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Polémica por la tapa de Caras sobre la hija de 'Luli pop': "El universo de Matilda"

"Nuestras 'celebridades' locales se han convertido en una suerte de realeza, ungidas por la sociedad del consumo y del like", critican desde la cuenta de Facebook, Mujeres que no fueron tapa, por el último número de la revista Caras, que muestra a la hija de la celebrity. "En esa lógica, les niñes también son objetos", advierte. Los medios nos vuelven espectadores y consumidores "de la vida de una niña que no sabe que está siendo mirada."

Tapa de Caras

La revista Caras publicó en su último número una tapa que ha dado que hablar, con una imagen de la hija de Luciana Salazar, Matilda, y el título "El universo de Matilda":

"La heredera de Luciana Salazar vive como una princesa. Su madre le construyó su propio universo para que la niña no se angustie durante la cuarentena. Tiene su exclusiva mini mansión, un autito descapotable de alta gama y una plaza de juegos."

En Facebook, desde la cuenta Mujeres que no fueron tapa -que suele hacer notar elementos machistas o misóginos en el material periodístico y publicitario- publicaron un comentario al respecto:

"Cómo frutilla del postre de nuestra serie de publicaciones de ayer, hoy sale esta tapa.
Una niña que pertenece a la clase de niñes que se pueden mostrar, de cabello rubio, piel clara, ojos claros, que es presentada como “heredera”. ¿De qué? Quizás de esta tradición de ubicar a las celebridades en el lugar de la realeza, con la que tienen en común muchas cosas, por ejemplo que no existe mérito ni circunstancia razonable que ubique a esas personas en el lugar de visibilidad que se les otorga, y que al igual que de “la realeza”, entretienen pero sobre todo refuerzan un modelo que legitima privilegios y exclusión exhibiendo los detalles de una vida de opulencia, construida sobre la base del privilegio de nacimiento y de clase.

Nuestras “celebridades” locales se han convertido en una suerte de realeza, ungidas por la sociedad del consumo y del like. Los medios nos convierten en espectadores de la vida de estas personas generación tras generación, instituidas en ese lugar por estar dispuestas a vender y promocionar el modelo de consumo de vidas, cuerpos, identidades, vínculos y objetos que este modelo social, político y económico pretende imponernos a todes. Consumidores consumides.

En esa lógica, les niñes también son objetos, no solo porque pueden adquirirse, comprarse a gusto del consumidor, elegir el color de pelo, de piel, de ojos de les donantes de semen y óvulos, al mejor estilo Mengueliano. Sino además porque sirven para facturar e imponer un modelo de vida y de “felicidad” totalizante, único, que nos expropia lo humano y nos convierte en cosas, donde lo más importante es tener y reproducir el paradigma de que la felicidad existe en ese lugar en el que “tengamos las cosas” que nos harán felices. La mansión, el auto de lujo, la ropa, “los juguetes”, cómo menciona la tapa. Cómo si eso fuera lo que necesita une niñe o cualquier persona para “no angustiarse” y “ser feliz”.

Y no podemos dejar de señalar, que esta tapa que derrocha todo eso que decíamos en la parte 1, es publicada en un contexto mundial de pobreza creciente a causa de la crisis de este modelo de consumo que se cae a pedazos pero que sigue dando batalla desde sus usinas de propaganda que son los medios masivos.
En nuestro país y en muchos otros territorios, millones de niñes están en sus casas con las necesidades insatisfechas, aislades, sin contar con conexión a internet ni dispositivos que les permitan acceder a la educación como un camino posible a mejores condiciones para su vida.
Miles de niñes que no volveran a la escuela, que están trabajando. Otres que viven la angustia de la violencia sobre sus cuerpos e identidades, o la falta de abrigo o comida, la pérdida de seres queridos, la desesperación de sus padres por no lograr hacerse de lo necesario para la subsistencia o la pérdida de sus trabajos.
Mientras todo eso sucede, estos medios eligen/deciden insistir en mostrarnos a les integrantes de esta especie de realeza local en la que la infancia se vulnera a fuerza de convertirla en objeto que se consume, usa, descarta. Intentando convertirnos a todes en espectadores y consumidores de la vida de una niña que no sabe que está siendo mirada."

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