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Gravísima acusación contra Pluspetrol y Techint

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), no parece dispuesto a ceder a la presión de ambientalistas que reclaman la revisión de su financiamiento al gasoducto de Camisea, que realizan Techint y Pluspetrol, en la Amazonia de Perú.

Un estudio elevado al BID por la consultora independiente E-Tech International asegura que el gasoducto está mal construido y que puede sufrir roturas como las cuatro que ocurridas en los últimos 15 meses. Según el informe, el gasoducto fue mal construido, dirigido por personal sin calificación y que 40% de los caños son viejos y están corroídos. El documento en su parte final afirma: "15.0 CONCLUSIONES Los tramos de piping que estarían por colapsar serían km. 8 al 10, km. 25 al 45, km. 70 al 172, km. 200 al 225, km. 355 al 370, y km. 436 al 450 Estos tramos son de una geografía muy accidentada, con curva y pendiente muy pronunciadas, las cuales han originado que se hicieran empalmes o cruces especiales de uniones soldadas. Los principales problemas con la soldadura en el campo fueron: 1) soldadores insuficientemente calificados, 2) soldaduras efectuadas por soldadores sin experiencia que fueron promovidos de amoladores (ayudante de soldador) a soldadores, 3) torsiones y tensiones inadmisibles de los tubos que fueron soldados
sujetos a presión y tensionadas para empatarlos durante el proceso de soldadura, y
4) la presencia de cargas inesperadas en el diseño en forma de deslizamientos de tierra produciendo la iniciación da la fisura por fatiga en el piping. Por lo menos la mitad de la tubería utilizada en el piping de Camisea es sobrante de otros proyectos en Ecuador y Brasil. Estos tubos estuvieron a la intemperie durante por lo menos un año y por factores de la naturaleza llegaron a Perú con corrosión excesiva originando que
parte de la tubería tuviera espesores de pared fuera de los límites de aceptación que demandan los Códigos API 1104 y ASME B31.8. Además esta tubería por el maltrato sufrido durante el transporte y almacenamiento prolongado en otros lugares llegó a Perú con los biseles de fabricación deformados, y lo cual se tuvo que remediar en con la preparación manual
de biseles en el campo sin el equipo ni el personal adecuado.
Se deberá hacer una auditoría del proceso constructivo e interpretación radiográfica a todo el gasoducto y poliducto con especialistas debidamente calificados en interpretación radiográfica. Es imprescindible radiografiar al 100 por ciento de la unión soldable a lo largo del piping con personal calificado observado por inspectores independientes. Además otras pruebas de la integridad de la tubería, como la prueba hidrostática, los chanchos inteligentes, y el monitoreo
remoto de fugas, deberían ser empleados a juicio de los inspectores independientes para documentar la condición actual del piping.
El control de la erosión sigue siendo una prioridad. Se debe: • Implementar medidas en control de erosión y estabilización de taludes a lo largo del proyecto, especialmente en la selva; • Restaurar los procesos ecológicos interrumpidos por altas cargas de sedimentación. • Restaurar a nivel funcional del DDV; • Identificar e inspeccionar las áreas montañosas de alta pendiente y valles semiplanos con el fin de reforzar los tramos susceptibles a la erosión y los derrumbes". El BID Sin embargo, un funcionario del BID dijo que no percibieron fuertes evidencias en el estudio de E-Tech International que obliguen a la institución a realizar una inmediata revisión del proyecto, como reclaman organizaciones ambientalistas y de derechos humanos. "Creo que no tenemos información que respalde las acusaciones, luego de cinco años en que hemos participado del proyecto", dijo Robert Montgomery, jefe de la Unidad Ambiental y Social del Departamento del Sector Privado del BID. Las afirmaciones del estudio de E-Tech International son "muy fuertes y deben ser apoyadas por hechos, no por opiniones o rumores", agregó. Montgomery sostuvo que algunos pasajes del informe, en especial el que asegura que 40 por ciento de las cañerías eran usadas, son tan graves que el consorcio constructor debería exigir a los autores una retractación. "Es una acusación bastante seria", indicó. "El proyecto está operativo hace apenas un año y medio. Nada de eso se dijo en el pasado. El BID y sus ingenieros y consultores independientes nunca escucharon nada sobre eso ni supieron de nada que lo respalde." Pero ambientalistas confiaban en que el estudio de E-Tech obligaría al BID a cambiar su actitud respecto del gasoducto. La institución, en cambio, continuó esta semana con su diálogo habituales con el consorcio a cargo del proyecto, que incluye a la petrolera estadounidense Hunt Oil, de Texas. Varias organizaciones, entre ellas Amazon Watch y el Fondo Mundial para la Naturaleza, acusaron al BID de ejercer controles demasiado elásticos, lo que abrió paso a roturas de cañerías que ponen en peligro un territorio ambiental y socialmente delicado, e incluso sus fuentes de agua dulce. El BID, establecido en 1959 y presidido por el colombiano Luis Alberto Moreno desde octubre de 2005, es la principal fuente multilateral de financiamiento para el desarrollo institucional y económico de América Latina y el Caribe. El tendido del gasoducto de Camisea nace en el yacimiento enclavado en el corazón de la selva amazónica y se dirige a la costa peruana del océano Pacífico, con un costo de US$ 1.600 millones. El proyecto es uno de los más emblemáticos del BID, y fue promocionado como modelo al iniciarse en 2001. La iniciativa tiene dos fases: la construcción del gasoducto de 714 kilómetros y una cañería de 540 kilómetros a través de la cordillera de los Andes para líquidos y combustible diesel, desde campo de extracción de Las Malvinas. Camisea es operado por el consorcio Transportadora de Gas del Perú (TGP), que incluye a las firmas Pluspetrol y Techint, de Argentina, la texana Hunt Oil, la estatal argelina Sonatrach y la surcoreana SK Corporation. Pero ambientalistas temen que el proyecto perjudique el área de Camisea, célebre en todo el mundo por su biodiversidad. Allí viven un millar de indígenas con escaso contacto con el resto de la población, así como 7.000 aborígenes de la comunidad manchiguenga. La ansiedad entre peruanos y organizaciones internacionales preocupadas por el proyecto se agravó con el nuevo informe. El estudio de E-Tech indica que el consorcio, en su apresuramiento por cumplir con la fecha de entrega de la obra estipulada en el contrato con el Estado peruano y eludir el pago de multas por US$ 90 millones, vulneró normas y estándares internacionales para el tendido de la tubería. "Con un proyecto de tal escala en un área tan delicada como la Amazonia peruana, se requiere un equipo de primer nivel", dijo Bill Powers, uno de los autores del informe. "Desafortunadamente, las obras fueron apresuradas y no contaron con una supervisión calificada." Powers sostuvo que los cuatro derrames sufridos en 15 meses de actividades eran predecibles, y advirtió el martes que, sin una completa revisión de las obras para asegurar la completa funcionalidad de los tramos dañados, habrá más roturas. El presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Congreso legislativo peruano, Walter Alejos Calderón, anunció que citaría al ministro de Energía y Minas, Glodomiro Sánchez, para que explique por qué el consorcio utilizó tuberías sobrantes y en mal estado. Magnolia López, de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, dijo que el estudio de E-Tech International deja en evidencia que el BID debe cambiar su forma de hacer negocios en América Latina. "Es importante un cambio en las políticas sobre hidrocarburos. Se requiere una revisión más exhaustiva y controles de los proyectos. Camisea debería marcar el comienzo de un gran cambio, y el BID debería entenderlo", afirmó López. Acusación Bill Powers, director de E-Tech International, mostró fotografías y documentación en una rueda de prensa. "Nuestro fin con este reporte es señalar que sí ha habido deficiencias", dijo Powers. "Esto debe servir como un punto de partida para una auditoría amplia, verdadera y transparente". El informe de E-Tech International ha sido entregado al ministerio de Energía y Minas y al congresista Javier Velásquez Quesquén, vocero de la bancada oficialista del Partido Aprista. Las fotografías mostradas por Powers muestran aparentemente que la tubería utilizada, sobrante de otros proyectos internacionales, no fue manejada apropiadamente y fue almacenada a la intemperie, facilitando la corrosión. Asimismo, E-Tech International señala que Techint alteró el trazo original por donde pasaría el gasoducto, por no haber detectado antes la existencia de una quebrada profunda, de modo que se vio obligada a colocar la tubería improvisadamente en una nueva ruta. E-Tech International ha recomendado que el comité encargado de la licitación de una auditoría para Camisea pida que se revisen los estudios geológicos y geotécnicos ejecutados por Techint, y que se efectúa una revisión al 100% de las radiografías de las soldaduras de los tubos. El gasoducto transporta gas natural desde los yacimientos en la selva --a 500 kilómetros al sudeste de Lima-- hacia la costa peruana, para consumo interno y con fines de exportación. Es operado por la compañía Transportadora de Gas del Perú (TGP), conformada por un consorcio que incluye a las argentinas Pluspetrol y Techint, la estadounidense Hunt Oil, la estatal argelina Sonatrach y la sudcoreana SK Corp. La planta empezó a operar a mediados del 2004, pero poco después se registraron los primeros incidentes de rotura con derrames que contaminaron ríos y afectaron a los lugareños. TGP ya enfrenta cinco multas impuestas por Osinerg, el organismo de control energético del estado. Las primeras 2, cuyo monto sobrepasa US$ 1,7 millón, está siendo apelada por la compañía por medios legales, y TGP ha pedido al estado la reconsideración de las otras tres. Desde su gestación, la construcción del gasoducto fue cuestionado por grupos ambientalistas que advertían de los serios riesgos a la ecología y el impacto en las comunidades indígenas de la selva amazónica. Una consultora estadounidense divulgó el martes documentación que pondría en evidencia que se cometió una serie de fallas en la construcción de un gasoducto de la importante planta de Camisea, que sufrió hasta 5 roturas en año y medio de operaciones.