OPINIÓN

DESPUÉS DE LAS PASO

La sepsis político-económica de la Argentina

“La sepsis ocurre cuando las sustancias químicas liberadas en el torrente sanguíneo para combatir una infección desencadenan una inflamación en todo el cuerpo. En consecuencia, pueden ocurrir cambios que dañen varios sistemas. Los órganos dejan de funcionar correctamente, lo que puede causar la muerte.”

En verdad, las PASO más que un anticipo de un posible y probable resultado electoral han puesto en evidencia el precario estado de salud de la República, como institución, de la democracia como sistema funcional y de las dirigencias en su función de tales.

Tal como decimos en el copete la “sepsis” es un proceso infeccioso muy grave y ante cuyo diagnóstico, la medicina tiene muy pocas respuestas y las posibilidades de sanación son mínimas.

Hago esta relación porque las medicinas que se aplican ante cada cuestión que nos plantea la realidad como inflación, corridas cambiarias, carencia de moneda, crecimiento de la pobreza, indigencia y marginalidad económica, gasto improductivo, desmesurada y lógica demanda de “buena moneda”, solo consigue inflamar a todo el sistema, dañarlo más de lo que está y dañar órganos esenciales de cuyos resultados se comienza a dudar e incluso a plantear su eliminación, como ocurre con esa descabellada idea de su primer el Poder Judicial. 

Es como si se pretendiera cuidar la vida, eliminando el hígado.

El gobierno y su oposición solo ven el resultado de las PASO de un modo muy mezquino y hasta diría estúpido y no advierten que la grave cuestión es la extrema debilidad institucional de la República, como tal y de la democracia como sistema que otorgue legitimidad política.

El riesgo-país no lo debemos ver desde el hecho que la formula “FF” obtuvo el 47% de los votos que trasladados al 27 de octubre determinaría que sus integrantes se conviertan en autoridades elegidas y con ello lo que queda de “institucionalidad” desaparecería al estilo “Venezuela”. 

O bien que, por lo contrario, el oficialismo  garantizaría a nivel de “Outlet” lo poco que nos queda de institucionalidad formal.

No se quién ganará la elección del 27 de octubre y aún tengo alguna duda que se pueda evitar el “balotaje”, pero de lo que no tengo duda alguna que ante el estado de “sepsis”  que padecemos, el próximo gobierno necesitará de los mejores expertos y que si estos aciertan con la medicación adecuada, nosotros como sociedad deberemos pasar un proceso muy cruento de recuperación, sin saber si el resultado será exitoso o no.

No planteo esto en términos de vida o muerte, porque no creo que los países  puedan desaparecer y además sería un planteo muy trágico, más bien propio de una telenovela  para exhibir a las tres de la tarde.

El planteo lo hago desde otro punto de vista y es desde la convivencia social  que observo en el comportamiento diario de la gente, de sus reacciones desmesuradas ante hechos comunes y ordinarios, las estadísticas que nos muestra tanto el Observatorio para la deuda social de la UCA, como el INdEC sobre nivel de ingresos, pobreza y ocupación.

Hay un segmento social que estimo en el 50/60% de la población que está mal, hay otro segmento quizás un 25% que aun puede navegar con algún rumbo que podría ser el núcleo duro del oficialismo, un segmento de privilegiados que están más allá de todos nuestros males. 

No se puede obviar el nivel de riqueza de los funcionarios públicos que administran la economía cuyos patrimonios y fortunas debería ofrecer una muy transparente trazabilidad, pero que su posición economía personal los inhibe, aunque tenga su mejor buena voluntad, para ponerse en el lugar de quien no puede tener lo mínimo para satisfacer su también mínima pretensión de dignidad, aunque la dignidad no debería tener medidas.

La oposición tiene más picardía dado que muchos de sus cabezas, también gozan de buenas posiciones, en especial Cristina Fernandez y si hijo Máximo, pero como son sabios sofistas, saben aparentar con realismo un nivel de sensibilidad  que impulsa a los sectores más desfavorecidos a creer en ellos en cada elección. 

Esta sepsis populista que saben administrar con notable precisión, hoy más que al peronismo, define al “cristinismo”. 

De ese modo los segmentos sociales más desfavorecidos encuentran en esa opción electoral a “políticos” que les hablan en su lenguaje y desde sus necesidades básicas y ese político tiene nombre y apellido “Cristina Fernandez de Kirchner”, es quien sabe, aunque sea sólo en el día de cada elección, hacer el truco con visos de absoluta realidad, de multiplicar, el pan y los peces.

Eso le es suficiente sea para ganar la elección presidencial o bien conformar una mayoría legislativa que agudicé la sepsis política para que un eventual segundo mandato de Mauricio Macri comience con la duda de si podrá sobrevivir por cuatro años.

La cosa es grave, para todos e insisto los seis candidatos que tienen diversos niveles de representación deben presentar un diagnóstico mínimo, una receta magistral de medicinas, tener el bisturí desinfectado por si hubiera casos de cirugía y un hábil especialista en dolor para asistir  a los que estén en peor situación. Obvio cada uno de los seis tiene el derecho de excluirse.

Por último el gobierno ha tomado medidas que más bien parecen haber sido propuestas por “curanderos” o sanadores, por ejemplo la eliminación del IVA en alimentos debería ser más generalizada en cuanto cantidad, pero para los sectores que tengan  hasta un determinado nivel de ingresos, una  vez más se subsidia la oferta.

El congelamiento del precio de los combustibles ya lo hemos padecido y el propio gobierno sabe a dónde nos lleva, no advierten que asi se potencia este proceso de “sepsis generalizada”. Lo que se debió pensar, es en todo caso, algún tipo de medida excepcional para beneficiar en el pago de la tarifa a los sectores de menores ingresos. 

El subsidio dispuesto de modo racional debería apuntar a bajar las “ventajas” de la marginalidad económica o economía negra, ya que de ese modo se incentivará la formalidad registral.

El Banco Central sigue vendiendo dólares ajenos para mantener un valor “x” del precio del dólar, medido ante una moneda inexistente.

¿Para qué sirve ese gasto 'al cuete'?

Como vemos, no se puede ni alcanza ni con unos ni con los otros, hacemos falta “casi todos y casi todas” porque la unanimidad no existe en la vida real, ¿pero hay otras alternativas?

Podría ser, pero habría que exponerlas antes que sea tarde.