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GEOPOLÍTICA

Se intensifica la crisis bielorrusa: ¿Nuevo conflicto en puerta entre Bruselas y Moscú?

Tras las polémicas elecciones del 9/8, la líder opositora bielorrusa denunció fraude y se fue del país. Las protestas llevan 10 días; el presidente Lukashenko ya habló 4 veces con Putin y la Unión Europea ha declarado que desconoce los resultados que otorgaron la victoria al incumbente.

La Unión Europea ha declarado que no reconoce la victoria de Alexander Lukashenko en las últimas elecciones presidenciales de Bielorrusia y amenazó con imponer sanciones al régimen, tras una reunión de emergencia que sigue a 10 días de protestas en el país.

Hace 26 años que Lukashenko está en el poder en la exrepública soviética, por lo que se lo conoce como el "último dictador de Europa".

El domingo 9/8, tras la votación, las autoridades electorales mostraron un triunfo del incumbente por el 80%, pero el resultado ha sido cuestionado como fraudulento.

La opositora Svetlana Tikhanovskaya, tras exigir un recuento de votos, tuvo que abandonar el país rumbo a Lituania. Fuentes aseguran que fue presionada por las autoridades para irse. 

"La Unión Europea se para en solidaridad junto al pueblo de Bielorrusia", d ijo Charles Michel, presidente del Consejo europeo. Las elecciones en ese país, advirtió, no fueron "libres ni justas" ni "alcanzaron los estándares internacionales."

"No reconocemos los resultados presentados por las autoridades bielorrusas", advirtió Michel.

"El pueblo de Bielorrusia sabe lo que quiere... Es por eso que nosotros queremos un camino de independencia para Bielorrusia, donde las condiciones políticas sean elegidas por el país en sí mismo", dijo la canciller alemana, Angela Merkel, revelando que Lukashenko había rechazado una llamada telefónica con ella.

Previo a la reunión de emergencia, la líder opositora Svetlana Tikhanovskaya, había urgido a la UE que no reconociera a Lukashenko como presidente. La Unión también llamó a una "investigación completa y transparente" sobre la represión violenta de las manifestaciones pacíficas.

The Guardian destaca un detalle: pese a las críticas y no reconocimiento de resultados, la UE no llamó a nuevas elecciones, sino que pidió un "diálogo nacional inclusivo".

De esta manera, si bien la UE rechaza la victoria del autócrata, lo hace con cierta tibieza: los líderes europeos, advierte el diario británico, no han respondido a los llamados para que expresaran advertencias explícitas contra la injerencia rusa, luego de que el fin de semana, Lukahsenko llamara al mandatario de ese país, Vladimir Putin, en busca de su ayuda.

El martes, Putin habló con líderes europeos para tratar la situación bielorrusa y les advirtió en contra de interferir. Hoy, Putin habló con Michel, tras lo cual el líder europeo dijo que habían tenido un "claro y franco intercambio de opiniones." "El futuro de Bielorrusia debe ser decidido por su pueblo, no en Bruselas, no en Moscú."

Michel dijo que el gobierno ruso no tenía planeada ninguna intervención militar en Bielorrusia.

En la TV de Moscú, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, apuntó contra Polonia, Lituania, Estonia y el Parlamento europeo por intentar meterse en el asunto:

"Nadie está escondiendo que esto se trata de geopolítica, sobre la lucha por el espacio post-soviético. Hemos visto esta lucha en instancias anteriores desde que la Unión Soviética dejó de existir. El último ejemplo, por supuesto, fue Ucrania."

Lavrov reconoció que las elecciones del 9/8 no fueron "ideales" pero destacó la disposición del gobierno a dialogar y criticó a los manifestantes por provocaciones a la policía.

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