La Argentina de Mauricio Macri es un ejemplo del tipo de ayuda que el FMI puede ofrecer alrededor del planeta cuando las economías enfrentan grandes desafíos, según daba a entender la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, a fines de 2018 durante un evento en Washington DC.
ALERTA
Problema para Lagarde: 61% de la deuda de países con el FMI es argentina
Que la Argentina se ubique en el puesto número uno de deudores del Fondo Monetario Internacional no es más preocupante que conocer que acumula el 61% de la deuda de países con el organismo. Ello supone un gran problema para la Argentina pero también para Christine Lagarde por la gran vulnerabilidad que le ha generado su apoyo a rajatablas al país.
Allí afirmó que el organismo multilateral hoy cumple en la Argentina con su misión original, tal como fue definida en los acuerdos de Bretton Woods, luego de la Segunda Guerra Mundial, de asistir a los países en tiempos de dificultades.
Sin embargo, existe un detalle que hoy supone un enorme problema para la titular del Fondo: la Argentina acumula el 61% de la deuda de países con el organismo, lo que supone una vulnerabilidad nada desdeñable.
El apoyo de la francesa a rajatablas a la Argentina le ha provocado al FMI una exposición enorme para con la Argentina.
Según datos publicados por el diario 'BAE' del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), tras "firmar el acuerdo stand-by por US$56.000 millones, la Argentina concentra el 61% de los créditos actuales del FMI".
Un dato que hicieron circular como particular preocupación directivos del ámbito empresario, mientras distintos informes de consultoras sostienen que el país necesitará más ayuda del Fondo, dado que hasta en los escenarios más optimistas el acelerado drenaje de reservas continuaría.
"Venga quien venga, el problema es enorme para salir adelante", le dijo al mencionado matutino uno de los directivos.
Las reservas caen a un ritmo elevado y no hay proyecciones que indiquen un cambio de tendencia. Las obligaciones que genera la deuda con el FMI y con los bonistas encontrarán al próximo gobierno con pocos recursos en divisas.
Un informe del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITE-FGA) reveló el ritmo al que las divisas vienen saliendo. Si bien el swap con China y el préstamo del Fondo contrarrestaron la dinámica temporalmente, si se dejan de lado esos ingresos se observa que la retirada de fondos en dólares del BCRA totalizó US$43.500 millones en los últimos 12 meses. Y peor aun: entre el 8 de marzo y el 24 de mayo la salida, para deuda y fuga, se aceleró y fue de US$413.000 millones.
"Deja serias dudas sobre la sostenibilidad del esquema actual, toda vez que la economía ingresa en un período electoral con final abierto", sostuvo el informe del ITE-FGA.
Y las complicaciones continuarán luego de las elecciones ya que, sin reservas, desde el 2020 en adelante las obligaciones que genera la deuda alcanzan niveles récord.
Un informe de 'Economía & Regiones' reseñó: "Argentina no tiene acceso a los mercados voluntarios de deuda y su endeudamiento está en niveles récord. Si renueva toda la deuda de corto plazo en un 100%, si el próximo gobierno tuviera que pagar amortizaciones e intereses al FMI, la próxima administración debería conseguir aproximadamente US$4103.100 millones entre 2020 y 2023. Por el contrario, si lograra que el FMI le cobrara solamente los intereses del préstamo y el capital se devolviera a partir de 2024, la próxima administración debería procurar financiamiento US$458.500 millones entre 2020 y 2023".
El informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) sostuvo hace unos días, tal como publicamos, que "el financiamiento va a estar comprometido a medida que las elecciones se acerquen, principalmente por la persistente fuga de capitales". Y agregó: "Hay muchas chances de que el dinero del Fondo no alcance. Vemos pérdida de reservas incluso en escenarios optimistas. Y continuarían incluso después de las elecciones. Es muy posible que Argentina necesite acceder a un programa de Servicio Ampliado del FMI".
Para escenarios no tan optimistas el IIF considera que las pérdidas de reservas serán sustanciales ya que los depósitos en moneda local y la posibilidad de un bajo rollover de Letes, cerca de las elecciones, sugieren la posibilidad de un nivel de fuga similar al del 2018. A eso se le sumaría que a partir del 2020 los desembolsos del Fondo irán tendiendo a cero, concluye 'BAE'.
En este marco, ni Argentina saldrá fácil de esta situación, ni la número uno del Fondo, indemne.
La directora-gerente del FMI recibe críticas incluso del directorio del organismo. En el informe final sobre el monitoreo de la economía argentina que los expertos del Fondo realizaron en diciembre de 2017 señalaban: "La economía está rebotando. El gobierno ha desarmado muchas distorsiones y ha hecho importantes progresos en restaurar la integridad y la transparencia en las operaciones del sector público. Esos cambios de política han puesto a la economía en un andar más sólido y han corregido varios de los desequilibrios macroeconómicos más urgentes. El país está experimentando una sólida recuperación, y aun cuando va a seguir el camino de la consolidación fiscal y de los esfuerzos por bajar la inflación, esperamos que el crecimiento aumente en los próximos años".
En ese momento, es decir cinco meses antes de que estallara la crisis cambiaria, el FMI pronosticaba un crecimiento de 2,5% para 2018 y 2,8 para 2019.
Ya a mediados del año pasado, Lagarde recibió hace un par de semanas el tercer reporte de la Oficina de Evaluación Independiente, que es parte de la estructura del FMI y que entre sus objetivos tiene el de contribuir a "fortalecer la credibilidad externa" del organismo, y las conclusiones ya eran muy negativas: "El Directorio y el staff han perdido una oportunidad para aprovechar las recomendaciones de evaluaciones anteriores, y no ha implementado las recomendaciones a tiempo".
El rechazo y las protestas activas contra el FMI se dan en varios otros países. Ocurrió con los jordanos, en Túnez , y hasta en uno de los países más pobres del mundo como Haití, las medidas de recorte de subsidios impuestas por el Fondo al gobierno generaron varios días de violentas protestas con saqueos que tuvieron el año pasado como saldo incluso muertos en enfrentamientos con la fuerza de seguridad.