La TV que viene: 2 textos importantes
La TDT en la que tanto invirtió el analógico gobierno del Frente para la Victoria, con Juan Gabriel Mariotto como emblema de los medios de comunicación, no es el futuro. El kirchnerismo cristinista no tiene ni idea de por dónde viene la tecnología. Es tarea imposible enseñarles pero... hay que insistir.
06 de enero de 2012 - 16:43
La Televisión Digital Terrestre que Cristina Fernández prometió, y para la que no consigue programación interesante (ay, cuánto dinero público dilapidado por el Frente para la Victoria), apenas es una porción del futuro, y bastante reducida por cierto.
¿Por dónde viene la TV? Por la Smart Television, que a su vez pasa por la banda ancha. Hay que pensar en la fusión de la TV e Internet, y en eso no se ha trabajado. Obviamente, tampoco en contenidos apetecibles para el público (que ya ni siquiera se interesa en el Fútbol para Todos, segun los ratings). Para huir de la tontería ladriprogresista aqui 2 textos ilustrativos.
Por un lado, J. Montalvo, en el matutino Expansión, de Madrid:
¿Qué hace el fabricante del iPhone y el iPad, el desarrollador del exitosisimo iTunes, comprando derechos de televisión? Pues que Apple ha visto claro, al fin, que quiere estar en televisión y cuál es la mejor manera de hacerlo: tener los mejores contenidos y ofrecerlos en cualquier momento y a través de múltiples dispositivos, de forma flexible y personalizada. En la misma línea se mueve Google, pero también Amazon, Sony y su Play o Samsung y sus televisores.
El despliegue de infraestructuras de acceso a Internet de banda ancha (...) unido a la introducción generalizada de equipamiento en los hogares cada vez más sofisticado y con nuevas posibilidades, y a la aparición de nuevos proveedores de contenidos desde la red de redes, ha trastocado toda la cadena de valor de la industria audiovisual. En la Sociedad de la Información, los usuarios disponen de redes fijas y móviles, equipos, terminales, herramientas y plataformas que abren un universo de posibilidades para el consumo y la producción de contenidos.
Revolución digital
Esta revolución digital está desplazando del centro de la relación entre la emisión del contenido y su recepción a los operadores de televisión para colocar en su lugar, con promesas de libertad absoluta y continua en la elección de los contenidos y en la forma de disfrutarlos, a los propios usuarios.
La individualización crea un consumidor completamente disociado con las cadenas de televisión, ajeno a las programaciones lineales, sumamente crítico con la calidad del contenido y sensible al precio que paga ya sea económico o a través del grado de privacidad que sacrifica al ser expuesto a publicidad dirigida exclusivamente a él o ella.
Un consumidor activo
El consumidor ha dejado de ser consumidor pasivo y pasará a ser, sin vuelta atrás, activo. El modelo de negocio clásico, en que las cadenas y plataformas, financiadas con publicidad de los anunciantes o las cuotas de los abonados, encargaban a las productoras la mercancía (programas) y decidían qué ofrecían a la audiencia, en forma de parrilla o paquete de canales, para lograr su fidelidad, amparados por los barreras de entrada que imponían las concesiones administrativas de los canales, y apoyados por los proveedores tecnológicos (fabricantes de hardware) está en completa revisión.
La televisión tradicional seguirá siendo referente para las emisiones masivas de contenidos en tiempo real, como los grandes eventos deportivos y culturales, pero el desarrollo vertiginoso de las propuestas basadas en Internet apuntan a una progresiva sustitución del modelo clásico por nuevas alternativas, flexibles, convergentes y personalizadas.
Proveedores online
Los proveedores de vídeo online, como Netflix y Hulu, en USA (...) han actuado de espoleta en este radical cambio. Estas empresas funcionan como videoclubs que alquilan series, películas y programas a sus clientes a través de la red.
Primero las ofrecían como descargas para su visualización en el PC, y luego, en los últimos años, en streaming, para consumir online, con la información en la nube. Les han seguido Apple y Google, con sus proyectos para televisión. El gigante de las búsquedas y la publicidad en Internet quiere trasladar su modelo a las pantallas de los televisores y, al igual que Apple, negocia con las grandes majors estadounidenses para ofrecer los mejores contenidos.
En los últimos dos años, además, la revolución ha salido del PC para saltar a los televisores conectados a Internet, las plataformas de TV y las videoconsolas. Su modelo de negocio consiste en ofrecer, en cualquier plataforma disponible, mientras más mejor un amplísimo catálogo de contenidos, cedidos por majors o grandes cadenas, a cambio de publicidad o una suscripción.
Reacción de las grandes plataformas
Las grandes plataformas de televisión tratan de adaptar su modelo a la nueva cadena de valor, que les exige diseñar contenidos para su consumo en múltiples dispositivos, con una programación multicanal, para abierto y pago, y con respuesta a las nuevas exigencias de los anunciantes, que empiezan a huir del spot tradicional, cada vez menos valorado por la fragmentación de las audiencias y el empuje de Internet.
Es el caso de español de Digital +, que ha saltado del satélite a Internet con Yomvi, su nuevo servicio de televisión a la carta, o de Telefónica, que ha alcanzado un acuerdo con Microsoft para reconvertir Imagenio, su plataforma audiovisual, en un modelo Over The Top TV.
Y qué significa Over The Top TV
Con la ayuda de un decodificador genérico, abierto y de muy bajo coste o del uso de un navegador de Internet y un computador, los usuarios pueden descubrir y consumir los contenidos audiovisuales de una gran variedad de sitios web de manera cómoda, sencilla y asimilando una experiencia de usuario similar a la de la televisión tradicional.
Over The Top TV (OTT) y es la gran tendencia de futuro del sector, que coloca al cliente en el centro y le permite saltarse a los intermediarios habituales (cadenas de TV, plataformas de pago...) para disfrutar de los contenidos habituales.Es vídeo a través de un PC conectado a la tele del salón. También es el visionado del contenido de Antena3.com a través de un televisor Samsung conectado directamente a Internet.
O la televisión a la carta que disfrutan los usuarios de Apple TV, el 'gadget' que conecta tu iTunes a tu televisor. OTT es poder alquilar una película de Columbia, TriStar o Sony Pictures y verla online con tu PlayStation 3.
La televisión del futuro, que ya está aquí, es, en definitiva, ver lo que quieras, como quieras, cuando quieras y donde quieras con cualquiera de los múltiples dispositivos interactivos que puedes conectar a Internet y a la señal de TDT al mismo tiempo.
Otro texto muy importante es el de Salvador Llopart, en La Vanguardia, de Barcelona, Catalunya, España:
Spielberg quiso que Minority report, rodada a finales del siglo XX, fuera lo más realista posible, realista con una perspectiva de diez, veinte o treinta años. Pues bien, algunos atisbos de aquel filme empiezan a hacerse realidad. La policía aún no detiene a los criminales antes de que lo sean, como en la película, pero hay ordenadores que no utilizan ni ratón ni teclado, ni siquiera la pantalla. Ordenadores que se controlan con el gesto de una mano. Si han visto el filme de Spielberg recordarán tal maravilla: una danza incesante de imágenes frente a los dedos de Tom Cruise. Pura entelequia, nos decíamos. Pues esa tecnología imposible está a punto de convertirse en real gracias a las cámaras de tres dimensiones (3D) combinadas con un software capaz de transformar el gesto de la mano en órdenes. Gestos que también serán órdenes para la pantalla del televisor, y así nacerá la televisión gestual, con una tecnología emparentada con las actuales videoconsolas de última generación.
Ahora, mientras en casa hablamos de la televisión digital, de la avalancha de canales TDT y de loss llamados televisores inteligentes (Smart TV), en los laboratorios de referencia se están sentando las bases para la nueva televisión. Esa que, si no pasa nada y la crisis nos da un respiro, llegará como mucho en cinco años. La televisión del gesto, la televisión fusionada con internet. La televisión de la red, en la red y por la red: la televisión 3.0.
Y con ella, el cine, el consumo de películas y de series, sufrirá un cambio espectacular. Un cambio que de hecho ya ha empezado, con la todavía renqueante aproximación de las posibilidades que abre la red para la pequeña pantalla. El camino está abierto, pero antes tienen que pasar otras cosas. Dicen que la televisión avanza a golpes de eventos deportivos.
En concreto, gracias a dos acontecimientos fundamentales que ocurren cada cuatro años: los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol. Las próximos Juegos, los de Londres, que ya tenemos encima marcarán –aseguran las grandes compañías de electrónica de consumo– un paso adelante para la televisión en 3D, que está implantándose más lentamente de lo que sus promotores, especialmente Sony, esperaban. La razón es que, mientras que el resultado del cine en 3D en la pequeña pantalla es espectacular, una montaña rusa de sensaciones, en el deporte, con las retransmisiones deportivas, el sistema tridimensional no acaba de funcionar todo lo bien que se esperaba. Pero los grandes de la electrónica trabajan a marchas forzadas para solventar los inconvenientes…
Quizá por eso, la televisión del futuro será una televisión de cine. Porque entre Londres y la siguiente cita deportiva fundamental, el Mundial de Fútbol del 2014, en Brasil, la pequeña pantalla, que cada vez es menos pequeña –ciertamente, esa pantalla que no deja de crecer–, habrá avanzado en su camino imparable hacia la fusión con la red. El 3D doméstico, entonces, habrá sido un éxito. O, claro, también cabe la posibilidad de que sea una idea en el baúl de los recuerdos tecnológicos. Pero todos los informes coinciden en señalar como imparable la multiplicación de las posibilidades de consumir ficción en la pequeña pantalla, algo que ya está ocurriendo.
Gran espectáculo y multiplicidad de opciones, pues. Para Juan Carlos Tous, de Cameo, especializados en la distribución de DVD y Blu-ray, “el consumo de cine doméstico cambiará, sobre todo porque se multiplicarán los televisores inteligentes. Para el 2014 se habla, según las estimaciones más optimistas, de unos diez millones de televisores conectados a la red”. ¡Caramba! Muchos televisores nuevos son esos (cuando sólo estamos hablando de Europa). La pregunta es: ¿para qué necesitamos un nuevo televisor si quizá hemos cambiado de aparato en el pasado Mundial o en los pasados Juegos Olímpicos? “Para hacer evidente lo que ahora mismo es más complicado de lo que debería”, dice Tous. “La aproximación de la televisión a internet”.
O sea, el futuro de la televisión será lo mismo que tenemos ahora, pero mejor. Recapitulemos: ¿qué tenemos? Para consumir –fea palabra– ficción en casa, en formato doméstico, sigue siendo importante el DVD, a pesar de que sus ventas no dejan de disminuir. En el 2011 se confirmó la tendencia mientras que, por el contrario, las ventas en formato Blu-ray, el DVD mejorado, se incrementaron un 15 por ciento, según los últimos datos del sector.
La piratería sigue apretando, pero los videoclubs no desaparecerán. Serán cada vez más especializados. También existe la opción del consumo por correo. El videoclub a distancia, por así llamarlo. Es la opción que ofrece Cinemapost (cinemapost.es), por ejemplo, un videoclub accesible por la red, ubicado en Girona, que funciona por correo, igual que la todopoderosa Netflix estadounidense antes de descubrir la red. El catálogo de Cinemapost es reducido pero bueno, de clásicos, de cine independiente, de cine difícil de conseguir. Y lo cierto es que el servicio de correo postal, de entrega puerta a puerta, funciona mejor de lo que dice su fama.
Pero eso no es de lo que hablamos todos. Lo que más nos interesa en estos momentos, según una apresurada estadística, es el consumo de cine a través de la red. Eso que ha dado en denominarse la televisión a la carta o vídeo bajo demanda, y que se ha hecho famoso por sus siglas en inglés VOD (video on demand). O sea, la televisión que permite el acceso a la red. Es decir, la televisión con la posibilidad de adquirir, contratar o consumir (si se tiene una tarifa plana) cualquier tipo de producto televisivo, del fútbol a la película más exquisita de cine independiente, de todo, porque en internet cabe todo y más. Esa televisión que busca desesperadamente su conexión a internet, y que no lo conseguirá sin intermediarios hasta dentro de unos años.
Con el VOD que ahora existe hay dos posibilidades. Una es la visualización en tiempo real, eso que llamamos streaming. O sea, la descarga en la pantalla a medida que vamos viendo el programa. Una descarga que ocurre, por supuesto, en el ordenador, a no ser que tengamos conectada la televisión a ese mismo ordenador, por cable o mediante wi-fi. Y también contamos, como segunda opción, con el consumo postergado: almacenar el espectáculo, el evento deportivo, la serie o la película en el ordenador. O en su defecto, en la grabadora digital acoplada a la televisión, o en la consola de juegos, que también existe tal posibilidad.
A esos dos tipos de descarga de VOD llegamos mediante, o a través de, un portal. Un portal legal, claro. Los únicos que quedarán dentro de uno años, según dicen. Pero lo cierto es que la mayoría de las descargas que se realizan ahora en España siguen siendo ilegales, procedentes de cientos de plataformas llamadas “piratas”. Llamadas así por todos en general, menos por los profesionales del sector que prefieren hablar de “portales criminales”. Pero eso es ahora. En el futuro, “la piratería desaparecerá o, al menos, se reducirá muchísimo”, afirma Jaume Ripoll, de Filmin, una plataforma absolutamente legal, dedicada al cine más inquieto del momento.
¿Y cómo desaparecerá? “Por su propio peso. Porque la tecnología, y nuestra dedicación, todo hay que decirlo, la dedicación de los legales que estamos en esto, nos permitirá muy pronto crear una oferta absolutamente atractiva para el consumidor. Tanto como para que se olvide de la opción criminal de la descarga pirata”, afirma confiado Ripoll. De hecho Filmin (filmin.es) ya tiene un catálogo muy atractivo. Tan sólo hay que echar un vistazo a su portal para darse cuenta. Películas independientes de ahora, de hoy y de siempre; de Bergman y Dreyer a Pedro Almodóvar, y también el último éxito del festival de Gijón. Y series, especialmente de la BBC. En fin, Filmin es el presente y, a la vez, un atisbo del futuro que está llegando de la mano de muchas otras plataformas (véase el cuadro de las páginas 6 y 7) que están apuntando ya hacia esta dirección.
En cualquier caso, ya sea en streaming o en consumo postergado, el VOD tiene un problema todavía no solucionado: la fusión del ordenador con el televisor doméstico. Esa fusión no se ha producido de una manera total, aunque hay apaños. De hecho no llegará hasta que se implante la televisión gestual. Pero se han dado pasos en esa dirección.
La clave es la conexión wi-fi, por todos conocida. O como alternativa, el cable HDMI, siglas de High Definition Multimedia Interface (Interfaz multimedia de alta definición), que asegura una conexión perfecta entre cualquier televisión digital (DTV) y una fuente de audio y vídeo almacenada en un sintonizador TDT, un reproductor Blu-ray, una tableta, ya sea el famoso iPad de Apple, o de cualquier otra marca, o un ordenador que trabaje en cualquier sistema operativo (Windows de Microsoft, Mac OS X de Apple, o Linux).
Eso es lo que tenemos y a lo que tenemos hemos decidido llamarlo Smart TV, la televisión inteligente unida a internet 2.0. Es decir, una manera de entender la televisión e internet que te libera del buscador. Una televisión que se abre directamente a internet gracias al acceso que proporciona la conexión a una consola, específica o de juegos, como la PS3 o la XBox o la Wii.
El siguiente paso será la conexión directa a la red con un interfaz simplificado. Y luego, dentro de unos años, cuando tengamos pantallas flexibles, tan cómodas como un papel (Amazon trabaja en ellas), y hologramas en tres dimensiones, sin necesidad de las incómodas gafas, veremos cómo llega la verdadera televisión inteligente, la que controlaremos con un gesto (o dos) de nuestra mano. La televisión adelantada por Spielberg en Minority report.