Todo arrancó con su personaje en Hannah Montana, que rompió todo los récords de audiencias. Personaje por el que una imagen de “niña buena” no le permitía ser quien realmente era, y del que despotricó mucho tiempo, porque conforme ella se hacía más grande, era insostenible seguir montando ese personaje.
En el ocaso de la tira, Cyrus sentía que llevar la peluca de Hannah era ridículo, y tenía que despegarse del personaje de la única forma que encontró, que fue romper la fantasía de "lo mejor de los dos mundos" y emplear la táctica lacaniana de matar simbólicamente a Disney:
En una ocasión me coloqué en el backstage en Disney, y Peter Pan estaba fumando un cigarrillo. De pronto supe que esa era yo, que yo también estaba destruyendo una fantasía. Eso es lo mismo que sentí cuando se publicó el vídeo en que aparecía fumando una pipa de marihuana, pero al final yo no era solo una mascota de Disney, también era una persona En una ocasión me coloqué en el backstage en Disney, y Peter Pan estaba fumando un cigarrillo. De pronto supe que esa era yo, que yo también estaba destruyendo una fantasía. Eso es lo mismo que sentí cuando se publicó el vídeo en que aparecía fumando una pipa de marihuana, pero al final yo no era solo una mascota de Disney, también era una persona
Pero Miley no se limitó a romper el encanto, y al desencadenar lo que se conoce como La maldición de los niños Disney, pudo trasmutar que ha vivido a través de la música, de la misma forma que trasmutó al pop rosa de los late 2000 al estilo que maneja ahora, mucho más ecléctico que el de sus orígenes.
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