Ya en la etapa final, el Centro Cultural y Museo Lola Mora tiene algunos aportes decisivos: César Pelly y las yungas. Jujuy y el debate sobre el Estado.
El proyecto es ambicioso, modernísimo y fascinante. Pero esto que sucede en Jujuy también resulta un encuentro armonioso de 3 historias muy diferentes: Lola Mora, César Pelli y las yungas.
Comencemos por la escultora Lola Mora, unos dicen que fue tucumana y otros salteña. Según el 1er. Censo ordenado por Domingo Faustino Sarmiento y que ocurrió el 15/09/1866, Dolores Candelaria Mora Vega era de El Tala, Departamento La Candelaria, provincia de Salta y tenía 3 años. La confusión tiene fundamento: ella fue bautizada católica apostólica romana -lo usual en la época- en la capilla de Villa Vieja de Trancas, Tucumán: sucedió que El Tala no tenía parroquia. Entre El Tala y Villa Vieja hay apenas 15 kilómetros.
¿Dónde aparece Jujuy en esta historia?
Cuando Lola Mora fue contratista en el tendido de vías del ferrocarril trasandino, Ramal C14, hoy conocido como Tren a las Nubes, se instaló en Jujuy, donde luego trabajó en el diseño urbano de San Salvador. Su relación fue tan intensa con la ciudad que ella ordenó la colocación de sus estatuas -expulsadas del Congreso de la Nación por desacuerdos políticos de la época- en San Salvador. Es lógico, entonces, el proyecto de levantar el Centro Cultural y Museo en su memoria en esa capital provincial.
Sigamos por el arquitecto César Pelli. Tucumano, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Yale, líder del estudio Pelli Clarke Pelli que creó arquitectura famosa tal como las Torres Petronas, en Kuala Lumpur (Malasia); la Torre de Cristal, en Madrid (España), el World Financial Center y el Winter Garden, en Nueva York (USA); la Gran Torre Santiago (Chile); o la Torre Macro, en Ciudad de Buenos Aires (Argentina).
Él falleció en 2019, a los 92 años. Pero antes, Pelli dibujó su proyecto-homenaje, en forma de cincel -Lola Mora fue la 1ra. escultora latinoamericana-: 2.300 m3 de hormigón armado, 2.100 m de cubierta metálica, 4.000 m3 de excavación, 3.735 m2 de superficie cubierta, 5 turbinas eólicas, 850 m2 de paneles solares, 2.000 m2 de mampostería. Fue su último diseño, al menos para la Argentina. Entonces, es su legado.
Ahora, las yungas. De acuerdo a la Real Academia Española, el término proviene del quechua 'yunka': valles cálidos que hay a un lado y otro de los Andes; los naturales de esos valles cálidos; la antigua lengua del norte y centro de la costa peruana. En cualquier caso, son ecorregiones de bosque andino y selva de montaña a lo largo del flanco oriental de los Andes centrales: desde el norte del Perú al norte de Argentina, con un relieve típico de montaña, en el que predominan las pendientes.
El dato no es menor porque el diseño de Pelli, tal como lo hubiera imaginado Lola Mora, se adapta a la topografía del lote de 5.000 m2 ubicado en el Barrio Alto La Viña. Fiel guardián del mandato, el arquitecto Oscar Gala: "Tuve la suerte de nacer pobre y entonces tuve que esforzarme mucho y conocer lo suficiente para honrar este proyecto".
Es un edificio que, además de ser sustentable -toda la energía que consume la genera a través de placas fotovoltaicas y el molino eólico, el 1ro. en Sudamérica, todo hecho en la fibra de carbono. La constructora Panedile afirma que obtendrán la certificación LEED NC por la aplicación de conceptos de sustentabilidad y ahorro energético.
El edificio principal está concebido como un gran techo, con columnas de vidrio para que no haya interferencia con el entorno -las yungas-, una piel de vidrio en base a paneles de 6 metros de altura, que se mandaron a hacer en China porque no hay muchos lugares del planeta donde se produzcan paños de semejante tamaño. Pero es lo que permite el diálogo entre el exterior y el interior del edificio donde descansarán 6 obras emblemáticas de Lola Mora.
El proyecto comprende 3 edificios complementarios que estarán destinados a alojar la biblioteca y tienda del museo, un taller y restaurante. Alrededor, una 'caminería' para disfrutar andando entre la naturaleza, porque una propuesta no menor es que los visitantes conozcan las yungas jujeñas con sus especies. Parte de la 'caminería' incluye el perímetro donde se ubican los paneles solares.
Está previsto un espacio alterno, llamado 'Taller', para artistas alternativos, diseñadores y escultores que quieran exponer sus trabajos tal como sucede en cualquier instituto de Bellas Artes. Conserva la misma plástica del edificio y su techo tipo serrucho, que permite el ingreso de luz sin interferencias a la zona de trabajo.
Todos los materiales utilizados son propios de Jujuy y esto impacta en las paredes exteriores, donde se ubica la pircada: los piedrones grandes llegan desde una cantera que se encontró, al taller de obra y se cortan uno por uno: 50.000 horas/hombre.
En la obra arquitectónica hay muchas novedades más pero haría esta nota mucho más extensa y, además, el propósito es que Ud. pueda visitarla y sorprenderse.
Algo más para destacar: la importancia de la continuidad de un proyecto. El complejo fue definido e iniciado en días de Gerardo Morales en la Gobernación provincial. El hoy gobernador Carlos Sadir decidió no interrumpir la obra sino completarla, con todos los desafíos que le provocaba en días de revisión fiscal promovida por la Nación, de recorte feroz de la obra pública y de estigmatización de del Estado.
Precisamente, el avance de la obra, ya en su etapa final, sucede cuando hay un redescubrimiento del rol del Estado, sometido a escarnio de parte del gobierno de Javier Milei.
El Estado tiene un rol decisivo en garantizar Justicia, Salud, Defensa y Educación digna a sus habitantes. Pero el suceso cultural también es gravitante porque aporta al colectivo
colabora en la construcción de valores, patrimonio intangible pero decisivo para una Nación.
Por lo tanto, no pueden existir monopolios de la Cultura.
El Estado debe promover que quienes no tengan recursos suficientes también accedan a ese beneficio que de ninguna manera, por el alcance de su impacto, puede quedar sólo en manos privadas.
Estos conceptos ayudan a resignificar lo del Lola Mora en Jujuy.
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