ECONOMÍA

PLAZOS QUE SE ACORTAN

3 alertas: Deuda fiscal + Deuda cuasifiscal + Dolarización

Los problemas están rodeando el rancho argentino, ¿Donald Trump es la caballería al rescate o el que acompaña al cementerio? La situación es compleja por la acumulación de inconvenientes, muy bien explicados por Massot & Monteverde en su más reciente informe:

CIUDAD DE BUENOS AIRES (InC). 3 frentes de problemas, interrelacionados, concentran la atención del gobierno por la amenaza sustantiva significan para la estabilidad en las semanas que restan hasta las elecciones. 

El primero es la deuda fiscal, con el riesgo país como variable crítica. 

El segundo está constituido por la deuda cuasifiscal, íntimamente ligada a la estabilidad de los depósitos bancarios. 

Por último, tenemos el proceso de dolarización de portafolios, y su impacto en el tipo de cambio. 

Las interrelaciones entre estos componentes son múltiples y, en el contexto de fin de ciclo del esquema de carry trade montado durante estos últimos 3 años, las lógicas tensiones entre ellos son cada vez más notables. 

Con el riesgo país testeando con insistencia la zona de los 1.000 puntos básicos, no sólo existe la posibilidad de un contagio al tipo de cambio, con la consiguiente erosión de depósitos bancarios, sino que está en serio riesgo la sustentabilidad financiera de corto plazo. 

Hay una interacción cruzada entre el riesgo país y el tipo de cambio; y a su vez, ambos condicionan la sustentabilidad de la deuda. 

La trepada de semanas atrás del indicador de riesgo llevó al presidente de YPF, M. Gutiérrez a reunirse con Macri para sugerirle recomprar deuda de corto plazo con el objeto de frenar la escalada. 

Desde la secretaría de Finanzas desecharon una recompra con fondos del Tesoro. 

La ANSES ya ha estado usando recursos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema de Seguridad Social para recomprar bonos cortos, como el BONAR 20 y el 24. 

También se ha planteado la idea de cancelar en forma anticipada algunos vencimientos de 2020 para dar una señal de fortaleza financiera; a nuestro juicio, en la presente situación de deterioro, esta acción no alcanzaría a ser suficiente. 

Despejar el panorama de vencimientos de los próximos 18 meses requeriría canjear bonos cortos plazo por títulos más largos, algo que —a las actuales tasas que tendría que reconocer la Argentina— resulta impracticable. 

De hecho, la situación hoy es compleja también para los instrumentos de corto plazo: luego de pagar una altísima tasa en la licitación previa, para la de esta semana el gobierno decidió acortar los plazos de las Letes y Lecap. 

El 23 de abril el Tesoro debió reconocer una tasa de corte de 5,47% para una letra con vencimiento el 29 de noviembre. 

Con vencimientos que caen antes de las elecciones es más fácil atraer a los inversores y se puede pagar menos tasa. 

De esta manera, la entidad pudo pagar una tasa inferior, de 4%, por los escasos 70 días de las letras licitadas. 

El plazo elegido no fue casual: esta Letes caerá en julio, que es el mes de menor vencimiento. 

Para las Lecap fijó un plazo aun menor, de 49 días, y una tasa nominal de 3,5% mensual capitalizable mensualmente. 

Acortando plazos podrán mejorar la renovación pero al costo de acumular compromisos para un momento en que el riesgo será aun mayor y para el que ya no habrá posibilidad de colocar con vencimiento previo a los comicios. 

Las preocupaciones oficiales se centran hoy en un futuro muy corto: en apenas 50 días el gobierno enfrentará un gran desafío financiero, que podría signar su futuro electoral. 

•  Recordemos que el día 22 de junio se cerrarán listas —y consiguientemente ya no habrá posibilidad de cambiar candidaturas— para los comicios presidenciales de octubre. 

Hasta fin de junio, los vencimientos por bonos y letras cortas no serán precisamente menores. 

El día anterior vencerá el Bono Dual por el equivalente a US$ 1.500 MM de capital más sus intereses. 

  Los vencimientos de Letes en manos del sector privado, desde hoy hasta fin de junio, suman US$ 3.090 MM (US$ 1016 MM esta semana, US$ 731 MM el 24 de mayo, US$ 716 MM el 14 de junio y otros US$ 627 MM el día 28). 

Vencimientos de bonos de deuda pública (Massot & Monteverde en base a datos del BCRA).
Vencimientos de bonos de deuda pública (Massot & Monteverde en base a datos del BCRA).

 

Los ven a 31 de mayo, $ 37.000 MM el 28 de junio, a lo que hay que agregar para esta misma fecha otros $ 31.000 MM de las renovadas hoy por 49 días). El total de estos vencimientos en pesos equivale a nada menos que US$ 4.000 MM. 

  Esto significa que en estos próximos 50 días quedará expuesta la real capacidad para hacer frente a los compromisos, luego de haber enfrentado vencimientos por más de US$ 8.600 MM.

En el caso de que durante ese lapso no se lograse renovar una parte sustantiva de los vencimientos y se precipitase la desconfianza del público, las posibilidades electorales del gobierno —de no mediar cambio de candidaturas— habrán quedado atadas a la reelección de un presidente en problemas.

Si debemos basarnos en la experiencia reciente, los antecedentes no conceden margen para abrigar expectativas de un roll over significativo.

El mes pasado, cuando se pagaron vencimientos —correspondientes al Glotal 19— por US$ 3.500 MM, todo se fue afuera.

Y hoy vencieron US$ 1.100 MM de capital y otros US$ 200 MM de intereses correspondientes al Bonar 24, en manos de tenedores privados locales, que tampoco se lograron retener.

La dificultad de renovar vencimientos de deuda se enmarca en el paulatino desarme de posiciones en pesos.

Grandes inversores del exterior son los que encabezaron los desarmes más virulentos de las últimas semanas.

En los último días, y de manera más tímida, se observa una declinación de los depósitos a plazo por parte de ahorristas locales.

La tasa que reciben se ubica más de veinte puntos porcentuales por debajo de la tasa de las Leliq.

Los depósitos a plazo privados en pesos al 30 de abril —último dato informado— sumaban $1,14 billones, equivalente a US$ 25.130 MM a un tipo de $ 45,55 por dólar.

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