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Con el SLIM, Japón sueña convertirse en el 5to país del orbe en alunizar.
La tecnología incluye cámaras adaptadas con algoritmos de reconocimiento de imagen para detectar obstáculos peligrosos que permitirían alunizar en regiones codiciadas y ricas en minerales. Asimismo, al ser más ligeras, está latente la posibilidad de que la sonda regrese a la Tierra con muestras tras su visita.
Según supo El País, en la punta de un cohete H-IIA construido por Mitsubishi Heavy Industries, viaja SLIM (Módulo Inteligente de Aterrizaje para explorar la Luna, de sus siglas en inglés), la primera sonda con la que Japón quiere aterrizar sobre la Luna.
Esto le sucede al tras la sonda Luna 25 rusa, el de la misión privada japonesa Hakuto-R y el histórico éxito de la India con su misión Chandrayaan 3 que logró posar su nave en la región circumpolar del polo SUR del satélite terrestre, terreno desconocido para los humanos.
De conseguirlo, Japón se uniría al selecto club de los que han completado con éxito un alunizaje controlado, como Rusia, Estados Unidos, China e India, aunque tardará al menos tres meses en llegar.
¿La tercera será la vencida? Según Reuters, 2 intentos anteriores de alunizaje por parte de Japón fracasaron el año pasado. JAXA perdió contacto con el módulo de aterrizaje OMOTENASHI y frustró un intento de aterrizaje en noviembre y el módulo de aterrizaje Hakuto-R Mission 1, fabricado por la startup japonesa ispace, se estrelló en abril cuando intentaba descender a la superficie lunar.
Doble misión
La ambición de Japón de convertirse en el 5to país en aterrizar en la luna no termina allí. El cohete lleva además la sonda XRISM (Misión de imagen y espectroscopía de rayos X) que utilizará detectores de señales electromagnéticas para estudiar agujeros negros, la formación de los elementos químicos y los cúmulos de galaxias.
Con el telescopio de rayos X Japón intentará responder los grandes interrogantes del universo y trascender los límites de la física conocida.
El XRISM pretende determinar flujos de masa y energía que ayuden a conocer la composición y evolución de los objetos celestes.
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El telescopio XRISM busca descifrar los milenarios interrogantes del Universo.
Según se sabe, los rayos X se liberan en las explosiones más enérgicas y lugares más calientes del universo, entre ellos las masas de gas que envuelven los cúmulos de galaxias.
El gas remanente en los cúmulos de galaxias son un vestigio del nacimiento y muerte de las estrellas, por lo que el estudio de los rayos X emitidos por él permitiría descubrir qué elementos contiene y trazar un mapa de cómo el universo se enriqueció de ellos.
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