VIDA SANA

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Cómo dejar de tocarse la cara por el coronavirus

La pandemia trae numerosos cambios de hábitos, entre ellos, no llevarse las manos al rostro. Esto resulta muy difícil, ya que es un movimiento muy arraigado a la naturaleza humana. Pero todo es cuestión mental, y una psicóloga dio algunos consejos para sacarse esa costumbre paulatinamente.

El coronavirus ha modificado todos los hábitos de las personas en cuestión de días: lavarse mucho más las manos, trabajar desde casa, no compartir mate y saludarse con gestos. También recomiendan no tocarse la cara, pero aunque parece sencillo, no lo es para nada. Llevarse las manos a la cara es un movimiento casi involuntario y está muy arraigado a la naturaleza humana, ya que se realiza hasta antes de nacer. 

Investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur hicieron un estudio para determinar cuántas veces el humano se toca su rostro en el día: 23 por hora, 2,6 por minuto. 4 de cada 10 veces los dedos fueron a la boca, la nariz o los ojos. 

La psicóloga Cristina Wood le dio a El País algunos tips para dejar de hacerlo. 

1. Nunca decir 'no me toco la cara'

"Es contraproducente, si te lo repites puede que hasta te empiece a picar la nariz", dijo la especialista. Es importante cuidar la forma en la que se habla, para no sabotear los intereses de cada uno. Es mejor reformular la frase, siempre en positivo, ya que lo negado atrae. Un ejemplo podría ser "Voy a mantener las manos en su lugar·. 

2. Pensar constantemente que uno lo está haciendo bien

Ganar confianza en uno mismo es fundamental para convertir este acto en hábito. Si cada vez que uno consigue salir a la calle y no se toca la cara se dice que lo está haciendo muy bien, gana seguridad en sí mismo. Es recomendable también decírselo a otros, para apoyarse mutuamente en esta tarea.

3. El sentido del humor es de ayuda

En momentos en los cuales la ansiedad prima, reírse descomprime y relaja. Además, prepara a las personas para que sean más conscientes de sus actos. "Cada vez que sales de casa hay que prestar atención a las manos y cuanto más consciente está uno, más atención presta", indicó Wood.

4. Que la ansiedad no gane

"La emoción que más acompaña al estrés es la ansiedad, que conduce a movimientos más repetitivos, a tocarte más la cara, genera inquietud y hace que aparezcan pensamientos negativos. Hay que tratar de visualizar en la mente los movimientos que vamos a hacer para evitar tocar superficies contaminadas, y luego llevarlos a cabo", propuso la psicóloga. Estos pensamientos llevan tranquilidad y bajan el estrés.

5. Encontrar otro límite físico en situaciones de riesgo

El aislamiento social indica que lo más prudente es salir de casa pocas veces. La puerta de casa es la primera frontera por cruzar, pero si se debe salir por cuestiones de fuerza mayor, utilizar otros métodos para evitar que las manos se posen en la cara es completamente lógico. Ponerlas constantemente en los bolsillos o utilizar guantes pueden ser buenas soluciones.

 

 

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