ECONOMÍA

A LA ESPERA DEL 'BARRIL CRIOLLO'

Ante el repunte del petróleo, la gran pregunta: ¿ya pasó lo peor?

Mientras Vaca Muerta espera que se oficialice esta semana, vía decreto, la implementación del denominado "barril criollo" que fija un valor interno para el crudo de US$45, el petróleo toca su máximo en 2 meses y provoca el surgimiento de pronósticos alentadores que sostienen que "lo peor de la destrucción de la demanda, causado por el covid-19, ha quedado atrás". ¿Habrá realmente pasado "lo peor"?

Tras semanas de disgustos, el petróleo comenzó a ver la luz este lunes: por un lado, con las declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, sobre la recuperación de USA, lo que está apuntalando el dólar; por otro, la recuperación de la demanda de China a niveles pre-covid y, finalmente, el fuerte recorte del ritmo de producción alejó el fantasma de que mañana, cuando venzan los contratos de futuros de mayo, no se repita la situación de abril cuando la falta de capacidad de almacenamiento lastró el precio a negativo.

De esta manera, el Texas estadounidense se disparaba cerca de un 9% hasta los 32 dólares, mientras que el Brent de referencia en Europa subía alrededor de un 6% hasta los 34,7 dólares.

Se trata, como sostiene 'El Confidencial', de la primera vez en dos meses que el crudo de referencia en USA supera los 30 dólares mientras que los productores continúan cortando su actividad para tratar de equilibrar el mercado tras el colapso de la demanda como consecuencia del cierre de la economía para hacer frente a la expansión de la pandemia del covid-19.

De hecho, el número de las plataformas de extracción en USA han caído por novena semana consecutiva hasta niveles no vistos en más de una década, mientras que los inventarios en el hub clave de Cushing, Oklahoma, han caído por primera vez desde febrero, lo que ha permitido a los traders respirar ante el vencimiento de los contratos de futuros del mes de mayo que se producirán mañana.

Fue precisamente la falta de almacenamiento la que provocó que hace un mes, por primera vez en la historia, los traders pagaran incluso, 50 dólares para quitarse el petróleo de encima ante la incapacidad de poder guardarlo en un momento en el que no había demanda por las medidas de confinamiento. Esto provocó una entrada en pánico que arrastró a todos los vencimientos, llegando a caer por debajo de los 6 dólares el barril con entrega en junio.

Ahora, con los planes de desescalada que se han iniciado en todos los países, no sólo en USA, los inversores tienen la sensación de que lo peor para el petróleo habría pasado ya.

De hecho, según el medio mencionado, ya hay informes que se aventuran a augurar una recuperación del precio hasta los niveles de los US$45 dólares, como es el caso de ING.

En este sentido, su director de estrategia de materias primas, Warren Patterson, considera que se ha producido un "gran cambio en el sentimiento del mercado del petróleo" y considera que nos encontramos en "un momento extraordinario".

De hecho, el Brent europeo ha rebotado más de un 60% desde mínimos del mes pasado y asegura que no cree que "vayamos a ver precios negativos de nuevo, en tanto que lo peor de la destrucción de la demanda, causado por el covid-19, ha quedado atrás".

A lo que hay que añadir que "los recortes de producción están ayudando a mantener el precio alrededor de los 30 dólares".

Y es que a los recortes de la producción norteamericana se le suma la rebaja de la cuota de 10 millones de barriles diarios acordada por la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) y sus socios, fundamentalmente Rusia, que ante el desplome del precio superior al 60% en lo que va de año, se ha visto forzada a volver a sentarse en la mesa de negociación que abandonó en febrero y que provocó el estallido de una guerra de precios por parte de Arabia Saudí, que decidió inundar el mercado de crudo en el inicio del estallido de la pandemia en occidente.

Una menor oferta que coincide con la recuperación de la demanda de petróleo de China a los niveles previos a la crisis del covid-19. De hecho, el gigante asiático, epicentro de la pandemia, lleva una ventaja de dos meses respecto a occidente en lo que a evolución de la crisis se refiere. Así, con el país volviendo a la 'nueva normalidad', la demanda de petróleo ha vuelos 13 millones de barriles diarios, niveles en los que se encontraba a primeros del mes de enero.

Vaca Muerta, a la espera

En la Argentina, en tanto, la semana comienza con expectativas para las administraciones provinciales y los desarrollos en Vaca Muerta. Pues, se espera que en las próximas horas se oficialice, vía decreto, la implementación del denominado "barril criollo" que fija un valor interno para el crudo de US$45.

La decisión, que fue comunicada a principios de mes a los gobernadores por el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, comenzará a regir esta semana.

Según el diario 'Río Negro', las autoridades de Neuquén recibieron como anticipo el fin de semana la novedad. Se esperaba por la confirmación y la publicación en el 'Boletín Oficial' de una medida clave para la provincia productoras.

Si bien el valor artificial fijado no es una referencia directa, porque las negociaciones en el mercado petrolero incluyen otras variables, servirá para mejorar y elevar los precios futuros que hoy promedian números apenas por encima de los 20 dólares.

La recaudación por regalías para las provincias productoras debería tener, pese el freno productivo por la cuarentena, un movimiento en alza.

Para Vaca Muerta también será una medida clave como lo fue en la primera etapa de desarrollo del proyecto. No es que la extracción sea más cara que el convencional, en algunos yacimientos incluso es más barata, pero sí alimentará el movimiento en una zona donde los desarrollos venían encaminados a multiplicarse: en marzo se produjeron más de 170 mil barriles, la marca más alta de la última década.

Ocurre que la aplicación de un precio sostén para los barriles que se comercialicen en el país tiene un impacto directo en las regalías que perciben las provincias productoras, y en el caso de las empresas, el precio sostén implica una distribución de la rentabilidad entre los productores y los pocos refinadores que hay en Argentina, dado que como condición para el precio sostén se mantendrá el congelamiento de los combustibles que hoy están por arriba del precio real del crudo.

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