VATICANO & ABORTO
Al Senado: "No es progresista resolver los problemas eliminando una vida"
El debate sobre la práctica abortiva sigue generando polémica y sobre todo, mostrando la marcada grieta entre los que están a favor y en contra. El Papa argentino se había mantenido al margen ante el proyecto de ley de legalizar el aborto en su país de nacimiento, pero ahora decidió hablar en un discurso que brindó en el Vaticano. Francisco comparó la práctica del aborto para evitar defectos de nacimientos con la idea de los nazis de tratar de crear una raza pura, un tema probablemente conocido en el Vaticano desde los días de Eugenio Pacelli, quien antes de ser Pío XII fue el secretario de Estado del Vaticano que firmó el concordato con la Alemania nazi en julio de 1933.
"(...) Francisco dejó clara su postura por escrito desde el principio, en la exhortación “Evangelii gaudium”, el documento programático de su Pontificado, que en el párrafo 214, a propósito del aborto, se lee: «Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o “modernizaciones”. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?». (...)".
Interesante la cronología que citó Andrea Tornielli en Vatican Insider:
"(...) El 21 de noviembre de 2017, en la homilía de la misa en la Capilla de la Casa Santa Marta, se refirió a «una raíz perversa» que da lugar al «camino de las colonizaciones culturales que acaban por perseguir incluso a los creyentes». «Antes, sí, era pecado, no se podía matar niños; pero hoy se puede, no hay tantos problemas, es una novedad perversa». Se refería al aborto en general, no solo al aborto selectivo. Ayer, en cambio, añadió, con una referencia implícita a la teoría de género, que «las diferencias eran claras, como hizo Dios, la Creación era respetadas; pero hoy somos un poco modernos… tú haces… tú entiendes… las cosas no son tan diferentes… y se hace una mescolanza de cosas».
El 17 de marzo de 2018, durante la homilía en el Santuario dedicado al Padre Pío, desde Pietrelcina, en San Giovanni Rotondo, Francisco se refirió al aborto selectivo: «Quien cuida a los pequeños está de la parte de Dios –explicó–, y gana la cultura del descarte que, por el contrario, prefiere a los potentes y considera inútiles a los pobres. Quien prefiere a los pequeños proclama una profecía de vida en contra de los profetas de muerte de todos los tiempos». También esos que «hoy –denunció el Papa– descartan a la gente, a los niños, a los ancianos, porque no sirven». El Pontífice recordó que en la escuela «nos enseñaban la historia de los espartanos. A mí siempre me ha sorprendido lo que nos decía la maestra, que cuando nacía un niño o una niña con malformaciones, lo llevaban a la cima del monte y lo arrojaban». «Y nosotros, los niños, decíamos: “¡Pero cuánta crueldad!”. Hermanos y hermanas –añadió Francisco, nosotros hacemos lo mismo. Con más crueldad, con más ciencia. Lo que no nos sirve, lo que no produce, es descartado: esta es la cultura del descarte. Hoy no se quiere a los pequeños. Y por esto Jesús es dejado a un lado».
El 30 de mayo de 2018, hablando con los médicos católicos, los invitó a comprometerse en las «discusiones que tienen que ver con las legislaciones sobre temas éticos sensibles, como, por ejemplo, la interrupción del embarazo, el fin de la vida y la medicina genética». Les pidió que defendieran «la libertad de conciencia, de los médicos y de todos los agentes sanitarios. No es aceptable que el papel que ustedes tienen sea reducido al de simple ejecutor de la voluntad del enfermo o de las exigencias del sistema sanitario en el que trabajan».
Son solamente algunos ejemplos que se pueden encontrar con facilidad. Palabras, expresiones, comparaciones y ejemplos que, por su dureza, no tienen antecedentes en los últimos Pontificados. De esta manera, el sábado 16 de junio, hablando con el Foro de las Asociaciones Familiares, después de haber reflexionado sobre la belleza de la vida familiar, del amor entre los cónyuges, de las dificultades de la vida en pareja, de la necesidad de prepararse bien al matrimonio, el Papa se refirió al aborto selectivo y a la familia «a imagen de Dios».
(...) Y continuó: «Cuando era un chico, la maestra de historia nos hablaba de los peñascos, para arrojarlos, para salvaguardar la pureza de los niños. Una atrocidad, pero nosotros hacemos lo mismo». Y sin ir demasiado lejos en el tiempo: «En el siglo pasado todo el mundo se escandalizó por lo que hacían los nazis. Hoy hacemos lo mismo, pero con guante blanco», denunció el Pontífice. «¿Por qué –preguntó alzando la voz– no se ven enanos por las calles? Porque el protocolo de muchos médicos dice: “Viene mal, deshagámonos de él”». (...)".