ECONOMÍA

NEGOCIACIÓN POR LA DEUDA

Countdown para Alberto F y Guzmán: En 50 días hay que acordar con bonistas y FMI

En 50 días el gobierno de Alberto Fernández debe acordar con los acreedores y el Fondo Monetario Internacional, de acuerdo con el calendario que el Gobierno nacional difundió días atrás y que pone como fecha límite el 31 de marzo próximo para terminar con el proceso de renegociación. Ya no hay más tiempo para declamaciones ni experiencias frustradas como el canje frustrado de Kicillof o el del bono dual, empieza la negociación seria. La principal demanda de los acreedores es ver el plan de gobierno de Fernández. Ya hay algunos lineamientos y, como en el caso de Macri, Vaca Muerta podría ser la garantía de pago.

Empezó la cuenta regresiva de los 50 días para que el gobierno nacional cumpla con el calendario que se autoimpuso para la renegociación de la deuda y que tiene como fecha límite el 31/03. Ya no hay tiempo para declamaciones, los acreedores quieren ver la oferta que les hará Alberto Fernández y cómo la pagará en el marco de un plan macroeconómico que haga consistentes los pagos.

Esta semana es importante en materia de deuda porque llega la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que evaluará los números del país y confeccionará un reporte técnico que leerá el directorio del organismo y los acreedores privados.

El miércoles (12/2) el ministro de Economía, Martín Guzmán, explicará en el Congreso los lineamientos generales del análisis de sostenibilidad de la deuda pública. No se espera que allí haga grandes revelaciones, pero enfatizará en la imposibilidad de cumplir con los pagos y la necesidad de renegociarlos.

Pero antes, este lunes (10/2), Guzmán buscará revancha con la refinanciación del vencimiento de alrededor $100.000 millones del bono Dual del próximo (13/2).

La gran incógnita es el plan de Guzmán para renegociar la deuda. Y sobre esto hay varias versiones.

Según BAE Negocios, la idea del ministro de Economía es la siguiente: patear 3 años los plazos de pago previstos para devolver los US$ 44.000 millones que desembolsó el FMI sin pasar a un programa de facilidades extendidas, que implica más tiempo y también más condicionalidades, y conseguir que el staff report que publicarán sus técnicos declare que la deuda externa es insostenible, como elemento de presión ante los bonistas que tienen a su favor el hecho de sentarse a renegociar títulos que nunca dejaron de pagarse.

Justamente esa ventaja, que no existía en el canje de 2005 negociado en medio de un extenso default, pone en duda la posibilidad de avanzar en una reestructuración amistosa, añade BAE.

Sobre los bonistas, la idea es conseguir de parte de los privados un amplio período de gracia para iniciar una recuperación económica que le permita volver a pagar y un importante recorte de intereses más una leve quita de capital.

Por su parte, el diario Ámbito Financiero aporta lo suyo en relación a lo que podría ser la oferta argentina: Equilibrio fiscal desde el segundo semestre. Superávit fiscal garantizado de no menos de 1 punto del PBI desde 2021 hasta el final del mandato actual de Alberto Fernández. Superávit comercial sostenido de entre u$s18.000 y u$s25.000 millones en el mismo período. Y el Gobierno se comprometerá a desarrollar el proyecto petrolero de Vaca Muerta, para que desde 2024 comience a aportar no menos de US$ 5.000 millones extras, que serán la garantía final para que el Fondo se convenza de que la propuesta de pago para devolver los u$s44.000 millones, con una luz de tiempo de tres a cuatro años, es creíble.

Y lo que pedirá el Gobierno, según Ámbito, será: Que se libere al país del corset de un acuerdo tipo facilidades extendidas, y acepte un simple plan de pagos con recupero del dinero garantizado. A cambio, no se le deberán exigir al país reformas estructurales, incluyendo ideas de modificaciones a las legislaciones laborales, previsionales, fiscales o en la relación de fondos con las provincias; las que, aunque haya voluntad de concretarlas por parte del oficialismo (que no la hay), serían imposibles de aprobar en la situación política actual.

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