BULLRICH VS. GÓMEZ CENTURIÓN VS. MADJALANI

Un empresario K bajo la lupa

Desde los días de Raúl Moneta que Hugo Sigman no aparecía tan mal en los medios de comunicación. En verdad, él zafó cuando ocurrió la vergüenza de su publicación TXT, con todo el mamarracho aquel del arrepentimiento de Mario Pontaquarto, en aquella operación mediática de Alberto Fernández, Aníbal Ibarra y Daniel Bravo. Nunca se conocieron los motivos de la embestida de Moneta pero Sigman logró prestigio con los Kirchner, quienes le ayudaron a incrementar su fortuna. De hecho, logró una mejor relación que los Werthein, quienes lo habían introducido al poder pero en la disyuntiva se quedaron con Daniel Scioli. Sigman contó con la ayuda del ex asesor de prensa de Alberto Fernández, Aníbal Ibarra y los Eskenazi, Adrián Kochen; y también -se dice- con algúna gente de la ex Side -hay gente cercana a Mauricio Macri que da un nombre y apellido controversial desde el 'caso Nisman', y ambos están involucrados en un proyecto de puerto en Ituzaingo (provincia de Corrientes). Pero la efedrina, regresó a escena al hombre fuerte de CILFA (Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos), donde puso como presidente a su ejecutivo Isaías Drajer.

¿Fue más productiva para Hugo Sigman la alianza estratégica con los Werthein (de hecho, Noel Werthein, padre de Leo, Daniel y Adrián, fue quien calmaba a Raúl Moneta cuando embistió contra Sigman) o con los Sielecki (Anabella es la mujer de Héctor Timerman)?

En cualquier caso, Sigman/Gold, Werthein, Sielecki, Marcelo Mindlin y Eduardo Elzstain se conocen, y pudieron incrementar sus fortunas durante los días K, al igual que Paolo Rocca, Eduardo Eurnekian y otros líderes empresariales que lograron alguna interlocución con la Quinta de Olivos.

Sigman regresó a las noticias porque la efedrina encontrada en Ezeiza había sido importada por un laboratorio suyo (Chemo) para un laboratorio de Paraguay, Comfar.

El laboratorio Chemo salió al cruce de la información aclarando que la seudoefedrina “es un principio activo de amplio uso en la industria farmacéutica para la fabricación de antigripales tales como Tylenol, Acemuk, Aspirincomplex y Netocitran”, entre otros.

“Miles de medicamentos fabricados por laboratorios internacionales como Bayer, Novartis y Pfizer utilizan seudoefedrina”, apunta, y en Argentina “hay más de 60 medicamentos que también utilizan ese principio activo, en todos los casos de origen importado porque no se produce en el país”.

La nota oficial de Chemo destaca incluso que en la actualidad “se importan unos 15 mil kilos de seudoefedrina”.

Chemo añadió que “es una empresa internacional que factura 1.400 millones de euros y cuenta con 20 plantas industriales distribuidas por todo el mundo en las que fabrica distintos principios activos, pero no seudoefedrina”.

En cualquier caso, es hora de ordenar el comercio exterior porque tanto las importaciones como las exportaciones resultan una cuestión de seguridad nacional en estos tiempos tormentosos. Pero en el comercio exterior argentino ocurren irregularidades habituales, algunas de cuello blanco y otras bizarras, pero no dejan de resultar similares en sus consecuencias.

De todos modos, muy interesante la parrafada que le dedicó Carlos Pagni en el diario La Nación, remontándose a aquellos tiempos de Alberto Fernández:

"(...) Además de estar próximo a Fernández, Sigman tuvo una fuerte gravitación sobre quien fue ministro de Salud de Cristina Kirchner, Juan Manzur. En Tucumán aseguran que uno de los gerentes de la controvertida campaña de Manzur a la gobernación, el ex gestor de la familia Eskenazi, Adrián Kochen, está también ligado a Sigman. Durante aquella competencia Mauricio Macri anunció que, si él ganaba, el sucesor de Manzur en Salud sería su principal adversario, José Cano. La promesa no se cumplió. Varios dirigentes de la UCR creen que fue por la influencia de Sigman sobre el nuevo oficialismo. También le atribuyen la continuidad de Lino Barañao en el Ministerio de Ciencia y Tecnología.

La amistad de Sigman con Manzur tuvo una manifestación durante la reunión de empresarios para conmemorar en Tucumán el Bicentenario de la Independencia. El gobernador recibió allí, entre otros, a Adrián Werthein, Jorge Brito, Eduardo Eurnekian y Gustavo Cinosi. Íntimo de Carlos Zannini, Cinosi realizó inversiones hoteleras en la provincia durante la gestión de José Alperovich. En los últimos tiempos ganó celebridad por una vieja sociedad con Jorge Chueco, el abogado de Lázaro Báez.

Sigman realzó esa celebración con la presencia de su amigo Felipe González. Es un vínculo que cultiva en España, donde Chemo tiene una de sus sedes principales. Y donde creció el protagonismo de uno de sus hijos, Leandro Sigman: fue el fundador de la Cámara Empresarial Argentina, bajo el padrinazgo del embajador kirchnerista Carlos Bettini, otro allegado a González. Además de desarrollar su negocio farmacéutico, Sigman fundó en Madrid una editorial, subsidiaria de la argentina Capital Intelectual. Se llama Clave Intelectual. Con ella editó en 2012 Volver a Keynes, la tesis de Axel Kicillof.

Sigman busca proyección en el mundo cultural. Su sitio web destaca las reflexiones que comparte sobre política internacional con el brillante González y el genial Daniel Barenboim. Esas inquietudes se extienden hasta el campo religioso. Un ejemplo: el miércoles pasado visitó al papa Francisco en Roma, en un encuentro interreligioso del que participaron numerosos argentinos. Allí Sigman se reencontró con Cinosi, encargado de esa área en la OEA.

Sigman deberá aclarar en los tribunales que la carga de pseudoefedrina que comercializó en 2011 entre Suiza y Paraguay no lo inscribe en la crónica policial en la que está atrapado el kirchnerismo por el tráfico de sustancias similares. Más allá de este problema, que es el principal, su aparición bajo los reflectores alienta conjeturas y, es posible, habladurías. Por lo menos dos dirigentes del oficialismo aseguran que existe una aproximación reciente de Stiuso con Sigman. Es más, creen que comieron juntos por lo menos una vez en los últimos dos meses. Es una especulación que, de ser cierta, alimentaría la presunción inicial de Gómez Centurión: "Cuando me metí con la efedrina toqué un cable de alto voltaje".

La Justicia tal vez le dé la razón a Sigman y determine que su relación con la efedrina es nada más que un malentendido, provocado por la carga de una sustancia similar. Igual la denuncia de Gómez Centurión tiene efectos relevantes. Obliga a esclarecer el comportamiento de la Aduana y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Un detalle: el cargamento que se investiga quedó demorado poco tiempo después de que desplazaran de la Aduana a Silvina Tirabassi, la esposa de Damián Sierra, el funcionario que acompañó a Stiuso a salir del país a comienzos de 2015.

El día en que Centurión hizo la denuncia, el Boletín Oficial publicó que la Aduana había dispuesto que la pseudoefedrina pasara a rezago. (N. de la R.: en verdad, fue publicado en el Boletín Oficial el 07/09 y la denuncia fue el 09/09).El descubrimiento desató una crisis en el gabinete nacional. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, denunció que la PSA había informado sobre esos barriles en mayo al director de la Aduana de Ezeiza, Gustavo Curátolo. Pero la Aduana, según Bullrich, no hizo la denuncia. Fue una imputación velada contra Gómez Centurión. O, quizás, una ratificación de lo que él viene señalando: que la Aduana está carcomida por la corrupción y que, por querer depurarla, a él le tendieron una trampa y terminaron suspendiéndolo. El juez que debe despejar la incógnita es Ariel Lijo.

La denuncia de Gómez Centurión cobija pormenores interesantes. La formuló a partir de un anónimo que le informó pocos días antes el lugar donde estaba la pseudoefedrina. ¿Se lo envió alguien que sabía que, en esas horas, la Aduana mandaría a rezago los barriles? Es posible que esa disposición se adecue a la normativa. Pero, en el contexto político y judicial que rodea este tipo de sustancias, ¿era sensato que la Aduana no hiciera una denuncia? Sencilla conclusión: lo ocurrido el miércoles pasado agrava el desafío en el que se encuentra Macri frente al caso Gómez Centurión y, en un sentido más general, frente al arraigo de las mafias en el Estado.

Con independencia del desenlace, la acusación del funcionario desplazado tuvo consecuencias impensadas. Por primera vez se encontró una sustancia similar a la efedrina en Ezeiza, cuya retención carece aún de explicaciones. Rafael Bielsa, el presidente de Aeropuertos Argentina 2000, ordenó una auditoría cuyo resultado publicó ayer Hugo Alconada Mon en la nacion. Confirma lo que viene denunciando Centurión: que algunos funcionarios de la Aduana son el principal obstáculo para combatir el contrabando. Un detalle: antes de estar en Aeropuertos, Bielsa fue titular de la Sedronar. Sabe de qué habla. (...)".