OPINIÓN

NO HAY ACUERDO CON EL FMI

El irremediable ocaso de Martín Guzmán

Cuando aceptó el Ministerio de Economía, Martín Guzmán tenía otra hipótesis de trabajo, lejos de nuevos incumplimientos de pagos, imposibilidad de medidas estructurales para estabilizar la economía y desautorización permanente a sus iniciativas. Cabe preguntarse cuál es el horizonte de Guzmán en el Palacio de Hacienda.

El discurso de la Vicepresidenta no es inocente: el encuentro, entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, para iniciar las conversaciones formales por la reestructuración de la deuda, ya tenía su destino marcado por la exmandataria, tal acuerdo se encuentra muy lejos y sus dichos lo han demostrado.

Las críticas de Cristina Fernández de Kirchner contra el FMI no son una novedad. La salida de Argentina del Grupo de Lima, sin importar la reacción de la Administración Biden, tampoco es una sorpresa, floja manera de interpretar la política internacional.

En este contexto, la visita del ministro de Economía se volvió netamente protocolar, ya que las opiniones de CFK marcaron un rumbo negativo para establecer cualquier tipo de acuerdo. No es lógico amenazar a las personas con las que estás tratando de tener mínimos entendimientos.

Durante su gobierno, las consignas del kirchnerismo más duro siempre fueron lejanas a cualquier acuerdo sobre la deuda externa. La estabilidad económica y cambiara dependen seriamente de lograr mínimos puntos de entendimiento con las entidades que prestaron dinero a Argentina.

Tener un discurso de confrontación en este contexto se vuelve imprudente, más en un año de elecciones, donde las penurias argentinas dependen de la capacidad de dar confianza a inversores y “reperfilar” parte de las deudas contraídas.

El objetivo de Martin Guzmán, fiel a su especialidad y lejos de la política, era alcanzar cierta estabilidad económica y cambiaria, logrando un reacomodo de la política macroeconómica de Argentina. Una vez cumplido ese cometido, la intención del ministro era abandonar la cartera de Economía, dejando el paso libre a que el kirchnerismo siga fagocitando ministerios, aumentando su peso específico en el Ejecutivo.

Con el discurso de Fernández de Kirchner, el miércoles en un acto en Las Flores, acompañado de sus generales camporistas NO peronistas, la exPresidenta fue clara: “No podemos pagar la deuda porque no tenemos plata”. Luces de alarma para los prestamistas cuando la persona con más poder real en la política argentina anuncia la incapacidad de pago de una Nación Soberana.

La arenga de la mandataria molestó al mercado, no sólo internacional, sino también el mercado local, provocando que los bonos argentinos tuvieran una leve caída y el riesgo-país cerró con una suba quedando estacionado en los 1.574 puntos, 52 unidades más que en la jornada anterior.

Por su lado, la bolsa de New York, sufrió una caída del 1% y el petróleo cayó más del 6%, esto claramente afecto YPF, Petrobras y acciones vinculadas al petróleo, en consonancia con las acciones argentinas que siguieron sufrieron. Los mercados mundiales no estarían en la senda del gobierno de centro-izquierda argentino y los pronósticos no son alentadores.

Es evidente que este tipo de declaraciones no ayudan a un país en terapia intensiva, en especial el apetito de los mercados internacionales y el mundo ve un sentimiento por la Argentina frágil y piramidalmente negativo.

Es claro que la foto de Martin Guzmán con Kristalina Georgieva, no es más que una foto con un marco lleno de dudas y un contenido vacío, por un lado, el ministro hablando de un acuerdo y un arreglo para alcanzar las metas productivas del país; y por el otro lado, CFK diciendo que no hay plata para pagar al fondo y las condiciones no las va a aceptar. 

Vemos cómo la credibilidad del ministro no sólo pierde fuerza, sino expele “desconfianza en la política internacional” en un funcionario que, para la exmandataria “dejó de funcionar”.

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