LA MEJOR DEFENSA ES EL ATAQUE

Narcosobrinos: La queja de Diosdado y las acusaciones variables

Desde Caracas, el presidente de la Asamblea Nacional investigado en Nueva York por narcotráfico, Diosdado Cabello, señaló a USA de haber secuestrado a Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, sobrinos del presidente Nicolás Maduro, sin dar mayores explicaciones sobre el caso. En Venezuela interpretan que la postura de los acusados de delatar a cualqueira no está funcionando y el entramado sigue sin definirse.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - Diosdado Cabello, criticó este miércoles que las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) venezolanas no han levantado sus voces para denunciar la violación de derechos humanos contra los ciudadanos venezolanos Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas al ser detenidos por la Agencia Federal Antidrogas (DEA), publica Aporrea 
 
"Ni una sola de estas ONG de Venezuela ha mostrado preocupación por la violación de los derechos humanos de unos venezolanos ¿Saben por qué? Porque los gringos son los que les dan la plata (?) Ni uno solo ha dicho nada, absolutamente nada?, señaló la primera autoridad legislativa durante el programa Con el Mazo Dando.
 
Dijo que con este caso algunos medios de comunicación han montado"una olla? donde intentan vincular a los venezolanos detenidos con la primera dama, Cilia Flores.
 
El legislador reiteró que ambos ciudadanos fueron secuestrados por el organismo estadounidense. Al respecto, Cabello aseveró el pasado lunes 16 de noviembre que el procedimiento ejecutado por el referido organismo norteamericano en el momento de la detención fue"irregular" 
 
"Lo que ha hecho la Agencia Federal Antidrogas (DEA) es algo muy irregular de secuestrar gente, es algo extraño", dijo el asambleísta en esa oportunidad.
 
El pasado 11 de noviembre medios de comunicación informaron que los ciudadanos venezolanos Francisco Flores de Freites y Efraín Campo Flores fueron fueron detenidos en Puerto Príncipe y llevados a EEUU por agentes de la DEA.
 
Entretanto, para la web venezolana Tal Cual Digital, Mario Szichman, reporta acerca de las dudas que se han generado en torno al caso de los narco sobrinos con el cambio de testimonios de los imputados:
 
Funcionarios de la Drug Enforcement Administration, DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, detuvieron en Puerto Príncipe, Haití, a Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, acusados de conspirar para exportar cocaína al país del norte. Ambos son sobrinos del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, y de su esposa, Cilia Flores.
 
Los jóvenes fueron detenidos en la capital haitiana el martes 10 de noviembre de 2015, dijo The New York Times. La “cover operation,” operativo encubierto de la DEA, había comenzado en abril de este año.
 
Se prolongó durante ocho meses, y es improbable que los funcionarios de la agencia antidrogas hayan recibido órdenes de sus superiores para que el bombazo periodístico le estallara en la cara al gobierno de la Revolución Bolivariana escasas semanas antes de las elecciones parlamentarias del seis de diciembre, con el propósito de afectar sus posibilidades de triunfo.
 
Horas después de divulgarse el arresto, el presidente venezolano difundió un mensaje. Sin aludir a los arrestos, dijo: “Ni los ataques, ni las emboscadas imperialistas, tendrán efecto en el Pueblo de los Libertadores. Solo tenemos un destino… Victoria…”
 
La idea de Campo Flores y de Flores de Freitas, era, según el periódico neoyorquino, enviar 800 kilos de cocaína a Estados Unidos, para venderlos en las calles de Nueva York.
 
La agencia noticiosa Reuters, y el periódico especializado en finanzas The Wall Street Journal, ofrecieron esta versión: en octubre pasado, los sobrinos de Cilia Flores se entrevistaron con un hombre en Honduras, y discutieron la posibilidad de transportar narcóticos a través de la nación centroamericana. Fue un error propio de amateurs, pues el hombre “era un informante de la DEA”.
 
Ese mismo informante viajó luego a Venezuela. Los jóvenes “le proporcionaron un kilogramo de cocaína como muestra de las drogas que intentaban proporcionar”. Hubo al parecer varios encuentros, en el curso de los cuales agentes de la DEA “filmaron videos e hicieron audiograbaciones”.
 
Eso es también propio de amateurs. Se pensaría que personas presuntamente dedicadas al tráfico de drogas toman precauciones a fin de no ser atrapadas con las manos en la masa. ¿No contaban con alguna casa de seguridad, o con personas adiestradas en tareas de inteligencia, a fin de evitar las emboscadas?
 
Quizás el hecho de que las reuniones se realizaron en alguna parte de Venezuela, les hizo bajar la guardia. Tampoco se descarta la existencia de algún soplón. No hay muchos detalles posteriores, pero es previsible que Campo Flores y Flores de Freitas abandonaron la idea de transportar los estupefacientes por Honduras, y decidieron en cambio concretar el operativo en Puerto Príncipe, Haití.
 
Existía el antecedente de Fabio Lobo, hijo del expresidente de Honduras Porfirio Lobo, arrestado en mayo de 2015, tras ser acusado de narcotráfico.
 
Honduras es uno de los países de América Latina más afligidos por el tráfico de drogas. Inclusive la tasa de homicidios anual, de 90 personas por cada 100.000 habitantes, la más alta del mundo, según las Naciones Unidas, se atribuye en buena medida a los enfrentamientos de bandas por el control de la venta de narcóticos.
 
Hay conjeturas de una fuerte presencia de la DEA en Honduras, y es mejor evitar esa nación como punto de encuentro. Por eso los sobrinos de Cilia Flores prefirieron dirigirse a Puerto Príncipe, Haití. Curiosamente, el hijo del expresidente de Honduras, hizo el mismo cálculo mental, y por eso hizo su última transacción comercial en Puerto Príncipe, donde agentes de la DEA le pusieron los ganchos, y se lo llevaron para Estados Unidos.
 
No es improbable que en el mismo avión donde viajaron luego Campo Flores y Flores de Freitas. Por cierto, de ser declarado culpable, Fabio Lobo “enfrenta una condena de cadena perpetua”, dijo The Associated Press.
 
CANTANDO PARA EL CARNERO
Uno de los aspectos más interesantes de la captura de los sobrinos de Cilia Flores es que luego de mostrar sus pasaportes diplomáticos, y descubrir que valían menos que papel mojado, empezaron a delatar a todo el mundo. Uno se pregunta en qué imprenta confeccionan esos documentos que en muchas partes son considerados falsos.
 
Según dijo el El Nuevo Herald, mencionando fuentes judiciales, “ambos jóvenes conversaron extensamente con los agentes estadounidenses después de ser arrestados, brindando amplios detalles sobre cómo operaba la red de narcotráfico”.
 
Los jóvenes declararon inicialmente, según El Nuevo Herald, que “la droga pertenecía al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello”. Rápidamente, los agentes de la DEA “desmontaron la versión”, dijo el periódico. Y eso “pese a que el funcionario venezolano también está siendo investigado en Nueva York por narcotráfico”.
 
De nuevo, los jóvenes exhibieron la marca del aficionado. Ignoramos la idea que tienen los sobrinos de Cilia Flores de la forma en que se administra la justicia en otros países. Tal vez en algún espacio habitado, donde la ley ha cesado de funcionar, basta la palabra de un presidente para enviar a una persona a la cárcel. Es lo que ocurrió con la jueza María Lourdes Afiuni.
 
En diciembre de 2009, la jueza fue detenida por orden del entonces presidente Hugo Chávez Frías, y sometida a vejámenes, tras otorgar la libertad condicional al empresario Eligio Cedeño, acusado de presunta corrupción en el manejo de dólares regulados.
 
La jueza alegó que Cedeño había estado bajo custodia por un período más prolongado que el permitido por la justicia venezolana, y que su dictamen acataba la recomendación de la comisión de derechos humanos de las Naciones Unidas.
 
El 11 y 21 de diciembre de 2009, Chávez Frías aludió a la jueza en dos cadenas de radio y televisión. En la primera la calificó de “bandida” y reclamó para ella 30 años de cárcel. En la segunda se congratuló de su arresto con las palabras: “Estás bien presa, comadre”. Pero, en la mayoría de las naciones del mundo, los jueces no consideran que una orden de un presidente deba ser acatada. Va contra sus fueros. Tampoco, que la delación sea una prueba.
 
Como los sobrinos de Cilia Flores carecían de pruebas para mostrar la verdad de sus delaciones, cambiaron el discurso. Poco después, dijo el periódico de Miami, “Los jóvenes testificaron que la droga pertenecía al gobernador del estado Aragua, Tarek El Aissami”. Al parecer, tampoco tenían pruebas para fundamentar tal chivatazo.
 
Ahí fue que les entró la desesperación. Debe haber sido un curioso espectáculo observar a dos sospechosos de narcotráfico ansiosos por confesar y hacer funcionar el ventilador para que los desechos de la digestión se desparramaran por la oficina donde eran interrogados.
 
Mientras Campo Flores y Francisco Flores de Freitas se peleaban por ver quién era más estridente en sus denuncias, sus interrogadores les pidieron que se calmaran. El Nuevo Herald dijo que los funcionarios les advirtieron sobre las consecuencias de divulgar tal información, pues los testimonios “podrían ser usados en su contra”.
 
Uno de los pilares de la Constitución de Estados Unidos es The Fifth Amendment, la Quinta Enmienda, que proclama The Right Against Self-Incrimination, el derecho de todo individuo a no incriminarse. Y por buenas razones. A veces una persona, aterrada por su arresto, puede admitir hechos que no cometió, simplemente para quedar bien con sus carceleros a fin de lograr una disminución de su pena.
 
Pero al parecer, eso no les frenó la lengua a los jóvenes. “Los sobrinos de la pareja presidencial hablaron por horas. Uno de ellos incluso lloró arrepentido dentro del avión”, dijo una fuente a El Nuevo Herald.
 
Ahora habrá que separar la paja del trigo, y verificar si Campo Flores y Flores de Freitas pueden ratificar sus denuncias con pruebas, o si aceptarán que carecían de cómplices, y elaboraron por su cuenta el plan de enviar cocaína a Estados Unidos.
 
Félix Jiménez, quien llegó a ocupar el tercer puesto en importancia en la DEA antes de pasar a retiro, dijo al diario de Miami que si las evidencias contra los sobrinos de Cilia Flores son aceptadas en un tribunal, podrían pasar muchos años entre rejas.
 
“Su única esperanza para reducir la condena”, dijo Jiménez, “sería cooperar con la fiscalía, con el propósito de ayudar a enjuiciar a personas de mayor peso dentro de las operaciones de narcotráfico”.
 
El problema ahora, para ambos jóvenes, es conseguir sólidas evidencias. Y con ese propósito tendrán que ponerse a estudiar, ver películas de gángsters, donde explican muy bien la manera en que giran las ruedas de la justicia, y estudiar leyes. Hay varios casos de prisioneros que se convirtieron en excelentes abogados, ayudaron a varios de sus compañeros en su defensa, y cuando salieron de la cárcel, abrieron bufetes de sólida fama.
 
Al menos, los sobrinos de Cilia Flores han aprendido una lección: hasta para ser un malandro hay que ser un excelente profesional. Y a la hora de delatar, no es suficiente ser un patriota cooperante, aunque seguramente ayuda que algunos familiares circulen en las esferas de poder.

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