OPINIÓN

HACIA OCTUBRE

El cuento de la buena pipa…

El autor, Luis Rizzi: "Lo que necesita la Argentina y los ciudadanos para votar con un mínimo de conciencia es que cada candidato en vez de esos “happy hours”, presenten sus proyectos de presupuestos para 2020 y que en todo caso durante la campaña electoral  se debata sobre esos proyectos con la intención de lograr  no solo el mejor proyecto sino poder elegir entre quien lo podría ejecutar mejor."

Cuando todos creíamos que  “el cuento de la buena pipa” había pasado a la historia, la política argentina lo ha logrado  revivir en esta  rara saga de hechos que nos toca vivir a partir de las llamadas PASO y hasta el 27 de octubre, fecha de las elecciones generales.

Lo cierto es que este lapso  se ha convertido en una transición virtual, pero transición al fin.

Las PASO que, en este caso  no fueron más que una suerte de “elección de reserva”, para la sociedad se convirtieron en el partido principal y todos nos comportamos como si hubiera sido la elección por los puntos…

De hecho, se asumió que Alberto Fernandez será el próximo presidente y que Mauricio Macri ya es un presidente saliente, por lo tanto  este lapso conforma una  ficticia transición real que, nos lleva a un oxímoron político que puede tener consecuencias perjudiciales para todos.

Esta rarísima situación que nos trae el recuerdo del famoso señor Porcel de Landrú, ese personaje delirante que llevó a su gallina a un veterinario porque no ponía huevos de Pascua o bien se enojó cuando en el acto de la votación le explicaron que el cuarto oscuro estaba iluminado, lo que consideró un fraude ya que si estaba iluminado no era cierto que fuera un cuarto oscuro y se fue a otra mesa a cambiar su voto por dos votos en blanco...

Parecería que en este momento los políticos se han convertido en varios “señores Porcel” y se entretienen reviviendo el cuento de la buena pipa.

Esta saga la comenzó el propio Macri cuando el lunes 12 se enojó con los ciudadanos por el modo en que habíamos votado y al día siguiente se disculpó descolgándose con un paquete populista  que se le atragantó a “Nicholas” Dujovne que, decidió irse para preservar su virginidad con el FMI.

Alberto Fernández no encuentra las palabras para aclarar que no va a defoltear pero que la deuda debe ser renegociada porque no se podría pagar en los plazos vigentes  y para colmo Felipe Zola propone  restablecer una suerte de Junta de Granos, para luego decir, como la mejor versión del señor Porcel que no lo dijo y que si lo hubiera dicho no lo quiso decir o fue mal entendido…

Lo cierto es que “los mercados” miran mucho más a Alberto Fernandez que al gobierno y cada palabra suya tiene mayor impacto  de que cuando era Jefe de gabinete, pero a la vez  su compañera de fórmula genera  tal nivel de duda que ante la pregunta  “Querés que te cuente el cuento de la buena pipa” la gente prefiere no responder…salvo los más crédulos y obsecuentes que dicen que si…pese a que conocen la respuesta.

Lo que llama la atención es que los medios en general piensan que estos gestos mutuos de Macri y Fernandez (por dos) van creando un ámbito de convivencia novedoso lo que es ratificado por las invitaciones hechas a los equipos económicos de los seis candidatos a presidente para tomar el té con el nuevo Ministro de Hacienda.

Todo esto me parece poco serio y si lo miramos con la lupa del humor, Landrú o Tato Bores fueron mucho  más talentosos.

Esta ida y venida con el cuento de la buena pipa política en el que Macri parece que creyera que ya gobierna Fernandez y éste que es solo un “común candidato” y la respuesta de quien nos gobierna no la podría responder ninguno de los integrantes de la famosa “craneoteca de los genios” que la protagonizaban Tincho Zabala, Mariano Bauza y Raquel Simari sobre libretos del inolvidable “Wimpy”.

Lo que necesita la Argentina y los ciudadanos para poder votar con un mínimo de conciencia es que cada candidato en vez de esos “happy hours”, presenten sus proyectos de presupuestos para el próximo año y que en todo caso durante la campaña electoral  se debata sobre esos proyectos con la intención de lograr  no solo el mejor proyecto sino poder elegir entre quien lo podría ejecutar mejor.

Con ello no será necesario ir a Wall Street ni al FMI ni a la U.E  ni decirle a los “inversores” que esta vez es la verdadera, ya que la cosa no es hablar por hablar sino decir con que cuento, cuáles serán las prioridades y como lo haré.
Eso sería seriedad aunque para la Argentina parezca humorístico…

¿Es mucho pedir…?