La convertibilidad fue para Argentina la bisagra socioeconómica entre el siglo XX y el XXI, el 11S -porque el 03/12/2001 comenzó el 11/09/2001- marcó a fuego el comienzo del milenio y el corralito terminó con nuestro sueño americano del sur.
2001 POR DENTRO
El corralito mató el sueño argentino de estabilidad
20 años del corralito, final del sueño argentino de estabilidad, peso convertible tan efímero como el ingreso a USA sin visa. Debería ser día de duelo nacional.
El 11 de setiembre de hace 20 años había amanecido casi primaveral, pero envuelto en un clima enrarecido, denso, presagio de que se aproximaba algo así como el fin del mundo, pero para una clase ahorrista nacional, que las pirámides socioeconómicas ponderaban en un 70% de la población. (Para tener idea de qué hablamos, hoy no llega al 45%, según acostumbra a comparar Guillermo Oliveto, director de la consultora W.)
Los atentados en USA cambiaron la agenda estadounidense. La asistencia financiera que precisaba la Argentina desapareció del cuadro de situación. George W. Bush reaccionó con desesperación con su Patriot Act y otras leyes demenciales, y se enfocó en Afganistán, pese a que ya le advertían que podría ser el nuevo Vietnam, tal como efectivamente lo fue. Pero para quienes confiaban en Ciudad de Buenos Aires, entre megacanje y otras refinanciaciones, estirar vencimientos, ya no hubo chance. El FMI comenzaba a desatender el teléfono. Había eventos más graves que un eventual default argentino.
Desde el 11S al 03/12 corrieron 12 semanas de agonía, demasiado tiempo para una Administración que carecía de poder político y era incapaz de aceptarlo, condición esencial para intentar recuperarlo.
Ya por entonces había mar de fondo en la City: los mentideros vaticinaban el fin de la convertibilidad. Equivalía a desvanecer el sueño americano en Argentina, y que nuestra moneda nacional, después de una década de tregua inflacionaria, dejaría de ser contada igual que un dólar estadounidense.
En verdad, siempre fueron temas diferentes pero el marketing político necesario para las elecciones de 1993 había mezclado todo: tipo de cambio fijo era un tema y convertibilidad era otro. Pudo haberse mantenido la convertibilidad a tasa flotante pero Atila y sus hunos -Eduardo Duhalde, José Ignacio de Mendiguren, las empresas que querían pesificar sus deudas en dólares y los políticos que amaban el cliché como los Kirchner o Raúl Alfonsín- eran incapaces de recrear el modelo.
Cuando hablamos de ruptura de la convertibilidad, ¿de qué hablamos? De una gigantesca transferencia de riqueza, reasignación de miles de millones de dólares que pasaron del público depositante al Gobierno y los grandes deudores/empresas. Lo increíble fue que tamaño acto regresivo fue ejecutado en nombre del progresismo. La megainjusticia argentina se vistió de justicia social. ¿Cómo va a terminar bien esta mentira que lleva 20 años?
El problema de fondo
Desde marzo había fuga de dólares hacia el exterior. Se incubaba una tormenta perfecta que debería enfrentar un gobierno debilitado, con un Presidente golpeado por una crisis en la coalición gobernante y un superministro de Economía, Domingo Cavallo, al que le comenzaban a dar la espalda el FMI y Wall Street porque Fernando De la Rúa no era Carlos Menem.
El día previo al fatídico 11S venía siendo uno más de zozobra en las entrañas del poder argento y de una tensa espera en las calles.
El título principal de tapa de Clarín -en aquellos tiempos la opinión del diario de Héctor Magnetto aún parecía importante- fue el triunfo de Boca Juniors ante Chacarita Juniors, con una actuación descollante de Juan Ramón Riquelme. A un lado, un supuesto acuerdo entre Fernando De la Rúa y Raúl Alfonsín para enfrentar la interna de la Unión Cívica Radical -partido político que aún era gravitante, ignorando que iba camino al suicidio- con vistas a las primarias del 14/10/2001.
Pero esa calma se quebró cuando las pantallas de las TVs encendidas, como todas las mañanas, en los hogares y en los lugares públicos dejaron al descubierto que la seguridad del ombligo financiero del mundo, Nueva York, estaba siendo vulnerada. Lo que no comprendieron los argentinos era que todo eso que estaba sucediendo en la Gran Manzana tendría consecuencias inmediatas y profundas en el Río de la Plata.
El 11S tuvo una directa incidencia en nuestro corralito: Estados Unidos concentró todos los dólares del mundo para rearmar la seguridad interna y salir a la cacería de células islámicas, lo cual produjo un endurecimiento financiero que repercutió en los deudores como la Argentina, carentes de divisas.
La gran pregunta: ¿el problema fue la falta de pesos o la ausencia de dólares estadounidenses suficientes?
Ni lo uno ni lo otro. El problema fue la ruptura del consenso social y político sobre el que había transitado la convertibilidad aún cuando el desborde fiscal se remontaba a 1995.
Los gobernadores complotaban desde el inicio del gobierno de la UCR, tal como ya lo habían hecho durante casi todo el 2do. gobierno de Menem: estaban excedidos en sus gastos pero no querían ordenar la caja, tal como tampoco hoy día lo aceptan y por eso mantienen el festival de impuestos a los Ingresos Brutos y otras delicias. Ellos son los guardianes del Impuesto a los Derechos de Exportación y de cualquier tributo que se pueda coparticipar. Cuando asumió De la Rúa lo forzaron a iniciar un ascenso de carga impositiva cuando la recesión requería lo contrario. En 2001 ellos iban por el poder.
Ahí el problema de fondo: la convertibilidad requería de superávit fiscal, y la sociedad argentina había decidido gastar más de lo que podía. Esto fue posible hasta que la propia sociedad argentina desconfió de la situación, por diversos motivos.
El dilema confronta a 2021 con 2001: el desborde fiscal sigue siendo el eje de los grandes problemas argentinos que sus líderes se niegan a abordar aún cuando la inflación gana la batalla cada día.
El corralito
De acuerdo a Wikipedia, fue Antonio Laje el creador del mote 'corralito' para lo que anunció Cavallo en su desesperación cuando llegaron las tinieblas. Laje era el columnista de economía y finanzas en el programa Después de Hora, de Daniel Hadad, que expresaba las expectativas de Carlos Ruckauf y Estaban Caselli, a cargo de la provincia de Buenos Aires, y militaba en el derrumbe de De la Rúa -dicen que Ruckauf creía que la tómbola caería de su lado, y Duhalde lo dejaba hacer-.
Desde junio, el Gobierno de De la Rúa clamaba por ayuda complementaria al FMI y a los bancos privados para reducir la presión de la deuda externa realizando el llamado "Megacanje" por US$ 29.500 millones, que le provocó una buena comisión y enormes dolores de cabeza a David Mulford, por entonces en el Credit Suisse First Boston.
En julio ocurrió un evento importante: el Congreso de la Nación aprobó la Ley N°25.453 de "Déficit Cero", falso compromiso que reforzó en agosto con la Ley 25.466 de "Intangibilidad de los depósitos" cuyos 2 primeros artículos establecían:
Artículo 1°: Todos los depósitos ya sean en pesos, o en moneda extranjera, a plazo fijo y a la vista, captados por las entidades financieras autorizadas para funcionar por el Banco Central de la República Argentina, de conformidad con las previsiones de la Ley 21.526 y sus modificatorias, quedan comprendidos en el régimen de la presente ley. Dichos depósitos son considerados intangibles
Artículo 2°: La intangibilidad establecida en el artículo 1º consiste en: el Estado nacional en ningún caso, podrá alterar las condiciones pactadas entre el/los depositantes y la entidad financiera, esto significa la prohibición de canjearlos por títulos de la deuda pública nacional, u otro activo del Estado nacional, ni prorrogar el pago de los mismos, ni alterar las tasas pactadas, ni la moneda de origen, ni reestructurar los vencimientos, los que operarán en las fechas establecidas entre las partes.
Horror. Muchos de esos legisladores en enero 2002 aprobarían las leyes necesarias para la pesificación asimétrica.
Palco mediático
Al llegar diciembre, Cavallo activó un Plan B. Casi a escondidas había trabajado en un plan, que luego De la Rúa avaló, para frenar las corridas bancarias, el cual se basaba en desconcentrar los retiros de plazos fijos poniendo un tope y espaciando vencimientos.
Muy pocos de su equipo estaban enterados de lo que pergeñaba hasta que tomó estado público al ser filtrados a la prensa en un fatídico viernes. Los objetivos eran evitar la extracción masiva de depósitos bancarios sin detener el movimiento económico interno, que podía continuar a través del uso de la tarjeta de débito para la adquisición de bienes y servicios, incluso con beneficios tales como la devolución de entre 3 y 5 puntos del IVA para dichas transacciones.
Según Cavallo, el problema estuvo en el monto máximo de retiros autorizados. Cuando De la Rúa ya había firmado el decreto, lo llamó su ex secretario de Hacienda, Ricardo Gutiérrez, por entonces presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, para pedirle un monto más bajo. Ya saliendo de la Quinta de Olivos, Cavallo bajó del helicóptero, De la Rúa volvió a firmar creyendo que así obtendría el aval de Ruckauf. Fue su sentencia de muerte.
El secretario de Finanzas, Daniel Marx, el nexo más directo con los banqueros, cuestionó la decisión de su jefe y trascendió que intercambiaron duras palabras.
Cavallo blanqueó el plan el sábado 1. Se sentó frente a las cámaras lívido, con una expresión que se replicó en una caricatura que creó Alfredo Casero en el programa Cha-Cha-Cha: Don Gilberto Manhattan Ruiz, ministro de Ahorro Postal.
En octubre 2001, el desempleo fue récord: 4,8 millones de desocupados, 18,3% de la población activa. Con los subocupados, 34,6% de la población activa.
Cuidado: en 2021, la tasa de desocupación se ubica en 9,6% pero, según el INdEC, la población inactiva (no tienen trabajo ni lo buscan en forma activa) es 54,1%.
En aquel 2001, la pobreza había llegado al 35%.
Cuidado: en 2021, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza es de 31,2%; la población bajo la línea de pobreza es 40,6%.
¿Y el asignador de estabilidad? Durante los 2 años de la presidencia de Fernando de la Rúa la variación de precios fue negativa, con una tasa anualizada de -1,1%.
En 2021, los recientes 12 meses, a octubre, acumulan 51,2% de variación de precios minoristas.
¿De qué hablan cuando se refieren a 2001 como el peor escenario?
Las condiciones
Prohibiciones para las entidades
- No podrán realizar operaciones activas denominadas en pesos, ni intervenir en el mercado de futuros u opciones de monedas extranjeras, ni arbitrar directa o indirectamente con activos a plazo en pesos. Las operaciones vigentes podrán convertirse a dólares estadounidenses a la relación prevista en la Ley de Convertibilidad N.º 23.928, con el consentimiento del deudor.
- No podrán ofrecer tasas de interés superiores por los depósitos denominados en pesos, respecto a las que ofrezcan por los depósitos denominados en dólares estadounidenses. Las operaciones vigentes podrán convertirse a moneda extranjera, a solicitud de sus titulares, a la relación prevista en la Ley de Convertibilidad N.º 23.928.
- No podrán cobrar comisión alguna por la conversión de los pesos que reciban para realizar cualquier tipo de transacción, depósito, pago, transferencia, por dólares estadounidenses a la relación prevista en la Ley de Convertibilidad N.º 23.928, ni en las operaciones de conversión de dólares estadounidenses por pesos, siempre que cualquiera de dichas operaciones se cursen a través de cuentas abiertas en entidades financieras.
Prohibiciones para el público
- Los retiros en efectivo que superen los doscientos cincuenta pesos ($ 250) o doscientos cincuenta dólares estadounidenses (US$ 250) por semana, por parte del titular, o de los titulares que actúen en forma conjunta o indistinta, del total de sus cuentas en cada entidad financiera.
- Las transferencias al exterior, con excepción de las que correspondan a operaciones de comercio exterior, al pago de gastos o retiros que se realicen en el exterior a través de tarjetas de crédito o débito emitidas en el país, o a la cancelación de operaciones financieras o por otros conceptos, en este último caso, sujeto a que las autorice el Banco Central de la República Argentina.
Al restringir bruscamente la liquidez monetaria, estas medidas ahogaron todo movimiento económico, paralizando el comercio y el crédito, rompiendo cadenas de pago y asfixiando a la 'economía informal' de la cual depende la subsistencia cotidiana de una porción significativa de la población.
Los comercios que aceptaban tarjetas de débito eran pocos, y la elevada alícuota del IVA (21%) hacía más atractivo el comercio 'en negro' que esperar a fin de mes para recuperar un 3% o 5% del impuesto.
Luego, 2001 no fueron las turbas armadas por intendentes bonaerenses para derrocar a De la Rúa sino la gloriosa clase media que se movilizó en forma espontánea en defensa de sus ahorros.
No hay fuerza más poderosa que la propiedad privada cuando se siente amenazada, aún cuando se encuentre cuestionada por la hipocresía del papa Francisco, cabeza de la Iglesia Católica Apostólica Romana, megapropietaria de inmuebles en todas las ciudades importantes de Occidente.
Y no hay otra moneda verdadera de los argentinos que el bendito dólar estadounidense, que jamás ha estafado tal como sí hizo / hace / hará el espantoso peso doméstico, moneda fiduciaria cargada de los excesos y deficiencias de la maldita 'casta' que destroza a diario la Argentina.
La efeméride del 'corralito' trata precisamente de todo eso.