Además, es menester mencionar que la nueva interpretación de la joven actriz Devrim Lingnau hace una labor formidable como la nueva Sissi, aggiornada a estas épocas del revisionismo histórico y con perspectiva de género.
Sabemos que el romance siempre vende, pero el romance elegido en lugares inhóspitos o que confieren pocas opciones es aún más cautivador. Sissi quiere jugar para el equipo de su madre, la Princesa Ludovica, porque quiere lo mejor para Elena, la apropiada hermana menor, pero no puede dejar de lado la ambición personal. Le es imposible no alegrarse al ser la elegida del Kaiser Franz Josef.
Sissi - Netflix.jpg
Romy Schneider a la izquierda, inolvidable en su interpretación como Sissi, es reinventada por Devrim Lingnau acercándose a la realidad histórica en la nueva producción de Netflix, La Emperatriz.
Lingnau genera a una Sissi frágil, pero poderosa. Mantiene un delicado equilibrio entre la posición de poder ocupada y la crianza lejana de las cortes que la Duquesa recibió. Busca con todas sus fuerzas alejarse de la excesivamente edulcorada Romy Schneider y lo logra, dejando una estela de energía magnética en el proceso.
De la misma forma, la presencia de Philip Froissant como el Emperador Franz es adecuada y muy intensa, consiguiendo junto a su compañera de reparto teatrales escenas, siendo capaces de mantener una interpretación moderna bajo una capa de vestuario tradicional.
En resumen, nos encontramos ante una de las sorpresas que Netflix parecía tener guardada bajo las mangas alemanas, que últimamente no decepcionan en cuanto a contenidos audiovisuales. Mas no es ningún secreto que la imagen de Sissi La Emperatriz, siempre funciona y nunca pasa de moda.
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