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TROPEZÓN DE XI JINPING

Hong Kong no afloja y ya es tema en Taiwán... y el G20

El presidente chino, Xi Jinping, intenta salir de la polémica en el territorio especial Hong Kong, que alcanza un impacto global, y ordenó realizar todos los esfuerzos posibles por organizar el trabajo de socorro y rescatar a los heridos tras el terremoto de magnitud 6,0 que sacudió el lunes 17/06 por la noche la provincia de Sichuan, en el suroeste de China. Pero la acción en Hong Kong persiste. Los manifestantes que permanecen en el área del Consejo Legislativo recibieron la declaración en vivo de Carrie Lam a las 16:00 hora local con abucheos, diciendo que la disculpa no era sincera y que ella no había respondido a ninguna de sus demandas, informó RTHK. Si bien los manifestantes dijeron que estaban muy descontentos con la negativa de Lam a renunciar, también estaban furiosos por no haberse retractado oficialmente de la polémica ley de enmienda de la ley de extradición. Los manifestantes dijeron que han perdido toda la confianza en el líder de Hong Kong, y nuevamente pidieron la liberación de 5 manifestantes acusados de disturbios durante los enfrentamientos del miércoles pasado con la policía. Dijeron que continuarán en su protesta hasta que Lam responda a sus demandas. Algunos manifestantes también levantaron pancartas quejándose de que Lam no retiró el proyecto de ley ni mostró ningún remordimiento, y que no aceptan lo que ella ha dicho sobre la controversia.

Después de permanecer en silencio durante las protestas callejeras masivas, la presidente ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam Cheng Yuet-ngor, ofreció una disculpa personal en público a todo el territorio especial chino, declarando una "disculpa sincera", sobre las deficiencias en el manejo del proyecto de ley de enmienda de la ley de extradición que ella habia suspendido

Lam había difundido una declaración para disculparse con Hong Kong horas después de que 2 millones de personas, según los organizados  -337.000. según la Policía- salieron a las calles pidiendo la renuncia de Carrie. 

Ella también había anunciado que estaba suspendiendo el proyecto de ley de enmienda de la ley de fugitivos pero no ocurrieron novedades formales al respecto.

En SU declaración, Lam admitió que las deficiencias en el trabajo del gobierno habían llevado a controversias y disputas importantes en la sociedad, causando desilusión y dolor entre la gente. Ella también expresó "o adoptar una actitud más sincera y humilde para aceptar las críticas y hacer mejoras en el servicio al público".

La presión continúa sobre Carrie Lam, después de la gigantesca marcha en la que, según los organizadores, casi 2 millones de personas -337.000. según la Policía- reclamaron la dimisión de la jefa del Gobierno de Hong Kong

Miles de jóvenes manifestantes se concentraron frente a la sede gubernamental entre gritos de “¡habla con nosotros!” y “¡Lam, dimisión!”.

Aunque el gobierno de Beijing haya subrayado en público su apoyo a Carrie, la posición de la funcionaria ha quedado muy debilitada, inclusive ante Xi Jinping: su manejo de la situación ha dejado en evidencia las enormes dificultades culturales, sociales y políticas de la antigua colonia británica respecto de China continental y ha obligado a la Administración Xi Jinping a jugar a la defensiva.

De momento, el ejecutivo autónomo -y Beijing, por detrás- va de concesión en concesión con los manifestantes.

Esto resulta algo insólito para el Gobierno central chino, probablemente inadmisible.

Pero así funciona el mundo, no con el autoritarismo extremo que China mantiene con la excusa de que son demasiados habitantes para permitir el disenso. Insostenible en el mediano plazo lo de China, que bien podría mirarse en el espejo de Hong Kong: debe buscar un sistema más flexible. Que tenga en cuenta que hasta Vladímir Putin tuvo que ceder a los reclamos por un periodista encarcelado torpemente por la policía rusa.

Mao Tse Tung no era simpático y ya murió: Xi Jinping tendrá que darse cuenta.

Si el sábado 15/06 Lam anunciaba la suspensión del proyecto de ley de extradición, origen de las protestas y que por primera vez hubiera permitido entregar sospechosos a China, el domingo la ministra jefe de Hong Kong ofrecía disculpas por los “errores” de su Gobierno.

El lunes 17/06, en una rueda de prensa, la policía de Hong Kong cedió a una de las principales demandas de los manifestantes: dejará de considerar como “disturbios” la sentada de decenas de miles de estudiantes del miércoles 12/06, disuelta por la fuerza y que dejó 81 heridos y una treintena de detenidos. 

Calificarla de “disturbios podría suponer hasta 10 años de cárcel para quienes hayan participado en ella. Apenas 5 detenidos, los que según la policía atacaron directamente a agentes, quedarán acusados de este delito. Pero los manifestantes ahora reclaman su libertad.

“Xi está furioso sobre lo que ha ocurrido en Hong Kong ”, asegura el politólogo y profesor de la Universidad China de Hong Kong, Willy Lam.

Se entiende que furioso es porque tuvo que ceder. Él acaba de enterarse que el 'modelo chino' no atrae a nadie en Hong Kong, territorio autónomo. 

Y sucede en un año complicado para el Gobierno chino: 30 aniversario de la matanza de Tiananmen, guerra comercial con USA, e inminente nueva cita con Donald Trump, en Osaka (Japón), durante la cumbre del G20.

Aunque Beijing no lo ha confirmado, Washington asegura que habrá una bilateral, clave para tratar de resolver la guerra comercial que enfrenta a los dos países. 

El secretario de Estado, Mike Pompeo, ya ha sostenido que la situación en Hong Kong formará parte de la agenda. “Vemos lo que está ocurriendo. Vemos cómo la gente de Hong Kong habla sobre las cosas que le importan”, ha declarado.

A Xi Jinping esto no le resulta para nada placentero.

China atribuye las protestas a "fuerzas extranjeras", no quiere complicaciones en su periferia de cara al 01/110, cuando celebrará el 70 aniversario de la fundación de la República Popular.

Pero el problema mayor para Beijing es que los sucesos en Hong Kong harán retroceder su intento de seducción a Taiwán, la isla que considera territorio propio y a la que ha ofrecido un régimen similar al de Hong Kong: “un país, dos sistemas”, o el mantenimiento de su autonomía y libertades dentro de una única China. 

Taiwán, un Estado independiente de hecho, celebrará elecciones presidenciales en enero 2020 y la futura relación con China es un eje del proselitismo.

Hasta ahora, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, del Progresista Demócrata, que ha mantenido una política de distanciamiento a China, no lograba consolidarse en las encuestas. Pero la situación en Hong Kong puede potenciar su proselitismo. Ya no se hablará de la alicaída economía taiwanesa, tal como proponía el opositor partido Kuomintang, que prefiere China, sino de la libertad de expresión y de las leyes que impulsa Beijing en Hong Kong. 

Para seguir en campaña, el Kuomintang ya tuvo que condenar la idea china de “un país, dos sistemas”.

Hong Kong lo sabe y lo utiliza para extorsionar a Beijing: Joshua Wong -el más carismático de los dirigentes estudiantiles del Movimiento de los Paraguas hace 5 años- hace sus declaraciones en cantonés e inglés, pero ahora le agregó la traducción al chino mandarín pensando en los votantes de Taiwán.

Los acontecimientos en Hong Kong, opina el académico Lam, “ tendrán un impacto en la opinión taiwanesa… El poder del pueblo ha funcionado en Hong Kong, ¿por qué no en Taiwán?”.

Lam tiene mandato hasta mediados de 2022. Demasiado tiempo si no logra recuperar autoridad y credibilidad.

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