CLAVES

La clave es descentralizar

Descentralizar la seguridad es un buen comienzo para otras descentralizaciones imprescindibles para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

 

por EDGAR MAINHARD
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La Policía Bonaerense ha resistido durante años la creación de fuerzas de seguridad municipales. Con argumentos similares a los que tuvo la Policía Federal Argentina para oponerse al nacimiento de la Policía Metropolitana.
 
Resulta evidente que la fuerza de seguridad unificada, tamaño elefante, preserva su cuota de poder territorial, sus nichos de negocios -algunos individuales y otros colectivos- y su capacidad de interlocución política. Pero para el ciudadano no hay beneficio alguno en aquello que le interesa: por ejemplo, recuperar su seguridad individual, que tiene un capítulo policial y otro judicial.
 
La experiencia pionera de Mauricio Macri en Ciudad de Buenos Aires fue importante: demostrar que se podía crear una fuerza de seguridad desde cero en vez de insistir en una transferencia que, en definitiva, hubiese resultado una experiencia incorrecta porque suponía incorporar en la nueva fuerza de seguridad, los problemas que el ciudadano encontraba en la fuerza preexistente.
 
Ese concepto fue incorporado por Sergio Massa en Tigre, con un enfoque más limitado a la realidad presupuestaria de un municipio bonaerense: una fuerza local no necesariamente de seguridad pero sí de prevención -de la que participan policías retirados, vigiladores privados y personal municipal-, con capacidad de autotransporte y un sistema de cámaras de seguridad.
 
Un modelo similar, aunque con menos presencia en los medios de comunicación, exhiben otros alcaldes que integraron la experiencia política que se llamó el Grupo de los 8, y que apuntó a la municipalización de la tarea primaria de seguridad.
 
La descentralización no debería permanecer en su capítulo policial sino también prosperar en su aspecto de apertura de nuevos tribunales y procedimientos judiciales.
 
El gobernador Daniel Scioli opuso reparos similares a los que Cristina Fernández expuso ante Mauricio Macri para intentar impedir u obstaculizar el nuevo escenario en lo que atañe al tema policial. Sobre lo judicial hay demoras, inclusive en la Ciudad Autónoma, sobre las que debería trabajar el ministro Guillermo Montenegro.
 
En cuanto a la seguridad bonaerense, tanto Carlos Stornelli, cuando ministro de Seguridad, como Ricardo Casal, en su rol de ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, manifestaron posiciones contrarias a la descentralización: Stornelli se opuso y Casal lo procura demorar.
 
En general, Scioli -a causa de una cuestionable interpretación de qué supone o en qué consiste la autoridad del gobernador- ha demostrado reparos hacia cualquier descentralización que pueda incrementar las funciones de los alcaldes, y la demostración más evidente es el proyecto de regionalización que elaboró Santiago Montoya, que fue frenado por los alcaldes, obligando a éste a buscar trabajo en el ámbito del Ejecutivo Nacional.
 
Sin embargo, la tendencia hacia una descentralización regulada es inevitable, en parte porque la provincia de Buenos Aires es tan grande como sus problemáticas sin resolver; luego, porque las experiencias de Tigre y otros municipios han resultado exitosas en cuanto a la relación que se establece entre la seguridad comunal y los vecinos que buscan reducir la inseguridad.
 
¿Es un triunfo de León Carlos Arslanián, el ministro de Seguridad anterior a Daniel Scioli? No. Luego de reiteradas purgas sucesivas del personal de la Bonaerense, Arslanián impulsó la creación de la efímera Policía 2 o sea una nueva fuerza provincial cuando lo que se requería era la descentralización de, por lo menos, las tareas de prevención.
 
El otro pilar de su propuesta fue el control ciudadano a través de los Foros de Seguridad, que resultó una experiencia polémica, caótica e ineficaz.
 
En verdad, es apropiado que cada alcalde tenga la autoridad en el territorio que gobierna y no un conjunto de vecinos que terminan convirtiéndose en parte de la burocracia. 
 
Es interesante encontrar, en un país que se autodefine como federal, tanta resistencia a la descentralización en casi todos los estamentos y compartimientos del Estado. La idea subyacente asimila poder con concentración, que deriva en una suerte de reivindicación grandilocuente de la burocracia permanente.
 
El concepto de Estado no depende de su tamaño sino de su función y eficiencia. Y puede ser tan Estado la Nación como la provincia o el municipio.
 
El Frente para la Victoria no ha demostrado una actitud revolucionaria, o tan siquiera reformista, al respecto. El concepto federal agoniza, y eso es malo para la gestión del Estado, en especial a la hora de atender la inquietud de los ciudadanos/contribuyentes, que es tan concreta que resulta sencilla y ausente de ideología.
 
Porque ese es otro capítulo del debate: las supuestas escuelas ideológicas ocultas detrás de cada formulación de qué es la seguridad pública y cómo se consigue. El tema lleva 8 años ya que Axel Blumberg fue asesinado el 22/03/2004.
 
Desde entonces que hay un choque sobre cuestiones propias del Derecho Penal, de las normas y procedimientos y de la legislación vigente que no le han aportado mucho al ciudadano/contribuyente/vecino acerca de su requerimiento específico.
 
La descentralización de la prevención, y a partir de ese mínimo, escalar a otras tareas, es el aporte más interesante, que debería profundizar Scioli en sus 4 años por delante.