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ADIÓS MELANIA, HOLA JILL

Jill Biden, la gran amiga de Michelle Obama y futura primera dama que llegará a la Casa Blanca sin dejar su profesión

En este caso la típica frase "detrás de un gran hombre hay una gran mujer" queda un poco invertida teniendo en cuenta que Jill Biden, la gran mujer del ex vicepresidente y ahora candidato electo en las elecciones presidenciales 2020, Joe Biden, es mucho más que "la esposa de" y se niega a que esto cambie. Jill, o mejor conocida como "Dr. B" por sus alumnos, es profesora y continuará trabajando durante su estadía en la Casa Blanca. Haber entablado amistades entrañables con personalidades como Michelle Obama y el príncipe Harry, no es sinónimo de abandonar la pasión profesional. Pero entonces, ¿quién es Jill, la próxima Primera Dama de Estados Unidos?

Joe y Jill Biden se casaron en 1977, 5 años después del gran accidente que marcó la vida del ex vicepresidente cuando su hija y la primera esposa del entonces senador fallecieron en un accidente de auto. Jill en ese entonces también estaba saliendo de su primer matrimonio con Bill Stevenson que acabó en divorcio. La misma asumió el rol de madre para los hijos de Joe con su primera esposa: Beau y Hunter y luego en 1981 tuvieron a Ashley Biden. Aunque la vida de Jill dio un giro cuando su esposo fue electo compañero vicepresidente en 2008.

Tal como Brigitte Macron, la esposa del presidente francés, Jill es profesora y tiene un doctorado. Aunque la norteamericana lo es de lengua inglesa mientras que la francesa de literatura. Por su parte, la esposa de Joe Biden está a punto de convertirse en la primera Primera Dama en continuar con su carrera profesional una vez viviendo en la Casa Blanca. Jill actualmente enseña en una universidad del norte de Virginia y la misma ya dejó en claro que le gustaría seguir trabajando.

Jill nunca dejo su trabajo. Así lo explicaba su amiga Michelle Obama hace 3 años a la revista People. "Nos subíamos al avión, tomábamos algo de vino, conversábamos pero yo tenía que esperar a que ella termine su tarea porque siempre tiene un millón de papeles para corregir", dijo la ex Primera Dama. "A veces me olvidó que tiene un trabajo de día", concluye.

La relación entre las dos mujeres es más que interesante teniendo en cuenta que existen muchas imágenes de ambas riendo junto a Joe Biden y Barack Obama. Casi que parece que sucediera fuera de Washington. "Las dos fuimos esposas de senadores, y la conexión fue instantánea. Cuando nos conocimos sabíamos que ibamos a ser amigas", explicó Jill en la misma entrevista. 

Por otro lado, y de acuerdo a lo que explicaron fuentes oficiales de la campaña de Joe Biden, ahora que su esposo será presidente, Jill se comprometió a seguir involucrada en los trabajos que ya realizaba en tiempos de Obama: apoyar a las familias militares y combatir el cáncer, los problemas de inseguridad alimentaria creados por la pandemia, así como abordar el acceso desigual a la tecnología y la banda ancha para los estudiantes. Al mismo tiempo le aseguró al Sindicato de Maestros que los mismos tendrán un lugar en la mesa de conversaciones. 

“Imagínense, imagínense a alguien que vive en la Casa Blanca, que ha estado donde estamos y comprende completamente nuestras necesidades y preocupaciones”, dijo Stephanie Ingram, maestra de cuarto grado y presidenta de la Asociación de Educación del Estado de Delaware. Esto teniendo en cuenta que Jill en ningún momento de la campaña de Joe Biden dejó da lado sus objetivos, tanto que en la Convención Nacional Demócrata 2020 ella hizo su discurso desde un aula. 

A primera vista Jill nos remite a una mujer simple y muy inteligente. Una madre y esa típica señora que inmediatamente cuando llegas a su casa ofrece una tacita de té o café. Y por supuesto lo acompaña con alguna masita. Aunque al mismo tiempo es la típica profesora copada pero exigente. A su vez como esposa parece no dejarse pasar por encima ya que de acuerdo a lo que explicó en sus memorias, en la familia Biden las decisiones no se toman individualmente. La misma contó que marchó en el living de su casa con la palabra “No” escrita en su estómago mientras los líderes del partido intentaban que su esposo se postulara para presidente en 2003.

 

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