Este pequeño comentario podría titularse “un filósofo criollo responde a los europeos”, pues acaban de enviarme varios amigos un artículo publicado en el diario de izquierda Página/12 y otro en Ia agencia liberal progresista Infobae, titulados algo así como: “Qué piensan los filósofos sobre el coronavirus”. Y allí aparecen las opiniones de Zizek, Byung Chu, Harari, Agamben, Chomsky, Esposito, Jean Luc Nancy y algún otro.
NO APRESURAR PREVISIONES
Los filósofos y el coronavirus
Así como Urgente24 ya explicó que la crisis de las economías, en especial de los mercados de valores, ya había comenzado antes de la pandemia, pero con el COVID-19 se 'blanquean', es probable que algo parecido ocurra con los problemas estructurales de la Civilización contemporánea, y luego llegó el nuevo coronavirus. Esto es necesario que conste para darles el beneficio de la duda a quienes elaboran pronósticos taxativos acerca de lo que vendrá. De todos modos, y precisamente por eso, tal vez, resulte necesario leer la reflexión de Alberto Buela. Hora de acción y de reflexión pero no de conclusiones:
Todos estos filósofos, en mi opinión la mayoría no lo son, hablan sobre el futuro:
** que cae la sociedad capitalista,
** que se instaura nuevo socialismo,
** que se viene un totalitarismo sutil de manejo de las masas,
etc., etc. Todas precogniciones, todas prognosis.
La sana filosofía, esto es, aquella que se realiza reflexivamente, aconseja desde siempre que la filosofía “como el buho de Minerva, sale a volar al anochecer” (Hegel). Esto es, cuando la realidad se puso, cuando el fenómeno acabó, cuando está terminado. Y ello no ocurre con la pandemia del coronavirus, pues está en pleno desarrollo.
Ya Weber, Sombart y tantos otros grandes sociólogos aconsejaban que ante un fenómeno masivo como una peste o un acontecimiento mayúsculo es conveniente dejar que se desarrolle antes de ponerse a estudiarlo. Porque de lo contrario solo realizamos conjeturas y no ciencia.
Y esto es lo que les pasó a esto “filósofos europeos”, hablaron por hablar, hablaron al ñudo; fueron víctimas de uno de los rasgos de la existencia impropia de la que habla Heidegger en Ser y Tiempo: las habladurías.
Esto del buho de Minerva ya estaba en el mito de Prometeo cuando en la caja de Pandora queda encerrada la elpis, que los tontos de capirote tradujeron por esperanza cuando en realidad significa la espera o mejor aun la prognosis. Lo que enseña que: el hombre no puede conocer el futuro sino a lo máximo conjeturar sobre él.
De lo que no se puede hablar, hay que callar, aconseja Wittgenstein en la frase final de su 'Tractatus'. Y el viejo Sócrates decía: "tengo un daimon que me dice cuándo debo callar". ¿Cómo van a ser filósofos si no pueden cerrar el 'pico' y, además, les falta 'daimon' = voz interior, o algo parecido.
Ninguno de ellos esbozó hablar de las causas del coronavirus tal como puede ser la manipulación genética y cosas por el estilo, que se fueron de control a las 'ciencias duras'.
Cuando muchos de mis amigos me demandan a diario que escriba sobre el coronavirus les respondo que la filosofía no es horóscopo, no es adivinanza, es un saber reflexivo, que en algún momento se puede traducir en sabiduría existencial, pero ello supone un trabajo profundo en una ascética espiritual que no es para todos.