CÓRDOBA. Rubén Daniele, el histórico y polémico sindicalista de la Municipalidad de Córdoba, está próximo a volver a escena luego de tres años de inactividad. Su regreso es con intenciones de participar de las próximas elecciones del Sindicato Unión de Obreros y Empleados Municipales de Córdoba, las cuales podría ganar fácilmente.
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El sindicalista K que no se retira y resurge en Córdoba
Rubén Daniele no baja los brazos a pesar de haber superado la edad jubilatoria y corre hacia un nuevo mandato en el Sindicato Unión de Obreros y Empleados Municipales de Córdoba. Luego de 30 años de gestión sindical, la intención de Daniele es continuar dirigiendo. El sindicalista reapareció en la escena municipal de Córdoba luego de tres años de “retiro”. Fue fundamental para que el intendente de Córdoba, Martín Llaryora, solucionara el conflicto que le llevó buena parte del 2020. Una resolución judicial puede traer de vuelta a Daniele al SUOEM, algo que pone contento al Municipio ya que facilita la negociación, pero que disgusta entre algunos afiliados que consideran la existencia de un pacto entre el Gobierno municipal y el dirigente.
Con 68 años de edad (3 más que la edad jubilatoria) y más de 30 de actividad sindical, Daniele es uno de los sindicalistas más representativos de Córdoba. Su fama en el SUOEM comenzó en el año 1985, cuando logró la representación del sindicato.
En ese momento, Córdoba vivía una de las mejores gestiones municipales de su historia: la de Ramón B. Mestre (UCR), que logró equilibrar las arcas municipales y mantener la planta sin crecimiento. A pesar de la oposición partidaria (Daniele es un peronista acérrimo, actualmente alineado con el kirchnerismo), el sindicalista logró forjar una adhesión muy grande por parte de los afiliados alcanzando buenas condiciones laborales y salariales.
Estas condiciones políticas y económicas permitían que Daniele desarrollara una imagen muy favorable a si mismo dentro de la política sindical. Pero el deterioro progresivo del marco municipal fue haciendo decaer su imagen, a punto tal de que se convirtió en un personaje muy cuestionado, ya que mantuvo su política de mejoras de condiciones a pesar de que el municipio entraba en declive.
El estilo dirigencial de Daniele provocó que el Palacio 6 de Julio (centro del municipio) conceda beneficios a sus empleados cuando no podía hacerlo. Esto fue quebrando lentamente las arcas municipales hasta el día de hoy.
Con marchas y protestas de una intensidad incontenible en ocasiones, Daniele se fue convirtiendo en una piedra en el zapato de las diferentes gestiones que fueron sucediéndose durante sus más de 30 años de presencia. Al llegar a la edad jubilatoria, durante la gestión de Ramón J. Mestre (hijo del mencionado anteriormente), Daniele supo que una etapa de su carrera había finalizado.
Incluso la gestión mestrista intentó jubilar al dirigente sindical, de modo de que ya no tuviese participación activa en el SUOEM. La intimación para iniciar los trámites jubilatorios en 2018 existió, pero la diligencia nunca se completó del todo.
Ahora bien, el sentido común indica que un personaje asociado con los paros y protestas radicalizadas que cientos de veces rompieron (literalmente) el centro de la ciudad, vuelva a escena, no sería traído de nuevo a la vida política y sindical. Pero en este caso, el asunto es un tanto más complicado.
El Gobierno de Hacemos por Córdoba necesita que Daniele esté al frente de SUOEM. Desde su salida, el sindicato no obtuvo la sucesión esperada por todos, por lo que las negociaciones siempre se han complicado.
La asunción de Martín Llaryora como intendente de Córdoba, puso al peronismo al frente de la Municipalidad cordobesa luego de muchos años de ausencia. El crecimiento de la planta de empleados gestada por las gestiones anteriores (en su mayoría radicalismo) hizo que la Municipalidad se vuelva un lugar “hostil” para un schiarettista (esa corriente siempre fue enemiga de los municipales) como Llaryora.
Además, el Intendente encaró los primeros meses de gestión de una manera muy activa: buscó reducir abruptamente el nivel de gasto y apuntó directamente contra el cuerpo de empleados, recortando horas, congelando la carrera administrativa y cancelando bonos y beneficios.
Esto, naturalmente, desató la ira del SUOEM, que a mediados de abril del 2020, tomó un estado de protesta activa con varias marchas, algunas de las cuales se tornaron violentas. Todo ello en medio de la pandemia y la cuarentena.
Pero ese estado de conflictividad logró ser aplacado (pero no terminado) por el Gobierno municipal luego de largas conversaciones. En el momento de menor avance, fue cuando se convocó (desde ambas partes) al retirado Daniele, quien pudo destrabar el acuerdo que terminó siendo, en apariencia, favorable al municipio (23% de aumento, descongelamiento de la carrera administrativa y devolución de horas en algunos casos), consiguiendo la calma de los afiliados, que en su mayoría lo consideran como un referente indiscutible gracias a los beneficios que el dirigente les heredó luego de tantos años.
Esta reaparición en el momento más oportuno y el arribo a un acuerdo momentáneo (hay situaciones que podrían suscitar un nuevo conflicto) generó suspicacias entre algunos afiliados al gremio, que acusaron a Daniele de acordar con Hacemos por Córdoba para poder gestar su vuelta. Y todo parece indicar que la relación Daniele-Llaryora es real.
Desde su entrada al retiro en 2018, Daniele esperó pacientemente la oportunidad de retornar. Y el Gobierno municipal actual estaría dispuesto a abrirle la puerta al dirigente.
En la actualidad, el estado laboral de Daniele está siendo revisado por la Justicia. El sindicalista nunca completó los trámites de jubilación y espera un fallo favorable que le permita volver a competir por la dirigencia del SUOEM (todo parece indicar que así sería).
El próximo 29 de junio, se llevarían a cabo las elecciones sindicales y Daniele espera estar habilitado para poder blanquear su dirigencia, algo que viene practicando de hecho, desde que fue convocado a conversar con la Municipalidad. La realidad indica que Hacemos por Córdoba necesita de Daniele para asegurar su gobernabilidad y poder desarrollar su plan de metas, por lo que aceptaría su reintegración como empleado municipal. Y Daniele necesita el apoyo municipal para volver a ser el mandamás del SUOEM a sus 68 años.
No hay que pasar por alto que la estrategia encarada por el Gobierno municipal cordobés es sin duda una apuesta, a sabiendas de que el propio Daniele es un dirigente caracterizado por su astucia (y no precisamente como un buen atributo), algo que puede terminar tornándose en contra de los intereses de Hacemos por Córdoba. Esa apuesta bien puede interpretarse como otro síntoma de las intenciones de Llaryora, que no piensa más allá del 2023, cuando probablemente corra como candidato a Gobernador por el schiarettismo.