable, las regulaciones proliferan, y que la tasa en dólares supera el retorno de cualquier negocio.
Hasta que no vean claras señales en estos aspectos, no se moverán; y mientras no se muevan, la rueda de la economía tampoco lo hará.