La mano fantasma que dejó a River sin su campeonato

Choque de gigantes

La segunda fecha del triangular entre River, Vélez y Racing tenía en vilo a los hinchas. El ‘Millo‘ venía de vencer a ‘La Academia‘ y se encontraba a un paso de la gloria. El encuentro contra Vélez prometía emociones fuertes y no defraudó. El árbitro Guillermo Nimo fue el juez de un enfrentamiento que dejó a todos sin poder respirar.

Con una recaudación récord de $25.515.000, el partido fue vibrante desde el primer momento, con Roberto Gutiérrez y Jorge Recio destacándose en el mediocampo. Sin embargo, las controversias estallaron en el segundo tiempo, cuando Daniel Onega marcó el empate con un gol que desataría debates inacabables.

La jugada que le arruinó la temporada a River

A los 37 minutos del segundo tiempo, la pelota rondaba el área de Vélez. La intensidad de River era palpable, y Onega se lanzó a buscar un centro cerrado de Luis Cubilla. Lo que sucedió a continuación quedó grabado en la memoria de los presentes.

Onega, con maestría, anticipó a la defensa rival y cabeceó hacia atrás. La pelota, traicionera, fue detenida por la mano de Luis Gallo, defensor de Vélez. La polémica estalló, pero el árbitro no señaló penal, cobrando en su lugar un supuesto foul de Carlos Rodríguez. El estadio rugió en desacuerdo, y el linier que sí había visto la infracción se vio superado por las circunstancias.

El 1-1 persistió hasta el final, y la incertidumbre sobre el campeón del Nacional 1968 se prolongó. Después, el equipo de Liniers goleó a Racing 4-2 y, por diferencia de goles de 39 a 35, ‘El Fortín ‘ ganó el campeonato.