"Imploran la paz las víctimas de las guerras, las cuales contaminan los pueblos con el odio y la Tierra con las armas",
Papa Francisco
durante la oración ecuménica de los cristianos en la basílica inferior de San Francisco de Asís.
REUNIÓN EN SAN FRANCISCO DE ASÍS
El Papa sube su apuesta a favor de los refugiados e inmigrantes
Experiencias de 25 refugiados que almorzaron con el Papa y otros 500 líderes religiosos en el refectorio del convento de San Francisco de Asís antes de la ceremonia final de la cumbre internacional «Sed de paz», acumularon guerras, bombardeos, atentados, persecución, expropiaciones y torturas: es el otro rostro de una situación que Occidente no sólo no evita sino que, a veces, provoca. Fueron historias de Siria, Nigeria, Eritrea, Malí....
“Marana-Thá”, “Ven, Señor Jesús” es el mayor testimonio de todo cristiano… y hoy más que nunca resuena en demasiadas áreas del mundo, y sobre todo en Medio Oriente. Pero para que nosotros también podamos gritar “Ven, Señor Jesús” con nuestros hermanos sedientos de paz, debemos, como Iglesias, pasar por una “metànoia”, una conversión intrínseca, un cambio radical de mentalidad, una profunda revisión, y ser capaces, como cristianos, de poner en práctica eso a lo que nos llama el Libro del Apocalipsis: escucha, conversión, testimonio profético",
Patriarca Bartolomeo
en su meditación ecuménica en la basílica inferior de San Francisco de Asís.
Francisco estaba junto al Patriarca ortodoxo Ecuménico, Bartolomeo; el sacerdote albanés Ernest Troshani, encarcelado en un gulag durante la época del régimen comunista: el rabino David Rosen; y la presidenta de los judíos romanos Ruth Dureghello; el primado anglicano Justin Welby; y los protestantes Olav Fykse Tveit y Enno Junge; el fundador de la Comunità di Sant’Egidio, Andrea Riccardi; el Patriarca Ignatius Aphrem II, Patriarca siro-ortodoxo de Antioquía; el cardenal Gualtiero Bassetti (Perugia); los monseñores Giovanni Becciu (Sustituto de la Secretaría de Estado) y Ayuso Guixot (del Diálogo intrereligioso); el general de los franciscanos conventuales Marco Tasca; el obispo de Asís, Domenico Sorrentino; y el sociólogo Zygmunt Bauman: una exhibición de poder moral ante una situación muy difícil, que ha invadido a Europa y amenaza a USA, que consiste en la ausencia de misericordia, según el Papa de los católicos apostólicos romanos.
En la mesa de al lado estaban 24 refugiados, huéspedes del centro Cara de Castelnuovo di Porto (10) y de la Cáritas de Asís (4) y de la Comunità di Sant’Egidio en Roma(10). También la siria Tamar Mikali, quien llegó a Roma gracias a los corredores humanitarios promovidos por la Comunità di Sant’Egidio, la Iglesia valdense y la Federación de las Iglesias Evangélicas de Italia.
Anu, que llegó a Italia desde Malí en una patera, cuenta que habló con el Papa sobre la propia historia y sobre la paz: el encuentro de Asís «es una cosa maravillosa para mí, porque, buscando la paz, dejé mi tierra». Paulina, nigeriana que llegó a Italia en julio de este año, después de «muchas torturas», de pasar por Lampedusa y después por Ponte Galería. «Luego casi nos deportan a nuestro país, pero las personas de Sant’Egidio nos salvaron, nos dieron una casa». Está tomando clases de italiano y de costura (ella misma confeccionó el vestido que lleva puesto hoy), y reveló: «Hoy tuve la gran posibilidad de encontrar al Papa, no es tan fácil para todos: le dije que quería bautizarme, que me había hecho el vestido sola, y él me dio esperanza. ¡Estoy muy contenta!». Entre los otros prófugos huéspedes de Sant’Egidio en Roma hay palestinos, eritreos, sirios (cristianos y musulmanes) y una mujer que viajó a Roma desde Lesbos con el Papa. (...)".
En el convento de San Francisco cada uno de los más de 500 invitados comieron un menú consensuado con las creencias religiosas presentes: entradas de mozzarella y parmesano, pasta con tomate y ravioles con requesón y espinacas, asado de cordero y pavo con hongos y ejotes, dulce de fruta y crema. Antes de comenzar el almuerzo, Marco Impagliazzo, presidente de la Comunità di Sant’Egidio, hizo un brindis por los 25 años de ministerio de Bartolomeo y le regaló la escultura de un olivo.
En un momento de oración, los creyentes de las diferentes religiones rezaron en grupos separados, cada uno según las propias tradiciones.
Jorge Omar Bergoglio se reunió individualmente con Bartolomeo, con el Patriarca sirio-ortodoxo de Antioquía; con el arzobispo de Canterbury; con el filósofo Zygmut Bauman; con el presidente de los ulemas indonesios Din Syamsuddin; y con el gran rabino David Rosen. Posteriormente se reunió con los cristianos, reunidos en la basílica inferior, para la oración común.
El primado anglicano, Justin Welby, dijo que "nosotros vivimos en un mundo que no logra distinguir lo que cuesta de lo que vale… Veamos a nuestro alrededor en la Europa de hoy. Nuestras economías pueden permitirse gastar mucho, pero no son mas que fundamentos de arena. A pesar de todo, vivimos víctimas de la insatisfacción y de la desesperación; en la ruptura de las familias, en el hambre y en las desigualdades, en dirigirnos a los extremismos. Debemos escuchar a Dios, quien a menudo nos habla mediante la voz de los más abandonados y de los más pobres".
Francisco dijo: "Las palabras de Jesús nos interpelan, piden que encuentren lugar en el corazón y sean respondidas con la vida. En su “tengo sed”, podemos escuchar la voz de los que sufren, el grito escondido de los pequeños inocentes a quienes se les ha negado la luz de este mundo, la súplica angustiada de los pobres y de los más necesitados de paz. Imploran la paz las víctimas de las guerras, las cuales contaminan los pueblos con el odio y la Tierra con las armas; imploran la paz nuestros hermanos y hermanas que viven bajo la amenaza de los bombardeos o son obligados a dejar su casa y a emigrar hacia lo desconocido, despojados de todo. Todos estos son hermanos y hermanas del Crucificado, los pequeños de su Reino, miembros heridos y resecos de su carne. Tienen sed. Pero a ellos se les da a menudo, como a Jesús, el amargo vinagre del rechazo. ¿Quién los escucha? ¿Quién se preocupa de responderles? Ellos encuentran demasiadas veces el silencio ensordecedor de la indiferencia, el egoísmo de quien está harto, la frialdad de quien apaga su grito de ayuda con la misma facilidad con la que se cambia de canal en televisión".
Durante el encuentro de oración fueron leídos los nombres de 27 países que están en guerra. Inmediatamente después, el Pontífice, con los otros líderes cristianos, subió al palco que se encuentra en la plaza sobre la basílica inferior, a donde también se dirigieron los representantes de las religiones del mundo para la ceremonia final de la jornada.