El campo de batalla donde se disputan los clientes de los bancos ya no son las sucursales. Las grandes empresas tecnológicas como Google, Apple, Amazon y Facebook comienzan a ofrecer servicios financieros, principalmente relacionados con los medios de pago, que conducen a un inevitable proceso de desintermediación financiera en el que las entidades ya no tienen la exclusividad del negocio.
LA FINTECH AVANZA SOBRE LA BANCA
Imparable: Mudando la sucursal del banco a tu teléfono
El inicio de la transformación digital de la economía encontró al sector financiero global con el pie cambiado, en medio de una profunda crisis de solvencia que obligó a dedicar todos los esfuerzos a una mera cuestión de supervivencia. Ganar capital se antojaba imprescindible para competir en la nueva era post crisis en la que el negocio bancario tiene algo de convencional -al fin y al cabo el crédito sigue siendo el gran generador de ingresos- pero también mucho de nuevo.
Lo harán sin armar ruido. Actuarán como bancos, pero sin serlo. Ni la severísima regulación del sector podrá frenar semejante fuerza del mercado. Y si así fuera, nada les impediría adquirir a cualquier rey de la banca a golpe de talonario.
Hasta que todo lo anterior ocurra, las grandes entidades comienzan a convertirse en la marca blanca de estos advenedizos financieros. Los bancos saben desde el siglo 20 que la gente realizaría sus pagos con el móvil.
Lo que falta ahora por conocer es el momento en el que esa expectativa se hará cotidiana de forma global.
Los bancos 'tradicionales' temen que las 'fintech' —'startups' que aprovechan las últimas tecnologías para innovar en el sector financiero— se coman hasta un 25% de su pastel en los próximos años, según un informe publicado por PwC basado en encuestas a los directivos de estas entidades.
Las propias 'fintechs' consideran que este bocado podría ser todavía mayor: hasta un 33%, acorde al mismo estudio. Estos números muestran el empuje de un sector, hasta hace poco, nada conocido. La pelota está en el tejado de los bancos, obligados a reaccionar por el empuje de pequeñas compañías y gigantes tecnológicos como Apple y Samsung.
El informe La Transformación Digital de la Banca, de BBVA, explica que "los usuarios han adaptado lo digital a distinto ámbitos de su vida y demanda también servicios financieros en cualquier momento y lugar".
Eurostat afirma que el uso de la banca digital en España ha crecido del 16% en 2007 a un 39% en 2015: 4 de cada 10 usuarios de banca de entre 16 y 74 años usan canales digitales. En Alemania el uso se eleva al 51%, en Francia y Reino Unido al 58% y en los países nórdicos supera el 80%.
El móvil desplaza a la computadora como principal canal de interacción. The Economist refleja que en 5 años el uso del móvil para realizar transacciones crecerá del 15% al 25% y desde ING cuentan que un 15% de sus clientes han abierto su cuenta a través de su smartphone. El uso del móvil ha empujado aún más el uso de los canales digitales.
La Encuesta Mundial de Banca Digital, elaborada por PwC (PriceWaterhouseCoopers) a partir de entrevistas a 157 responsables de tecnología y sistemas de entidades financieras en 14 de los principales mercados de América, Europa y la zona de Asia-Pacífico, concluyó que el peso de los canales digitales en la banca retail crecerá de forma significativa: los usuarios de banca móvil aumentarán un 64% hasta fin de año; y los que lo hagan a través de las redes sociales y banca online subirán 56% y 37%, respectivamente, a expensas de otros canales tradicionales como las sucursales o la banca telefónica, cuyos usuarios caerán 25% y 13%, aunque no desaparecerán y seguirán teniendo un papel relevante enfocado en las operaciones bancarias más complejas.
La consultora española Neovantas recomendó a la banca de su país que aproveche la gran masa de datos e información de la que disponen, que "no hace más que crecer" ante la entrada y uso de nuevos canales que los clientes utilizan para relacionarse con los bancos. Lo llama "un gran activo" que el sector tiene que explotar para "moverse de forma exitosa" en este entorno cambiante y amenazador, en el que los usos y costumbres de los clientes evolucionan rápidamente con la utilización creciente de nuevas tecnologías, con lo que existe un nuevo perfil de cliente que dispone de mayor información rápidamente y de menos tiempo para dedicar a sus gestiones financieras.
Por ello, la consultora ha incidido en que la banca se ve obligada a adaptarse, ya que para 2020 se espera que más del 50 % de los clientes sean de perfil multicanal, en comparación con más del 70 % que actualmente utiliza la oficina de forma preferente.
El entrepreneur tecnológico Juan Gorchs, CEO de la incubadora Atomic Internet, escribió en Economia Hoy, de México: "(...) Hace unos días estuve dando una charla a unos jóvenes de una universidad y les hice un pregunta. ¿Dónde meteríais vuestro dinero, en un supuesto banco que abriese Google o en BBVA o Santander? Me sorprendió que el 100% respondiera Google.
No se si la banca en general se está dando cuenta de que el concepto de banco como tal está cambiando. Para la mayoría de los "millennials" los bancos son entidades completamente planas que básicamente sirven para recibir su nómina todos los meses. Y eso aquellos que trabajan...
Pocos de ellos afirman necesitar los servicios de un banco, al contrario de lo que sucede con Google, que para ellos representa el día a día de muchas de sus acciones, comunicaciones y servicios. Los nativos digitales tienen otro concepto de banca y seguramente otro modelo de gestión de sus ingresos.
Por tanto, la banca debería preguntarse por el efecto que tendría en sus resultados un hipotético servicio de Google que revolucionara el concepto de banca. Un servicio que permitiera domiciliar tu nómina y cobros, vinculándolo a tu cuenta de gmail. Que te permitiera domiciliar tus recibos y pagos, que pudieras realizar pagos, transferencias y traspasos de gmail a gmail de forma rápida, sencilla y en todo el mundo. Que pudieras solicitar microcréditos para compras online, y que fuese tu cuenta de Google quien te permitiera pagar a plazos algún producto que quisieras comprar en Internet. Solo con eso podría arrasar entre la clientela de clase media. (...)".
Por ejemplo, poco a poco Apple Pay está llegando a más países y a más bancos, ampliando el número de usuarios de la plataforma. Hace unos meses Apple Pay llegó a Australia de la mano de American Express y hasta el momento únicamente los titulares de las tarjetas de esta firma podían utilizar Apple Pay en los comercios con datáfonos compatibles. Pero ahora, el banco ANZ ha anunciado, con un video, la compatibilidad de sus tarjetas de crédito y débito con esta tecnología de pagos electrónicos.
Los próximos países en recibir Apple Pay serán Japón, Brasil y Francia. A Brasil arribaría antes de la celebración de los Juegos Olímpicos que se celebran en agosto, lo que facilitaría muchísimo las transacciones a todos los usuarios de iPhone, iPad y Apple Watch que visiten el país.
El cambio urgente en la banca mereció un debate en la Escuela de Negocios de Wharton:
La tecnología está cambiando el sistema financiero global tan rápidamente que el Foro Económico Mundial ha señalado recientemente que hay una “necesidad urgente” de establecer normas y crear regulaciones. Mientras que el “uso de la tecnología en las finanzas no es algo nuevo, y tampoco son muchos los productos y servicios ofrecidos por los nuevos participantes en el sector”, el grupo señaló que “es la nueva aplicación de la tecnología y su velocidad de evolución lo que hacen que la ola actual de innovación sea distinta de cualquiera que hayamos visto antes aplicadas a los servicios financieros”.
El informe, elaborado con las informaciones de los líderes de los mayores bancos del mundo, surgió de las discusiones en la reunión anual del grupo en Davos, Suiza, en enero, donde el enfoque en la tecnología financiera, o fintech, fue tan intenso que Bloomberg News publicó un artículo titulado, “Los mayores bancos mundiales en Davos: todos somos innovadores cuando el asunto es fintech”.
Básicamente, la tecnología financiera —o fintech— aplica las innovaciones tecnológicas a los procesos, productos y servicios financieros. La atención dada a fintech ha crecido rápidamente. En 2014, los grandes bancos comenzaron a cambiar seriamente el enfoque hacia ella y distanciarse de los problemas relacionados con el cumplimiento de las regulaciones y de las consecuencias derivadas de la reducción de costos tras la crisis económica. Ese año, la inversión mundial en operaciones fintech se ha triplicado, hasta los US US$ 12.000 millones —sobre todo en USA— de los USUS$ 4.000 millones registrados en 2013. En 2015, la inversión en operaciones privadas de fintech aumentó casi un 60% más, hasta los USUS$ 19.000 millones, según Citigroup y la empresa de consultoría CB Insights.
Y la inversión en empresas emergentes es sólo el principio.
Bank of America gastó USUS$ 3.000 millones al año en lo que llamó “iniciativas de tecnología” en su informe anual. Del mismo modo, Jaime Dimon, presidente y CEO de JPMorgan Chase, escribió en su carta anual a los accionistas que el banco gastó cerca de USUS$ 3.000 millones en nuevas inversiones en tecnología el año pasado.
Dimon dijo que el banco había construido sus propias “capacidades extraordinarias de big data internas —posiblemente tan buenas como las de cualquiera en Silicon Valley— con más de 200 analistas y científicos de datos”. Los datos que los expertos en tecnología están introduciendo se está utilizando para atraer nuevos clientes de banca comercial, para mejorar la concesión de crédito y el marketing, para hacer que las operaciones bancarias sean más eficientes, y, por supuesto, para optimizar transacciones comerciales, dijo Dimon.
El interés por la fintech de los principales bancos refleja el hecho de que el mercado digital está poco explotado. Citi estima que sólo alrededor del 1% de los ingresos de la banca de consumo de América del Norte ha migrado a nuevos modelos de negocio digitales hasta ahora. Se prevé que la cifra aumente a 10% en 2020 y 17% en 2023. Y se señala que el cambio ya está en marcha en China, donde las principales compañías del sector fintech como Alipay y Tencent, tienen tantos o más clientes que los bancos más grandes. Greg Baxter, director global de estrategia digital de Citi, señala que el 96% de todas las ventas en línea en China se llevan a cabo sin la intermediación de los bancos.
La posibilidad de perder cuota de mercado ante estas empresas emergentes es sólo una de las razones por las cuales los grandes bancos están invirtiendo dinero en su propia tecnología, así como en nuevas iniciativas emprendedoras.
“La ruptura digital tiene el potencial de reducir el tamaño del papel y la importancia de los bancos de hoy en día, y al mismo tiempo ayudar a crear servicios más rápidos, mejores y más baratos que los convierta en una parte aún más esencial de la vida cotidiana de las instituciones y los individuos”, escribió Julian Skan, director general de servicios financieros en Accenture, en un informe de 2015. “Para que el impacto sea positivo, los bancos están reconociendo que tienen que librarse de la complacencia institucional y reconocer que navegan meramente por las ondas de las regulaciones y esperar a que las tasas de interés suban no los protegerá de la obsolescencia”.
Ya no es un nicho
Con las principales instituciones financieras moviéndose hacia el espacio de fintech a un ritmo rápido, ¿en qué posición quedarían las startups? Para algunos, significa que fintech ya no es un compartimento aislado.
“La fintech ya no es un nicho”, escribe Matthew Carey, uno de los fundadores de Abaris, un sitio de comparación de anualidades que ha levantado US$ 720.000 en dos rondas de financiación, según CrunchBase en un post de Blog de iniciativa emprendedora de la escuela. “Si en el pasado las firmas de capital riesgo se burlaron de las cargas que suponían el lanzamiento de una nueva startup del sector de servicios financieros, en la actualidad hay pocos sectores que generen tanta atención”.
Carey señala un comentario del verano pasado del consejero delegado de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, que indica que el venerable banco de inversión es ahora, ante todo, “una compañía de tecnología” como prueba de que la fintech se ha incorporado a la corriente de las instituciones tradicionales.
Pero mientras que el dinero y la atención están fluyendo desde los bancos y el capital riesgo, la fintech recibe cada vez menos atención a una mayor escala.
Saikat Chaudhuri, director del Instituto Mack de Wharton para la Gestión de la Innovación, dice que la falta de visibilidad se debe, en parte, a que el término fintech tenga un sentido tan amplio, con algunas partes inmediatamente visibles, algunas que son más difíciles de visualizar y otras que están dirigidas a mercados fuera de EE.UU.
“Si se piensa en fintech como pensamos en PayPal y Apple Pay y Google pay y todo lo demás ‘pay o retribuido’ —como una alternativa a, por ejemplo, los pagos con tarjeta de crédito o depósitos directos— eso ya está ocurriendo”, dice. “Eso está sucediendo en un mundo de dispositivos innovadores”.
El siguiente paso importante para los servicios de pago es probable que sea el crecimiento en los países menos desarrollados que pueden utilizar los dispositivos móviles para realizar los pagos, “no tanto como sustituto, sino como ampliación de ellos”, dice Chaudhuri. En los mercados emergentes, donde los bancos tienen mucho menos alcance, por ejemplo, las nuevas plataformas pueden ser explotadas para servir al mercado no bancarizado.
Ajay Banga, presidente y consejero delegado de MasterCard, por su parte, ha estado avisando desde hace años sobre las ineficiencias del dinero en efectivo y el potencial de los pagos digitales en los países donde los residentes, que no tienen acceso a los bancos, ya llevan consigo teléfonos móviles.
“Eso hace referencia a un mercado completamente nuevo y, efectivamente, un mercado sin acceso a servicios bancarios”, dice Chaudhuri, señalando que la tecnología también podría servir a los consumidores estadounidenses que no utilizan los bancos. Según algunas estimaciones, hasta 50 millones de estadounidenses no usan los bancos o los utilizan mínimamente, y dependen principalmente de proveedores de servicios financieros alternativos, como los casas de cambio de cheques, lo que les convierte en un nuevo mercado de enorme potencial para las compañías fintech.
Los datos de Citi muestran que el 73% de la inversión fintech el año pasado se destinó a la banca personal y de pequeñas empresas, incluyendo el 23% en pagos y el 3% en transferencias de dinero.
Otra área con un enorme potencial que también se ha demorado un poco a la hora de despegar es la de préstamos punto a punto, especialmente aquellas plataformas que están integradas en las redes sociales. Las plataformas en línea que promueven el encuentro de los prestatarios y los prestamistas ya existen desde hace una década, pero representan menos del 1% de los préstamos totales al por menor en circulación en los EE.UU., y, según los datos de Citi, las tasas de crecimiento actuales de ese porcentaje podrían sobrepasar el 3 % a finales de 2018.
Chaudhuri dice que las regulaciones siguen siendo un reto para esta segmento de fintech, especialmente aquellas que tienen un componente de medios de comunicación social. Eso puede contribuir a un crecimiento más lento a pesar del enorme potencial, pero también dependerá también de las áreas de préstamos a que están dirigidos, especialmente después de la caída del mercado de la vivienda.
“No es sólo un canal de pago alternativo, el hecho es que estamos permitiendo que otras instituciones participen del sistema y actúen como bancos”, explica. “La forma en que se tendría que proceder, es que algunas de estas propiedades en línea y grandes medios sociales necesitarían prácticamente solicitar una licencia bancaria. No estoy seguro de que los reguladores, después de lo que sucedió durante la crisis financiera, lo permitieran”.
Los inversores, sin embargo, están apostando por los préstamos con el 46% del capital desplegado en las empresas privadas de fintech moviéndose a ese terreno, según Citi.
Monedas virtuales en territorio turbio
Las monedas digitales también se encuentran en territorio turbio. Bitcoin y similares ya se están usando, por supuesto, pero muchos consideran las monedas alternativas como una manera de facilitar las operaciones turbias. La tecnología detrás de ellos sin embargo —oficialmente llamada ‘tecnología de registro contable distribuida’, pero más comúnmente denominada “blockchain” – es de gran interés para las grandes instituciones financieras.
“En lo que Wall Street está más interesado es en la tecnología detrás de las criptomonedas”, dice Ron Quaranta, presidente de Wall Street Blockchain Alliance, una asociación comercial.
Los verdaderos creyentes afirman que la tecnología blockchain puede transformar las transacciones financieras internacionales de la misma manera en que Internet transformó las comunicaciones. Pero con jugadores que van desde las empresas emergentes a instituciones como Goldman Sachs, Citi y BofA desarrollando sus propias versiones de blockchain, nadie sabe cómo podrían trabajar juntos.
“Estamos en una etapa muy temprana para comprender cómo las empresas se relacionarán entre sí en un mundo blockchain”, dice Quarant. Sin embargo, se espera que la tecnología pueda algún día extenderse “de arriba a abajo de la cadena de los servicios financieros y los mercados de capitales”.
De hecho, se prevé que el blockchain, que incorpora la capacidad de rastrear transacciones individuales, algún día se extienda a otras industrias también. La industria del entretenimiento, por ejemplo, podría utilizar la tecnología para asegurarse de que cada vez que se copia el contenido original, se paguen derechos de autor al creador, limitando así el problema de la pérdida de ingresos debido a la piratería intelectual.
Las monedas digitales recibieron alrededor del 3% del gasto de capital en empresas privadas de fintech en 2015, según los datos de Citi.
En general, el patrón en cualquier sector tecnológico está bien establecido, dice Chaudhuri, y no espera que con fintech sea muy diferente. Las startups interrumpen el escenario, a continuación, los actores más grandes intervienen y “canibalizan cuidadosamente” la tecnología, ya sea a través de F&A o el desarrollo de sus propias versiones. “A su vez, eso es lo que legitima la tecnología”, dice.
Todavía un ciclo joven
El ciclo de la fintech es joven, y todavía hay una gran cantidad de jugadores y proyectos a todos los niveles. Es inevitable, por tanto, que haya una sacudida tanto de las tecnologías como de las empresas detrás de ella.
“No hemos llegado a ese punto todavía, por eso estamos viendo tanta inversión”, añade Chaudhuri. “Estamos en medio de ese proceso en este momento. Algunas cosas saldrán bien y otras no”. El observa que las aplicaciones de la fintech son en la mayor parte de los casos nuevos enfoques para hacer negocios que ya estaban siendo realizados. “Se trata sólo de tecnologías alternativas. No creo que sea un sector en sí mismo”.
Eso no quiere decir que las aplicaciones de la fintech no tengan gran potencial, aunque pueden tardar muchos años, incluso décadas, para que emerjan completamente. “En términos del número de personas que pueden participar en el sistema financiero y en las transacciones, creo que será algo revolucionario”, dijo Chaudhuri. “El sistema tradicional dejó a tanta gente fuera del sistema, creo que eso ahora va a cambiar mucho”.