A Boca le costó, pero se llevó el triunfo de visitante frente a Sportivo Trinidense. Además, la derrota de Fortaleza lo pone a tiro de la punta de su grupo.
Cavani se hizo cargo de un tiro libre caliente y la mandó a guardar
Boca venció 2-1 a Sportivo Trinidense por la cuarta fecha del Grupo D de la Copa Sudamericana. Las conclusiones las sacará a partir de mañana, y probablemente el balance no sea tan positivo, pero ahora merece festejar. Dio vuelta el partido sobre la hora con un golazo de Edinson Cavani.
El premio del triunfo en Paraguay, en el estadio Nueva Olla, es doble. Porque el Xeneize tenía que ganar para no perderle pisada a Fortaleza, el primero del grupo, y además esperar a que el conjunto brasileño pierda. Y ocurrió: el equipo carioca cayó 3-1 frente a Nacional Potosí, en la altura.
Eso lo pone a Boca en una situación fundamental: depender de sí mismo. Así que el miércoles que viene, cuando reciba a Fortaleza en La Bombonera, será una final. Luego de los duelos de hoy, la zona quedó de la siguiente manera: Fortaleza (9 puntos), Boca (7 puntos), Nacional Potosí (4 puntos), Sportivo Trinidense (3 puntos).
"Sabíamos que iba a ser un partido trabado", declaró Sergio Romero tras el cotejo. Efectivamente, a los dirigidos por Diego Martínez les costó muchísimo afrontar el encuentro, en un contexto para nada beneficioso dado un pésimo estado del campo de juego. En general, fue un duelo demasiado luchado, con poco juego no solo por una cancha que impedía fluidez, sino porque el visitante estaba muy impreciso y el local no mostraba muchas herramientas.
Sin embargo, el conjunto paraguayo sabía que alguna le podía quedar. Boca también lo sabía, y por eso debía procurar prestar especial atención al juego largo. Y eso fue lo que no hizo. "Sabíamos que la única forma que nos podían complicar era con pelotazo largo, pasó y el equipo se repuso", dijo Figal al término del encuentro.
En efecto, descuidó un pelotazo que salió desde el arco rival, y se mostró muy endeble para no dejar que la pelota superara las espaldas de los centrales. Así fue que Andrada se marchó solo hacia el gol, y definió de manera tal que fue imposible hacer algo para Romero. Era el 1 a 0.
El propio Andrada, que se había sacado la camiseta para festejar su gol y por eso fue amonestado, vería una nueva cartulina amarilla a los 50 minutos, por cortar una transición ofensiva de Boca. Expulsión y un jugador menos para Trinidense.
A partir de entonces, la cancha fue un tobogán. El Xeneize se volcó totalmente en ataque, y bombardeó a centros el área de Trinidense. Sin mucha lucidez ni creatividad, siquiera para sacar buenos centros, pero con ímpetu y valentía. "Buscamos el centro por los costados, tenemos mucha profundidad con Lauti (Blanco)", declaró Figal.
Y así fue. El propio Figal pudo, finalmente, conectar uno de los tantos envíos aéreos del lateral izquierdo de Boca, y metió un cabezazo para descontar. Era el 1-1.
Ya con el resultado de la derrota de Fortaleza en la cabeza, y sabiendo que dependían de sí mismos, el club de La Ribera siguió yéndolo a buscar. "Creo que el campo de juego fue muy importante, pero coincido con que jugadores que no suelen estar imprecisos, hoy estuvieron imprecisos", manifestó Diego Martínez en conferencia de prensa tras el partido.
Con imprecisión y todo, el conjunto argentino fue. Merentiel logró una falta en la puerta del área, y quien decidió patearlo fue Cavani, que no acostumbra a hacerse cargo de los tiros libres. Sin embargo, pareció que lo hubiese hecho toda su carrera: la clavó en el ángulo. "El objetivo que tenemos es pasar primeros. Nunca hay que bajar los brazos porque cuando uno desea algo lo tiene que sentir con el alma", señaló el uruguayo cuando le preguntaron por su gol.
Boca ganó 2-1 un partido muy chato. Más allá de lo futbolístico, el triunfo fue doble. Quedó segundo, a tiro de Fortaleza y dependerá de sí mismo lograr la clasificación como primero del grupo.