El 17 de julio de 1932 nació en Mendoza el historietista y dibujante (bah, el artista) Joaquín Salvador Lavado Tejón. Pero toda la Argentina lo conocería como Quino, creador de uno de los personajes más amados por todo el país: Mafalda.
A través de sus diálogos tan creativos, Quino expresaba sus opiniones sobre todo tipo de temas, como política, economía, e incluso el fútbol, donde se mostraba muy crítico de la violencia que éste provocaba. Aunque no era fanático de este deporte, era muy efusivo a la hora de pronunciarse sobre él.
Quino no apoyaba la violencia
Sin poder comprender (como muchos) el fanatismo ciego que provoca el fútbol, al punto de terminar en los peores actos de violencia, Quino sostuvo en una entrevista:
El fútbol me importa como fenómeno social. Me intriga la ceguera que crea y que no se da en otros deportes. Que el fútbol genere tanta violencia, donde llegan a haber muertos, no sé si hay algún otro deporte que genere muertes. Nunca lo practiqué, no lo entiendo. Sólo dos veces en mi vida fui a la cancha; no me gusta nada. A los argentinos les atrae el fútbol por la misma razón que no les atraen las cosas verdaderamente importantes.
Quino
Es por eso que a través de varias de sus tiras cómicas, como las de Mafalda (la niña que popularizó la frase “Otra vez sopa” por el poco aprecio que le tenía a ese caldo) daba a conocer su punto de vista sobre esta cuestión.
Por ejemplo, en una de ellas, Felipe está mirando un partido soñando con ser futbolista “para no tener que ir a la escuela”, pero parece que termina replanteándoselo luego de oír cómo lesionaron a un jugador después de que cometieran una falta contra él.
En otra viñeta Susanita está viendo jugar a Mafalda y sus amigos, y se deja llevar por la adrenalina del partido. Tanto es así que los critica hasta el punto en que les meten un gol. Cuando la enfrentan, ella trata de defenderse restándole importancia a su actitud.
Y en una de sus viñetas más conocidas, Quino resume perfectamente la ceguera de la que hablaba anteriormente. En la breve historia, un marido regresa enojado a su casa sin darse cuenta que su esposa está en la cama con su amante. El hombre, fuera de sí evidentemente porque el partido que vio no salió como esperaba, comienza a esputar toda clase de críticas al juego, sin darse cuenta de la situación embarazosa que tiene delante.
La mujer, viendo el estado de ánimo de su marido, le recrimina: “Ni me mirás siquiera; te importa más el fútbol que yo”. A lo que el esposo le responde: “¡Sí que te miré, tontita! Recién cuando te fuiste, ¿crees que no noté que cambiaste de peinado?”, confundiendo el pelo de ella con el de su amante.
Indudablemente, Quino era un tesoro nacional de los argentinos, alguien honesto que decía todo lo que estaba mal en este mundo. Mafalda y todos sus personajes son un legado que los argentinos, aun a pesar de su fallecimiento, siempre van a atesorar.
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