Mucho se ha hablado sobre la sensación de mayor soledad que produce el estar permanentemente conectado virtualmente. Un nuevo libro, titulado 'Bored Lonely Angry Stupid' (Aburrido solo enojado estúpido) busca examinar esta cuestión arrojando la mirada con fuerza hacia el pasado.
ESTUDIO EXHAUSTIVO
Siglo 21 vs. Siglo 19: ¿Por qué hoy nos sentimos más solos?
Con la llegada del smartphone, llegó la promesa de compañía permanente. La soledad se volvió algo a lo que tenerle fobia en lugar de un valor, los momentos vacíos fueron tildados de 'aburrimiento'. "En nuestra búsqueda por por poner fin al aburrimiento, nuestra creatividad está siendo atrofiada y nos estamos de hecho aburriendo más", explicó una de las autoras del libro. Así, la soledad se convierte en algo insoportable. Adicionalmente, existe una presión creciente por "autopromocionarnos" a través de las redes sociales, mostrando un falso yo perfecto. En los siglos 18 y 19, en cambio, se hacía un fuerte énfasis en la educación en contra de la autopromoción, recordando siempre que somos mortales, frágiles e imperfectos.
Sus autores analizaron diarios, cartas y memorias de estadounidenses de distintos grupos sociales de los siglo 19 y 20, intentando capturar su manera de sentir, y luego lo compararon con entrevistas que llevaron a cabo con estadounidenses hoy en día. Su objetivo fue intentar entender cómo nuestra manera de sentir, nuestras emociones, están siendo transformadas por la revolución tecnológica.
En particular, ellos buscaron analizar cómo fue modificándose nuestra percepción del aburrimiento, la soledad, el ser y la comunidad, y cómo la tecnología incidió en esos cambios, explica Sean Illing del portal Vox. Susan J. Matt, historiadora cultural de la Universidad Estatal de Weber y una de las autoras del libro, fue entrevistada por Illing. Aquí, algunos de los fragmentos más interesantes del reportaje.
"La palabra 'aburrimiento ni siquiera existía hasta mitades del siglo 19. Cuando la gente experimentaba momentos de vacío, los describía como insípidos, monótonos o tediosos. El aburrimiento no era una categoría de la experiencia todavía", explica Matt.
En los siglos 18 y 19, agrega, la gente esperaba tener momentos de sentirse vacío y los aceptaba como parte de ser humano.
Esto no quiere decir que los disfrutara, pero no le sorprendían ni esperaban poder suprimirlos.
"Así como los estadounidenses del siglo 19 aceptaban la monotonía como inevitable, también aceptaban la soledad -o como la llamaban, 'lonesomeness' como parte del orden de las cosas (N de la R: en inglés existen 2 palabras que pueden traducirse como soledad: 'loneliness' la más usada, y 'lonesomeness', a la que refiere la autora); pensaban que era desagradable pero no inesperada y que todo el mundo iba a experimentarla en su vida." La soledad, agrega, era vista en términos generales bajo una luz más positiva, redentora. "Simplemente tener otro lenguaje le daba a la experiencia de estar solo un significado y valor diferentes."
Con la llegada del smartphone, explica la autora, llegó la promesa de compañía permanente.
"Por las promesas de la era digital, cuando experimentamos esos sentimientos (soledad y aburrimiento) nos sorprendemos y alarmamos más que nuestros ancestros)." El principal problema, explica Matt, de perder la habilidad de estar solos, es la pérdida de la creatividad. "Entonces quizás en nuestra búsqueda por por poner fin al aburrimiento, nuestra creatividad está siendo atrofiada y nos estamos de hecho aburriendo más", explicó Matt.
Una de las consecuencias de este narcicismo exacerbado, apunta, es un mayor nivel de ira.
Otro tema que menciona la autora es la presión creciente por "autopromocionarnos".
"Las personas hablan de intentar conscientemente editar sus imágenes para presentar un yo perfecto; se dieron cuenta de que otros también lo estaban haciendo." En cambio, en los siglos 18 y 19, "desde la infancia a la gente se le advertía constantemente en contra de la autocelebración y de la autorpomoción, y se les decía que siempre recordaran que son mortales, frágiles e imperfectos."
Lo que se ve hoy, a través de los posteos en las redes sociales, es que no hay un sentido de las limitaciones como algo humano. "Ha menudo hay poca modestia, o poco miedo de que uno podría estar excediéndose en la autopromoción."
"Mientras que los estadounidenses del siglo 19 percibían los límites sobre cuánta gente podían conocer, cuánta autopromoción podían hacer, cuánta exaltación podían esperar, los del siglo 21 están comenzando a considerar que la reafirmación permanente, la ira desatada, el poder congnitivo infinito, el entretenimiento sin fin y la compañía permanente son lo que nos toca como humanos. Nuestra tecnología nos está dando esta esperanza, aunque no siempre sucede", concluye Matt en la entrevista.