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RUSIA-USA: 'CRUDO' Y POLÍTICA

Dato: El diálogo entre Trump y Putin hoy (30/03) fue sobre petróleo más que pandemia

El 'día después' de la pandemia es lo que preocupa a todos los mandatarios del mundo. En el caso de Donald Trump y Vladímir Putin hablaron de un producto que es decisivo para ambos, el petróleo. El asunto se encuentra muy complicado y Rusia, reforzando su alianza con China, le planteó sus condiciones al estadounidense.

Vladímir Putin y Donald Trump hablaron por teléfono hoy (30/03) y, además de referirse a la lucha contra la pandemia, centraron su conversación en el complicado mercado mundial del petróleo, donde el precio Brent llegó a situarse por debajo de los US$ 19… Ambos presidentes acordaron continuar con las consultas en el nivel de ministros de Energía y proseguir con las personales conversaciones telefónicas…

Un resumen bastante diluido de lo que está ocurriendo en ese mercado, con coronavirus o sin él. Sobre todo si se tiene en cuenta el “día después”, cuando la pandemia merme. Sobre todo si se tiene en cuenta que China ya comenzó su recuperación.

Y aunque Trump le confió a FoxNews que “ acordar con Rusia es algo bueno”, no dejó de echarle la culpa de los catastróficos bajos precios del petróleo a la “guerra” desencadenada entre Moscú y Riad.

Los verdaderos motivos de esta llamada telefónica, anunciada hace unos días por el Presidente norteamericano, radican en la alarmante situación en un mercado saturado de producto, sin capacidad para responder siquiera a las ofertas más que favorables de proveedores que ya no saben dónde colocar su petróleo

En el mundo, los depósitos y reservorios de producto no son tantos ni tampoco son muchos los países que lo tienen. En Europa, Rotterdam (Países Bajos) es, quizás, el principal pero sus tanques ya están repletos y prácticamente los traders no están comprando con destino al puerto holandés.

Con Singapur pasa lo mismo. En USA, los parlamentarios demócratas rechazaron el pedido de Washington DC de aportar recursos para comprar 77 millones de toneladas de petróleo a los alicaídos texanos y así completar las reservas estratégicas, evitando el derrumbe de la industria.

“No le vamos a sacar dinero a los contribuyentes para pagar a los petroleros”, dijeron los opositores a Trump. Pero, además, es muy limitada la anunciada compra del Estado de petróleo para incrementar sus reservas. Como máximo, podrán adquirir unos 80 millones de barriles. Algo así como 400.000 barriles diarios a lo largo de medio año a un precio hoy inferior al costo. Nada.

El mundo enfrenta una reducción de la demanda de petróleo calificada por Bloomberg como “colosal”. De los 100 millones de barriles diarios, la cifra se redujo en un 25% y de todas formas, con esa cantidad, los reservorios se saturarán en un par de meses. Además, quienes no hayan comprometido lugar con contratos cerrados a futuro, pueden quedarse sin posibilidad de guardar el producto muy en breve.

Aun cuando existe la posibilidad de utilizar los buques tanque para ubicar el producto, esto tiene un recorrido muy corto. Frontline Ltd, la propietaria de tanques más importante del mundo, comunicó que nunca había recibido tantos pedidos para un arriendo prolongado de tanques.

Según John Fredriksen, el presidente de esta armadora sueca, la capacidad de todos los buques tanque en el mundo alcanza para guardar 100 millones de barriles. Pero la actual caída de la demanda amenaza con la saturación de estos buques en unos días.

La agencia informativa rusa “Rambler” puntualiza que en algunos mercados los traders incluso pagan a los consumidores para que ellos mismos se lleven el producto y le encuentren lugar de reserva. Los medios rusos comunicaron hoy que “Arabia Saudita e Irak informaron que no podrán mantener los descuentos anteriormente anunciados debido al aumento record de los precios para el transporte de tanques”.

Mientras tanto, el petróleo ruso se comercia por ductos, con un tránsito por ellos pactado en rublos, hasta los mercados terminales de consumo.

De tal modo, la anunciada ofensiva saudí y de sus aliados resultó ser confusa y dictada por impulsos, a causa del deseo de asestar un golpe definitivo sobre el mercado y sus competidores. Con un flete hasta Rotterdam de US$ 8 a US$ 9 el barril, y un costo total de extracción, procesado, impuestos, etc., de US$ 17, es lógico el retroceso en la oferta de Riad en un mercado donde el precio del barril oscila en los US$ 19.

En el FOB de Rotterdam, los traders rusos pueden poner su producto en unos US$ 16 a US$ 18. Nada nuevo ya que hasta hace poco tiempo atrás, esos mismos traders negociaban el precio con un descuento de -25% sobre el mercado Platts…

Fuentes de la estatal rusa Rosneft, calcularon que los ingresos saudíes por el crudo en 2019 fueron de algo más de US$ 80.000 millones, contra un presupuesto nacional de unos US$ 270.000 millones. Con el “forsage” de este año, podrían llegar a unas ganancias de US$ 110.000 millones. Tampoco alcanza para cubrir el presupuesto saudí, compuesto en un 80% de esos ingresos.

Las fuentes advirtieron el peligro de un fuerte descontento social y, en ese plano, sin el necesario respaldo financiero de USA, dicen, “a la familia real puede sucederle el mismo destino que Gaddafi”… 

Porque, como es notorio, la Administración Trump ha reclamado con gran energía a Riad que reduzca la oferta para nivelar el precio del barril y así aliviar la traumática situación de los productores estadounidenses de esquisto. Washington DC, en la práctica, ya obtuvo el acuerdo para reducir la extracción en Arabia Saudita. Las palancas norteamericanas de presión sobre Riad son más que suficientes para ello y, además, las contingencias actuales del mercado mundial contribuyen a tomar esa medida.

Pero sin Moscú, Washington no logrará estabilizar el mercado.

Donald Trump, con la misma liviandad con que calificó la pandemia, afrontó la crisis en el mercado petrolero. La conclusión que realiza el politólogo ruso Fiódor Lukianov avanza en este sentido al analizar la conversación telefónica de hoy entre el Presidente estadounidense y su par ruso Vladímir Putin: “La llamada de Trump está vinculada antes que nada con el petróleo –afirmó-. Porque ahora USA. se encuentra en una situación complicada: por un lado Trump mismo declaró que estaba bien que los precios del petróleo fuesen tan bajos porque la gente estaría mejor, y por el otro lado todo el sector petrolero norteamericano gime y reclama que resuelva cuanto antes este dilema”.

Lukiánov duda del papel que en este caso puede jugar el mismo mandatario estadounidense en un proceso de negociación. “No puedo imaginarme a Trump como mediador entre Arabia Saudita y Rusia –dice-. Por supuesto que el tema existe y es importante para ambas partes pero sus intereses, hablando con suavidad, son diferentes”.

A la inversa de Rusia, donde el sector hidrocarburífero tiene sólidos basamentos, incalculables reservas, consolidados clientes exteriores y una red de ductos de casi 100.000 kilómetros que la unen con los principales mercados europeos y asiáticos (sólo el gasoducto “Fuerza Siberiana” inaugurado en diciembre de 2019, de más de 3.000 kilómetros, que une Siberia con China, ha transportado 1.000 millones de metros cúbicos), al esquisto estadounidense sólo puede salvarlo la conclusión de esta guerra de petróleo.

Las principales empresas del sector, tales como Occidental Petroleum y Apache, ya anunciaron reducciones salariales y despidos.

Halliburton informó sobre el despido de 3.500 empleados en Houston.

Incluso Exxon Mobil, que básicamente extrae petróleo convencional, tiene serios problemas, reduciendo inversiones y gastos.

Es en este contexto que se produce el diálogo telefónico entre Trump y Putin. La paradoja estriba en que, hasta último momento, la Administración estadounidense continuó imponiendo sanciones a Rusia. So pretexto de condena por Ucrania, por Crimea, por Venezuela o por lo que fuere, la verdad es que Washington DC propugna 'plantar' sus ofertas de petróleo o de LNG en los mercados europeos o asiáticos. Esta fue la principal razón por la que Rusia se retiró del acuerdo “OPEP+” que preveía ulteriores reducciones de extracción. 

Liberada de ese convenio (aunque los sauditas intentan remontarlo en breve), Moscú tuvo tiempo para dos espectaculares anuncios:

> un confirmado y multimillonario contrato de provisión de 1,6 millón de toneladas de petróleo con China, la que una vez más define quién es su socio estratégico, y

> la “compra” de todos los activos en Venezuela de la estatal Rosneft, por una empresa “100% perteneciente al gobierno ruso”, según la información oficial… Con lo que ahora, las traders de Rosneft quedan liberadas de las sanciones impuestas por USA por  comercializar el petróleo venezolano y Washington DC deberá sancionar directamente al nuevo propietario de esos importantes activos: el gobierno ruso… al que llama por teléfono solicitando ayuda para estabilizar el mercado de petróleo.

A no engañarse: a Washington DC le costará mucho reconstruir sus relaciones reales con Rusia y bastante más reinsertarse en un mercado petrolero que ya consideraba como conquistado.

Por este motivo es que Trump lanza la idea de mediador en el conflicto entre Rusia y Arabia Saudita. Sobre el lado saudí la presión es severa y constante, exigiendo que la conducta de Riad “no dañe a los petroleros estadounidenses ”.

Un similar reclamo del secretario de Estado, Michael Richard “Mike” Pompeo, al príncipe Mohammed ben Salman Al Saud fue calificado por la agencia Bloomberg como “la más directa intromisión de los EE.UU. en la guerra de precios entre Arabia Saudita y Rusia”.

En la conversación de hoy, tanto a causa de la pandemia como a la crisis petrolera, Putin debe haberle repetido a Trump su planteamiento hecho en la reciente cumbre virtual del G20: “levantar todas las sanciones unilaterales” y de ese modo, permitir el normal flujo del comercio, incluyendo por supuesto el mercado petrolero. Algo que quizá sea duro de digerir para Trump, acostumbrado a imponer con prepotencia la presencia estadounidense en los mercados mundiales.

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