El espectáculo vuelve a mancharse con el escándalo más bajo: usar a los hijos como rehenes en esta guerra de egos. Mientras Wanda Nara, Mauro Icardi y la China Suárez protagonizan una novela mediática, los medios la alimentan exponiendo a los chicos en sus portales. ¿El resultado? Hijos convertidos en rehenes de vanidades y un país que aplaude el circo.
CON LOS CHICOS, NO
Circo mediático: Los hijos, víctimas del show de Wanda, Icardi y la China Suárez
Los hijos de Wanda, Icardi y la China son rehenes de sus padres y de los medios cómplices que exponen sus vidas por morbo y rating. Basta de usar a los chicos.
Cuando el show vale más que la familia
La confirmación de la relación entre Mauro Icardi y Eugenia "La China" Suárez, después de que Wanda Nara y L-Gante se separaran, no tendría que haber sido más que una anécdota personal. Pero la voracidad mediática y el innegable gusto de los protagonistas por el show la transformaron en una telenovela nacional. La publicación oficial del futbolista y la actriz en Instagram, con sus sonrisas de "nueva vida" en Nordelta, tuvo más de 3 millones de likes, pero lo que más ruido generó fue el comentario de Benedicto López, hijo de Wanda y Maxi López, que por un simple emoji de fuego y un saludo dejó en evidencia cómo los chicos quedan atrapados en medio de la tormenta.
Lo que tendría que haberse quedado en el ámbito privado se convirtió en un ring mediático, en el que los hijos de Wanda Nara son espectadores obligados. No solamente dejaron de seguir en Instagram a Icardi tras su posteo con la China, sino que los gestos de los menores son analizados como si fueran declaraciones políticas. ¿Desde cuándo los sentimientos de los chicos son moneda de cambio para sostener el circo de los adultos?
Medios cómplices de Wanda, Icardi y la China
Los medios tampoco son inocentes. Cada gesto, cada unfollow, cada emoji de un menor es hiperbolizado por programas y periodistas que parece que se olvidaron de tener cierto nivel de ética. Medios como Noticias Argentinas, alguna vez un portal serio que hubiera dejado a los chicos en paz, o panelistas como Yanina Latorre, con su estilo incendiario, los dos son ejemplos de esta maquinaria. Mientras se alimenta el morbo, nadie se pregunta cómo va a afectar esto a los chicos en el futuro.
Los hijos no son mascotas que se llaman para la foto ni juguetes que se usan para sumar rating. Son personas que van a crecer y, sin duda, van a resentir de la exposición forzada y la banalización de sus vidas a las que los expusieron sus propios padres. ¿Y los adultos? Wanda Nara, Mauro Icardi y la China Suárez no solamente le dan cuerda a este circo: lo disfrutan. Entre los posteos que suben calculados y los shows mediáticos, parece que se hubieran olvidado de lo esencial: madurar. Sus conflictos personales y sus caprichos tendrían que resolverlos en privado, lejos de las pantallas y los clics.
Pero acá estamos, con un país que apuesta qué va a pasar en la próxima movida, mientras los chicos cargan con las consecuencias. Ya es tiempo de que el espectáculo baje el telón cuando se trata de los hijos. Que Wanda, Mauro, la China, y también los medios, reflexionen. No todo vale por un poco de atención. Basta de usar a los chicos como palancas en guerras de egos.
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