INVESTIGACIÓN

INCERTIDUMBRE ELECTORAL Y ECONÓMICA

La voluntad de pagar por sí sola no garantiza el ingreso de más dinero

Después de haberle puesto el gancho a la mayor exposición crediticia del FMI a un solo país, como Argentina, desde setiembre Christine Lagarde dejará de escuchar las recomendaciones de la Casa Blanca para ir a Europa para ocupar su nuevo puesto en el Banco Central Europeo (BCE). El organismo, para ese momento, tendrá desembolsado casi el 90% del stand by, por lo que al próximo ocupante de la Rosada sólo le quedarán migajas: US$1.000 millones trimestrales hasta 2021, siempre que haga bien los deberes. Sean Macri-Pichetto o los F-F, cualquiera asuma, tendrá sobre la mesa una factura del Fondo por US$56.000 millones y el reclamo de los auditores por el atraso concedido al gobierno para el tipo de cambio, las tarifas y los “permitidos” de la dieta ortodoxa. Con decir que el paquete de campaña para estimular el consumo y apaciguar los precios internos que le financiaron se llevó un desembolso completo de US$5.400 millones. ¿Habrá nuevos telefonazos de Trump al FMI, ya sin Lagarde, para que se le sigan reinyectando dólares a la Argentina si gana la fórmula oficialista de Juntos para el Cambio? Caso contrario, y aunque quisiera, ¿podría meter mano en el Tesoro en 2020, en pleno año electoral? ¿Cuánta plata estarán dispuestos a traer los fondos de inversión internacionales mientras el riesgo país cuadruplique, como ahora, al resto de la región? ¿Qué tipo de cambio y tasa demandan? Desde este lado, tampoco asoman demasiadas variantes. La fuga de capitales que se arrastra en estos 4 años alcanzaría a los US$126.825 millones si se incluyen los intereses de la deuda devengados. Y sostener la pax cambiaria se llevó puesta casi una cosecha e igual redobló la hipoteca.

El 12/09 (un mes antes de nuestras elecciones presidenciales), Christine Lagarde dejará formalmente su silla en el Fondo Monetario Internacional, que ya dejó de hecho, para irse a Bruselas a hacerse cargo del BCE.

Pero en el momento previo a que la reemplace temporariamente en forma oficial, tal como ya lo hizo de hecho, el estadounidenses David Lipton, ex director gerente del Citi, con antecedentes en el fondo Moore Capital Management, pero antes que nada hombre de confianza del presidente Donald Trump, habrá firmado el último tramo precomicial para Argentina, por US$5.385 millones, que desde USA presionaron al organismo multilateral a fin de que se blindara el tránsito de Mauricio Macri a la reelección. 

El veterano economista Miguel Ángel Broda hizo las cuentas del paquete dispuesto por el gobierno para los préstamos de ANSeS, los planes de cuotas sin interés, el congelamiento temporario de las tarifas de luz, agua y transporte, y al tipo de cambio de estos días coincide exactamente con un desembolso enterito de FMI: US$5.400 millones.

A partir de que se defina quién asumirá en diciembre en la Casa Rosada, el préstamo stand-by queda reducido a pequeños giros de US$1.000 millones trimestrales, sujetos al cumplimiento de las metas acordadas que verifiquen las auditorías hasta 2021.

Desde que comenzó la asistencia hace un año hasta la antesala misma de las urnas, el FMI habrá entregado casi US$50.000 millones, de los US$56 mil del monto total concedido, o sea el 90%.

Broda acaba de dar por sentado que esa deuda será renegociada "aunque gane el oficialismo", si bien lo rodea de dudas en caso de que el triunfo sea opositor.

En cualquier caso, lo único pasible de someterse a tela de juicio sería la sinceridad de los precandidatos referentes del Frente para Todos (F-F) cuando manifestaron a los funcionarios del FMI voluntad de cumplimiento.  

Sin embargo, por más que el camino se siembre de buenas intenciones el destino financiero ígneo no se altera. 

La edulcorada versión oficial da cuenta que, en el mejor de los casos, entre renovaciones y demás instrumentos con que se reemplazan, este año serán cubiertas las necesidades financieras estimadas en US$23.700 millones.

Y que en 2020 esperan US$ 27.300 millones a solventar, a condición de que el superávit primario se mantenga en los US$ 5.200 millones comprometidos.

Piñón fijo

La disponibilidad sería un saldo de US$ 5.200 millones del FMI, nuevas colocaciones en la plaza interna por US$16.300 millones, un saldo inicial de caja de US$600 millones, un Repo de US$1.500 millones y créditos de organismos internacionales por US$3.000 millones.  

Se necesitará renovar US$ 9.500 millones en letras del Tesoro, compuesto por US$ 4.500 millones en Letes en dólares y US$ 5.000 millones en Lecaps y Lecer en pesos.

Todo esto sin saber cómo le irá a la Administración Macri, finalmente, con la renovación de US$ 19.300 millones de letras del Tesoro, desagregados en US$ 9.900 millones en Letes en dólares y US$ 9.400 millones en Lecap y Lecer (en pesos). 

Para lo que queda del año se programaron 19 subastas en la plaza local, en 3 de las cuales estarán en juego vencimientos en pesos y dólares al mismo tiempo.

El nuevo cronograma comienza el martes 23, sigue el viernes 26.

En agosto, el 13, 27 y 30, y noviembre (12, 26 y 29); habrá otros 4 en septiembre (el 10, 24, 25 y 30) y octubre (8, 22, 28 y 31), y los 2 últimos le quedan al gobierno que asuma en diciembre (10 y 17).

La semana próxima la oferta es de 2 LETEs en dólares: una que vence el 25 de octubre, o sea, en poco más de 3 meses  y previa al definitorio comicio y otra pasa al 14 de febrero de 2020. El objetivo sería recaudar US$900 millones.

También hay otras dos Lecaps en pesos: una que vence el 11 de octubre y que asegura una tasa capitalizable del 4% mensual, y otra al 29 de mayo de 2020 con interés capitalizable del 3,75% mensual. La hipótesis de Hacienda apunta a captar al menos $80.000 millones con la emisión de ambas letras.

En ese sentido, prevé que un nivel de renovación mayor en Lecaps reduciría el nivel requerido de renovación de Letes. 

El promedio combinado de renovación podría ser de hasta 40%, y un nivel promedio de renovación del 67% eliminaría las necesidades netas de financiamiento de 2020 debido a saldos de efectivo mayores a los programados.

El titular del BCRA, Guido Sandleris, hace cuentas rebosantes de optimismo: "En el 2do semestre, las empresas de cereales y oleaginosas liquidarán exportaciones por unos US$12.400 millones, similar a movimiento histórico, y completarán en el año unos US$24.300 millones; mientras que la demanda del resto de las empresas se prevé en US$3.000 millones; y el Tesoro ofertará para cumplir con compromisos en pesos otros US$ 6.600 millones, lo que da un neto de US$ 16.000 millones para poder abastecer una potencial dolarización de carteras por parte del sector real y ahorristas".

En la segunda mitad de 2018, según estimaciones del Central, había sido de US$12.300 millones, lo que daría US$3.700 millones más.

Pablo Wende, en Infobae, le arrima buena onda al empate técnico de estos días entre carry trade sí, trade carry no. 

“A los actuales precios de los activos, los mercados estarían descontando con una chance alta de probabilidad (cercana al 65%) la reelección de Macri”, apunta, lo cual a pesar de que hoy haya un riesgo país de 800 puntos, contra el resto de Latinoamérica, que tiene 200, daría una cuota de confianza a los inversores para que se prendan en el roll over de los vencimientos a un plazo mayor que el actual."

Reproduce sobre el particular un estudio de Balanz Capital, en el cual se consigna que, en caso de una victoria del binomio Macri-Pichetto, el dólar llegaría poselecciones a los $46, lo que significa que el tipo de cambio básicamente haría la "plancha" y continuaría atrasándose en relación a los precios internos. 

Distinto sería si la fórmula ganadora resultase la kirchnerista, es decir Fernández-Fernández: “Allí el dólar entraría en una etapa de descontrol para ubicarse en los $70, o sea 52% más alto que en el otro escenario”, aduce.

Los estudiosos de la economía, como Walter Graziano, supeditan la ecuación financiera a lo que proponga hacer el gobierno entrante para bajar la inflación.

Escribió en Ámbito Financiero que, para cualquier pretensión de reducirla en forma permanente del 2% mensual, “primero habría que dejar caer las tasas de interés a los niveles de equilibrio, que serían aquellos a los cuales se igualan la oferta de fondos prestables y la demanda de créditos, y estarían, claramente, por lo menos 25/35 puntos porcentuales por debajo de los vigentes en el mercado financiero, como mínimo”. 

Habría que ver, en consecuencia, a cuánto se iría el dólar dentro de esa hipótesis, se pregunta.

Es que en la actual inercia del flujo verde de los capitales se conjugan: 

** una deuda pública nacional bruta alcanzó US$275.828 millones; pasó de 57,1% en 2017 a más del 80%, constituyéndose en la más alta de América Latina, según Cepal, seguida por la de Brasil y Costa Rica,

** intereses por US$31.432 millones en 3 años largos: 11.989 millones en 2016, otros 8479 millones en 2017, otros 9282 millones en 2018 y US$1682 millones en el primer bimestre.

** la fuga de capitales lleva sumados US$94.274 millones durante la gestión de Cambiemos, según UMET.  

Gracias a la devaluación, la deuda externa emitida en pesos se licuó en el primer trimestre de 2019 en US$2.000 millones respecto de fines del año pasado. 

Medida a valor nominal residual, 92% del endeudamiento está nominado en moneda extranjera, 62% del cual es en dólares, de acuerdo con el informe del Indec "Balanza de pagos, posición de inversión internacional y deuda externa" correspondiente a los primeros 3 meses.

En cuanto a la fuga capitales, por Formación de Activos Externos del Sector Privado no Financiero se contabilizaron US$ 64.272 millones; US$ 23.389 millones formaron parte del rubro Turismo, mientras que en concepto de utilidades, dividendos y otras rentas se giraron US$6.614 millones. 

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