El ex militar Adolfo Scilingo reconoció hoy que en el edificio de oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), había "personas detenidas", aunque negó que fuera "un centro clandestino de detención".
Scilingo negó que las ESMA fuera "un centro clandestino de detención"
El ex militar Adolfo Scilingo reconoció hoy que en el edificio de oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), había "personas detenidas", aunque negó que fuera "un centro clandestino de detención". Scilingo había negado ya su participación en los "vuelos de la muerte" y aseguró que si previamente se inculpó ante el juez Baltasar Garzón, por estos hechos fue para que se investigara lo sucedido durante la dictadura argentina. Sin embargo, se quejó de que hasta ahora no se "ha investigado nada de lo que yo dije" ni en Argentina ni en España. En tanto, la mujer de Scilingo, María Marcela Vallés aseguró que el proceso judicial que se sigue en España a su marido "está totalmente armado".
En la tercera jornada del juicio oral que se desarrolla en la Audiencia Nacional en Madrid, el ex marino señaló que "en la Armada uno cree y debe seguir ciegamente lo que dice su superior" y que "si el superior dice ´vamos para allá que tenemos que matar, es así´", tras lo cual destacó que "el Código Militar exime la obediencia debida".
Durante la sesión de ayer, Scilingo negó haber participado de los denominados "vuelos de la muerte" y aseguró que si previamente se inculpó ante el juez de la Audiencia Nacional española, Baltasar Garzón, por estos hechos fue para que se investigara lo sucedido durante la dictadura argentina.
Así lo aseguró Scilingo ante el tribunal de la Audiencia Nacional que lo juzga por delitos de genocidio, terrorismo y torturas durante la segunda jornada de este juicio, en la que el ex militar realizó una extensa declaración, mostrándose en plenitud física, tres días después de que la vista se tuviera que aplazar por un desmayo del detenido.
"Yo dije un montón de disparates, con la idea de que se investigara", aseguró Scilingo, quien dijo que era imposible que hubiera participado en los dos vuelos de la muerte de los que está acusado, porque cuando supuestamente se cumplieron, en las primeras quincenas de junio y agosto de 1977, él se encontraba internado en el Hospital Naval de Buenos Aires, primero, y de vacaciones en Bahía Blanca con su familia, después.
Agregó que presentará como pruebas los partes médicos del hospital y los partes diarios de la Escuela Mecánica (ESMA), a la que pertenecía y en los que figuran sus vacaciones.
Scilingo explicó que declaró ante Garzón cosas que estaban en la prensa y otras a las que le indujeron sus abogados, todo con el objetivo de que se investigaran los hechos y se "armara el gran lío".
"Dije lo que quería decir, no cualquier cosa", recalcó Scilingo, quien afirmó que ante el juez Garzón se inculpó de los vuelos y dijo que había participado en secuestros con ese objetivo.
El ex militar se autoinculpó en 1995 de haber participado en los llamados vuelos de la muerte, en los que prisioneros políticos eran arrojados vivos al mar o al Río de la Plata desde aviones en vuelo durante la dictadura militar.
Sin embargo, el 4 de noviembre de 1999, dos años después de su declaración y tras pasar algún tiempo en libertad provisional, Scilingo se desdijo de su confesión y aseguró que se lo había inventado todo como parte de una venganza personal contra el jefe de la Armada durante el primer tramo de la dictadura, Emilio Massera, a quien odiaba.
"Yo tenía que autoinculparme de haber participado en los vuelos de la muerte, afirmar que había visto torturas en la ESMA y que participé en secuestros", insistió Scilingo, para quien la parte acusadora pide 6.626 años de cárcel.
Sin embargo, se quejó de que hasta ahora no se "ha investigado nada de lo que yo dije" ni en Argentina ni en España.
En tanto, la mujer de Scilingo, María Marcela Vallés aseguró que el proceso judicial que se sigue en España a su marido por delitos de lesa humanidad en la última dictadura militar "está totalmente armado", y sostuvo que en ese país "la gente no tiene ni idea de lo que pasó en Argentina" entre 1976 y 1983.
La mujer consideró que "la (organización terrorista vasca) ETA no es ni la centésima parte de lo que eran Montoneros y el ERP, porque acá ponen dos bombas por año, y allá (en la Argentina) eran diez bombas absolutamente todos los días".
"Lo que pasa es que en España no tienen ni idea de lo que pasó en el otro lado, creen que un día, un 24 de marzo, se levantaron Massera y Videla y dijeron ´bueno, vamos a secuestrar gente y a matar gente´, cuando la gente lo pidió desesperadamente y salió a la calle feliz, porque realmente no se podía vivir, no se podía ir a la universidad, ponían bombas en todos lados, era desastroso", expresó.
En diálogo con radio argentina desde Madrid, donde reside, Vallés aclaró que "yo no estoy justificando la dictadura militar", pero dijo al periodista que la entrevistó: "¿A usted le parece que del otro lado fueron todos angelitos y no pasó absolutamente nada?", en referencia a los montoneros y el ERP.
La mujer manifestó que "lo que puede opinar es sobre la irregularidad del juicio, en este momento, que incluso de la incompetencia de España que está clarísima".
"Esto está totalmente armado, está clarísimo", sentenció, en tanto agregó que "acá no hay ninguna prueba, todo lo que ha juntado (el juez español Baltasar) Garzón en siete u ocho años son fotocopias de supuestos testigos que no tienen ni idea de nada".
También cuestionó a organizaciones defensoras de los derechos humanos, al señalar que no tiene "respeto" por ellas.
"En lo de Cromagnon (donde se incendió un boliche, con 191 muertos y más de 700 heridos) no vi a ninguna madre de Plaza de Mayo ni nada, ni defendiendo a (a la médica cubana) Hilda Molina, entonces defienden una parte, para mí no tienen ningún valor, además es gente que está lucrando de hace 30 años con la muerte de sus hijos y sus nietos, no me merece absolutamente ningún respeto", aseveró.