Previo a ingresar al patíbulo escogido, la persona que se quiere dar muerte a sí misma, pasa primero por una evaluación psiquiátrica. De tener éxito, entra en la cápsula, cierra la tapa y, tras responder a una serie de preguntas, solo debe apretar un botón que inyecta gas nitrógeno en la cámara hermética; se queda dormida y muere asfixiada en cuestión de minutos.
Ese es el funcionamiento de la máquina, y así eligió morir la primera usuaria cuya identidad aún no ha sido revelada.
Según supo The Guardian, la fiscalía del cantón de Schaffhausen fue informada por un bufete de abogados de que el lunes una mujer había muerto tras el primer suicido asistido en la cápsula y que los fiscales habían abierto una investigación.
La policía añadió que “varias personas” fueron detenidas por incitación y asistencia al suicidio. El cuerpo fue trasladado de la mujer a un hospital cercano para practicarle una autopsia y miembros de la policía enviados al lugar del suicidio incautaron la controvertida cabina suicida.
Cápsula suicida y eutanasia
La ley suiza permite el suicidio asistido siempre que la persona se quite la vida sin “ayuda externa” y quienes ayuden a la persona a morir no lo hagan por “ningún motivo egoísta”, según un sitio web del gobierno. Pero el país europeo se ha visto sacudido por una polémica en torno a este invento.
Exit International, un grupo de suicidio asistido con sede en los Países Bajos, reconoció que está detrás del dispositivo impreso en 3D cuyo desarrollo costó más de un millón de dólares. 2 meses atrás, la organización promotora The Last Resort (El último recurso) dijo que la cápsula podría utilizarse por primera vez a finales de este año en Suiza.
Philip Nitschke, un médico australiano detrás de Exit International, su organización había recibido asesoramiento de abogados en Suiza de que el uso del Sarco sería legal en el país.
Sin embargo, según medios europeos, Sacro no cumple con los requisitos necesarios de seguridad y no había sido autorizada por las autoridades suizas.
Un fiscal estatal en Schaffhausen, Peter Sticher, advirtió a los abogadso de la organización que cualquier operador de la cápsula podría enfrentar procesos penales si se utilizaba allí, y cualquier condena podría acarrear hasta 5 años de prisión.
De acuerdo con la Consejera Federal de Salud, Elisabeth Baume-Schneider, la cápsula no es compatible con la ley y no entra dentro de la categoría de los productos seguros. Por este motivo no puede ser comercializada, según supo ABC.
De acuerdo con los fiscales suizos, la cámara sellada ofrece una alternativa de suicidio asistido diferente a la que ya existe por ingestión de una sustancia letal.
En junio, el director de The Last Resort, Florian Willet, declaró que Sarco ofrece “un espacio seguro donde morir pacíficamente”. ”No puedo imaginar una forma más hermosa de respirar aire sin oxígeno hasta caer en un sueño eterno”.
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