N. de la R.: El llamado 'modelo nórdico' es motivo de controversias, en especial en USA porque demuestra que puede haber un capitalismo tan diferente como exitoso. Es decir que el 'relato americano' de que su forma de vida es la única que garantiza un capitalismo triunfante, entra en crisis ante sociedades escandinavas en la que los ciudadanos tienen una mayor satisfacción y no dejan de acceder a los beneficios del desarrollo, con un menor costo tanto individual como colectivo. Por supuesto que siempre los excesos son malos, y el Estado del Bienestar no debería ni caer en ellos ni provocarlos. Pero también es verdad para sociedades que no valorizan ni un programa de salud pública amplio y gratuito, todo esto se vuelve complicado de comprender y de evaluar. Es con insistencia que medios de comunicación estadounidenses se preguntan acerca del 'modelo nórdico' en días de intenso debate en USA acerca de salud pública, inmigrantes, pobreza y cese de la movilidad social. También se debate en Escandinavia si es posible mantener los beneficios otorgados y si no debería exigirse mayor sacrificio de parte de los beneficiarios. En cualquier caso, el factor cultural es muy intenso, y la política de integración de inmigrantes que han ejecutado varias de las sociedades nórdicas. Hechas las aclaraciones, vamos al texto:
EL ÉXITO DE LOS PAÍSES NÓRDICOS
No sólo es el Estado de Bienestar, también es la cultura
En tiempos en que la brecha creciente entre ricos y pobres se ha vuelto el tema político candente en la mayoría de los países desarrollados, la región conocida como Escandinavia es a menudo tomada por académicos de todo el mundo como el modelo paradigmático para combinar oportunidad económica e igualdad. Durante la campaña interna del Partido Demócrata en Estados Unidos, el socialdemócrata Bernie Sanders explicó en debate frente a su contrincante, Hillary Clinton, que su meta era popularizar el concepto de socialdemocracia escandinava: “Pienso que deberíamos mirar a países como Dinamarca, Suecia y Noruega, y aprender de lo que ellos han logrado para su clase trabajadora”, dijo Bernie. También el actual Presidente, Barack Obama, dijo en 2016: “En un mundo de desigualdades económicas crecientes, los países nórdicos tienen una de las desigualdades de ingresos más pequeñas del mundo-lo que puede explicar por qué son uno de los pueblos más felices del mundo, a pesar de no recibir mucho sol.”
El modelo nórdico es un término utilizado para describir la combinación entre libre mercado y beneficios sociales, que ha provisto a las sociedades de países como Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca, altos estándares de vida al mismo tiempo que una baja desigualdad de ingresos.
Así, políticos, periodistas y académicos de todo el mundo, ven en el Estado de Bienestar nórdico, un modelo a imitar. A simple vista, puede parecer que estos dos fenómenos (la prosperidad nórdica y el estado de bienestar) van de la mano. Pero diversos estudios de economistas presentados por Nima Sanandaji (descendiente de kurdos que emigraron desde Irán a Suecia) en la revista Foreign Affairs, contradicen este supuesto: lo que los académicos, políticos y periodistas del mundo aman de las sociedades nórdicas, no es producto del socialismo, sino de una serie de rasgos culturales que anteceden al estado de bienestar.
Nima Sanandaji es cofundador del think tank sueco Captus, del que estuvo al frente hasta 2011. Y es columnista de The Wall Street Journal, Fokus y CapX, entre otros.
Su libro "Scandinavian Unexceptionalism" (“El poco excepcional modelo escandinavo”) intenta fundamentar cómo los admirables resultados económicos de los países nórdicos no se deben a sus estados benefactores, sino a sus economías libres, industrializadas, innovadoras y globalizadas. Sanandaji, de hecho, argumenta que los sistemas de Estado de bienestar han sido un factor contraproducente por los incentivos negativos que genera en las personas.
La mentalidad colectiva, el trabajo duro y la responsabilidad individual son 3 de las normas sociales que han desarrollado por sus características históricas estos países y que según Sanandaji son el verdadero eje del éxito de Escandinavia, y son valores que de hecho, el estado de bienestar hoy está poniendo bajo amenaza.
La agricultura familiar, la mentalidad colectiva y la confianza en el Gobierno
El modelo nórdico de bienestar está basado en “la prevalencia extensiva del Estado en los arreglos de bienestar. El estatismo de los países escandinavos tiene raíces históricas antiguas y la relación entre el Estado y la gente puede ser considerada como cercana y positiva”, escribieron Matti Alestalo, Sven E. O. Hort y Stein Kuhnle, de la Hertie School of Governance (Alemania), en un trabajo titulado “El modelo nórdico: condiciones, orígenes, resultados y lecciones”.
En las sociedades nórdicas, explican, el Estado no es percibido como un aparato coercitivo de opresión en las manos de las clases dominantes, sino más bien como un terreno de pelea pacífica entre diferentes clases, que tienen cada una, una importante función como agentes de cambio en la sociedad. El estatismo nórdico implica una influencia más débil de estructuras intermediarias tales como la Iglesia y las organizaciones no gubernamentales, pero incluye elementos relativamente fuertes de ciudadanía social e instituciones integradas. “¿Qué hace que el modelo nórdico funcione?”, se pregunta James E. McWhinney del portal Investopedia, para quien una de las claves es una historia en común y el desarrollo social.
“A diferencia de áreas que se desarrollaron en torno a la formación de grandes granjas que pertenecen a corporaciones, la historia de Escandinavia es en gran parte una de agricultura llevada adelante por cada familia. El resultado es una nación de pequeños emprendimientos empresariales dirigidos por ciudadanos que enfrentan el mismo conjunto de desafíos”, explica McWhinney.
Por lo tanto, cuando una solución beneficia a un miembro de la sociedad, es muy probable que beneficie también al resto de los miembros. “Esta mentalidad colectiva da como resultado una ciudadanía que confía en su Gobierno porque el Gobierno es liderado por ciudadanos que buscan crear programas que beneficien a todos. De acuerdo con eso, los ciudadanos voluntariamente eligen pagar impuestos más altos a cambio de beneficios que ellos y sus familias podrán disfrutar. El resultado es que servicios públicos, tales como la salud y la educación, son de tan alta calidad, que la empresa privada no tiene razón para ofrecerlos o lugar para mejorarlos. La mentalidad permaneció intacta mientras que las empresas capitalistas se desarrollaron”, explica Investopedia.
Sanandaji: la prosperidad nórdica antecede al Estado de Bienestar
En una nota del portal PBS titulada “¿Qué puede aprender USA de Dinamarca?”, el modelo social de ese país es alabado explicando que “los daneses tienen un sistema de salud gratuito o muy subsidiado” y “compensación cuando están desempleados, enfermos o acaban de ser padres.” PBS adjudica esto a los altos impuestos que hay en Dinamarca, los sindicatos fuertes y el involucramiento del estado en la economía. PBS sugiere que estas políticas explican por qué los daneses viven un promedio de 1,5 años más que los americanos. “Todos estos dichos son por supuesto verdad, pero carecen de perspectiva histórica”, argumenta Sanandaji en Foreign Affairs, para quien la influencia del Estado de Bienestar en la prosperidad nórdica está exagerada.
Los daneses hoy viven más que los estadounidenses, pero no porque Dinamarca tenga la relación impuestos/PBI más alta del mundo desarrollado, sostiene.
De hecho, hasta los años ’60, los impuestos en Dinamarca eran mucho más bajos que en Estados Unidos (25% del PBI contra 27%), y los daneses vivían un promedio de 2,4 años más que los estadounidenses (y eso era mucho antes de la creación del Estado de Bienestar danés). También en Suecia y Noruega la brecha en la esperanza de vida comparada con los Estados Unidos es más pequeña hoy de lo que era en la mitad del siglo 20, cuando sus sectores públicos estaban relativamente menos desarrollados.
“La mortalidad infantil sigue una tendencia similar: cuando los países nórdicos tenían pequeños estados de bienestar, estaban mucho más adelante en comparación con el resto del mundo de lo que están hoy”, escribió Sanandaji. “De hecho, la prosperidad en los países nórdicos se ha incrementado más rápido en períodos de libertad económica que en aquellos de socialismo democrático.”
En 2012, Tino Sanandaji, economista y hermano de la autora del artículo de Foreign Affairs, escribió en un paper: “Los académicos norteamericanos que escriben sobre el éxito de los estados de bienestar escandinavos en el período de posguerra, tienden a estar marcadamente poco interesados en la historia de Escandinavia. Escandinavia era probablemente la parte más igualitaria de Europa incluso antes de la era moderna. Por ejemplo, fue la única parte importante de Europa occidental que nunca desarrolló feudalismo a gran escala y nunca redujo a sus granjeros a la servidumbre.”
2 pilares de la prosperidad escandinava: trabajo duro y responsabilidad individual
“Los buenos resultados sociales en los países nórdicos anteceden al estado de bienestar porque lo que hace a las sociedades nórdicas únicas, no está relacionado con la política (también tienen grandes estados de bienestar Bélgica, Francia y España) sino con la cultura”, explica Nima Sanandaji en Foreign Affairs.
“Hace alrededor de 100 años, el sociólogo alemán Max Weber observó que los países protestantes en el norte de Europa tendían a tener estándares de vida más altos, mejores instituciones académicas, y sociedades que funcionan mejor que las de los países en otras partes de Europa. Atribuyó su éxito a la ‘ética protestante de trabajo’.
El académico sueco Assar Lindbeck luego construyó sobre esta teoría mirando hacia otros factores además de la religión. Por ejemplo, explicó que en el ambiente hostil de la Escandinavia preindustrial, era difícil sobrevivir como granjero sin trabajar excepcionalmente duro. "La población por lo tanto adoptó, por necesidad, una cultura con un gran énfasis en la responsabilidad individual, la honestidad, la confianza, la puntualidad, y el trabajo duro”, escribe Nima Sanandaji.
“Estos atributos culturales ayudan a explicar por qué las naciones nórdicas desarrollaron altos niveles de prosperidad y bajos niveles de pobreza durante la era de estado chico de fines del siglo 19 y principios del 20.” Por lo tanto, los estados de bienestar llegaron a los países nórdicos cuando estos ya eran prósperos y equitativos. Para la autora, son las normas sociales relacionadas con el trabajo duro y la responsabilidad individual las que están por detrás de la prosperidad nórdica.
El caso sueco
Un ejemplo de esto es Suecia:
> En la 2da. mitad del siglo 19, políticos liberales introdujeron reformas para asegurar el libre mercado y protecciones fuertes a los derechos de propiedad. De alrededor de 1870 a 1936, Suecia sostuvo políticas económicas pro-mercado y tuvo un crecimiento anual promedio del 2%, el más alto de cualquier nación de Europa occidental durante ese período y 2 veces más alto que las economías líderes tales como la del Reino Unido.
> En 1936, el Partido Socialdemócrata Sueco pudo formar su primer gobierno de mayoría. Los socialdemócratas pasaron a dominar la escena política del país hasta los ’70, subiendo lentamente los impuestos y expandiendo el estado de bienestar mientras que mantuvieron las políticas orientadas al mercado de sus predecesores. Durante estos años, el crecimiento de Suecia subió hasta casi 3%. Aunque más alto en términos absolutos que antes, esta cifra era ahora el promedio en Europa occidental.
> Entre 1970 y 1991, Suecia experimentó con el socialismo de la 3ra. vía. La máxima expresión de estas políticas fue la introducción de los “Fondos de empleadores”, un sistema a través del cual las compañías privadas serían lentamente transferidas a fondos manejados por los sindicatos. El crecimiento promedio de Suecia cayó a 1,3%, el segundo más bajo de Europa occidental, y muchas empresas e individuos exitosos, abandonaron el país.
> El experimento socialista fue seguido por una era de nuevas reformas pro-mercado, se redujo la generosidad en los programas de bienestar y se redujeron los impuestos. Entre 1991 y 2014, el crecimiento de Suecia subió a un 1,8%, ubicando al país en segundo lugar tras el Reino Unido.
Desafíos y problemas
Para Sanandaji, no solo que el Estado de Bienestar no es la raíz de la prosperidad nórdica (sino sus rasgos culturales históricos), sino que, además, ciertas políticas del Estado de Bienestar están trastocando los valores y normas de trabajo duro y responsabilidad individual que son en realidad la causa del éxito escandinavo, poniéndolo de hecho en riesgo.
“En los años recientes, una cantidad de economistas nórdicos han relacionado el Estado de Bienestar nórdico con cambios en las normas en torno al trabajo. El economista danés, Casper Hunnerup Dahl, por ejemplo, ha sostenido que hay una fuerte relación entre la expansión de los programas de bienestar de Dinamarca y la reducción de la ética de trabajo danesa. El economista sueco, Martin Ljunge, ha encontrado que el generoso sistema de seguro para licencias ha incrementado el deseo de la población de quedarse en casa y no ir al trabajo, siendo los suecos jóvenes un 20% más propensos a tomarse licencias por enfermedad que sus pares de la generación anterior, si el resto de las circunstancias se mantienen iguales. Ljunge ha dicho que ‘la demanda más alta de licencias pagas por enfermedad en la generación más joven puede ser vista como una medida de, cuán rápidamente, el estado de bienestar afecta las actitudes con respecto al uso de beneficios públicos’”, explica Sanandaji.
Para la autora, por lo tanto, la lección que debemos tomar de los países nórdicos no es, como muchas veces se piensa, que se puede sostener un estado de bienestar sin lastimar la economía o crear un pueblo dependiente, sino, bien por el contrario, que el estado de bienestar logrará exactamente eso: crear un pueblo dependiente y lastimar la economía.
Pero esta modificación en los valores no es el único ni el principal desafío que enfrentan los países escandinavos hoy: tienen, además, el problema de una población envejecida, el ingreso masivo de inmigrantes (Suecia es el país que ha recibido en relación a su población la mayor cantidad de refugiados de toda Europa), y el avance de movimientos xenofóbicos y de extrema derecha.
“En términos de inmigración –escribió McWhinney en Investopedia-, Escandinavia atrae una afluencia notable de recién llegados que buscan disfrutar de los generosos beneficios públicos. Estos recién llegados a menudo vienen de naciones que no tienen una historia larga y compartida de tomar decisiones en favor del bien común. Mientras que los escandinavos nativos tienden a tener un alto grado de participación en la fuerza de trabajo como parte de su decisión colectiva de apoyar las comodidades que su sociedad ofrece, los inmigrantes no siempre comparten su visión. Estas nuevas llegadas presentan una carga significativa para el sistema y podrían, en última instancia, resultar en su destrucción”, advirtió McWhinney.