LATINOAMÉRICA

DE ECUADOR A CHILE

El nihilismo latino, la importancia de las oposiciones y la preocupación local

El nihilismo es el rechazo de todos los principios religiosos y morales, a menudo en la creencia de que la vida no tiene sentido. Por tal motivo, se utiliza este término para hacer referencia al sentimiento de movimientos sociales que no cuentan con un líder influyente por, justamente, ese descontento generalizado que expresan en las calles hacia la dirigencia política toda, tal como ocurre en Chile pero también en Ecuador y, salvando las diferencias, en Bolivia. Al rastrear en cada uno de esos países, se refleja tensión social por diferentes motivos y desbordes por parte en los gobiernos. El temor de autoridades internacionales es que eso contagie a otros países.

“Amiga, yo creo que lo más importante es tratar de nosotros mantener la cabeza fría, no seguir calentándonos, porque lo que viene es muy, muy, muy grave. Adelantaron el toque de queda porque se supo que la estrategia es romper toda la cadena de abastecimiento, de alimentos, incluso en algunas zonas el agua, las farmacias, intentaron quemar un hospital e intentaron tomarse el aeropuerto. O sea, estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice, y no tenemos las herramientas para combatirlas”. Las palabras pertenecen a la primera dama de Chile, Cecilia Morel. Se trata de un audio filtrado en las últimas horas y viralizado de norte a sur y de oeste a este del país vecino.

La situación se repite en Ecuador. El país gobernado por el populista, Lenín Moreno, entró en una gran crisis política, social y económica, por lo que decidió decretar el "estado de excepción".

En Bolivia, luego del polémico conteo parcial de votos, se registraron incidentes y 4 departamentos debieron suspender el escrutinio hasta que la situación se normalice.

Desde que el mundo entró en recesión, emergieron demandas que ponen de muy malhumor a las clases medias si no resultan satisfechas. El problema es que esas clases medias no cuentan con un líder influyente con quien negociar por parte del oficialismo para apaciguar la situación. Esto último se llama nihilismo.

Estrictamente, el nihilismo es el rechazo de todos los principios religiosos y morales, a menudo en la creencia de que la vida no tiene sentido. El nihilismo suele presentarse como nihilismo existencial, forma en la que se sostiene que la vida carece de significado objetivo, propósito, o valor intrínseco. El término nihilista fue creado por el novelista ruso Iván Turguénev en su novela Padres e hijos (1862): "Nihilista es la persona que no se inclina ante ninguna autoridad, que no acepta ningún principio como artículo de fe" y se extendió de manera extraordinaria en la sociedad rusa de la segunda mitad del siglo XIX con distinto significado: para los conservadores era ofensivo, para los revolucionarios demócratas era una señal de identidad.

De acuerdo a sus pronósticos para el 2019, el Fondo Monetario Internacional preveía una serie de ajustes necesarios para afrontar la crisis económica global y su directorio trató este punto a fines de 2018. 

El 26 de diciembre de 2018, Urgente24 se hizo eco de esto y contextualizó de la mano de Rafael Guerschanik, ex funcionario, consultor y periodista de investigación, en el marco de los chalecos amarillos en Francia:

En las postrimerías del siglo XX convergieron 4 elementos que modificaron la sociedad global:

* la revolución tecnológica,
* la caída del comunismo,
* la crisis financiera de 2008, y
* el crecimiento de China a una velocidad tal que devino en la 2da. economía del planeta, amenazando con alcanzar el liderazgo en un plazo relativamente breve.

Es el origen de la guerra por el poder entre USA y China, que los medios de comunicación simplifican como conflicto comercial. Pero no se limita a lo económico-financiero sino que se extiende a lo cultural y, básicamente, a lo social, quedando en evidencia grandes contradicciones en Occidente, que en lo formal aún es un "capitalismo" pero en la realidad se distancia mucho de aquel sistema.

Claves para entender el nihilismo 2019 de la clase media

Mientras en Asia se subsidian sectores estratégicos y se potencia a las clases medias -por ejemplo, China reemplazó el 'american dream' por el 'sueño chino' que ha logrado que 150 millones de habitantes tengan un patrimonio de hasta US$ 500.000-, en Occidente se les bajan los impuestos a las corporaciones y se aumenta la carga tributaria, en forma indirecta, a las clases medias, olvidando que el crecimiento de Occidente se originó en la burguesía.

En este contexto internacional, un país tan endeudado como la Argentina -increíble la falta de conocimiento del contexto internacional de los gobernantes- provoca un condicionamiento tal que relativiza el poder político de quien triunfe en las próximas elecciones.

A pesar de la guerra de encuestas edulcoradas que ya pululan por los escuálidos mercados locales -se diría que intrascendentes aún a nivel regional-, y a cuenta de los próximos brotes verdes (¿tan falsos como los brotes verdes de 2016?), cualquier candidato que triunfe dificilmente ontenga el capital político suficiente y necesario para afrontar una deuda de difícil pago sin una previa, necesaria y urgente reestructuración.

Y mucho menos para seguir aumentando las tarifas públicas ya que la devaluación -proceso de deterioro de la moneda local que no ha concluido- licuó muchos de los aumentos realizados entre 2016 y 2018, y la nueva ola de incrementos afectará más a la ya pauperizada clase media.

Si bien por ahora los sectores medios de la Argentina no se exhiben manifestaciones públicas similares a los de Francia sí son impresionantes en sus reacciones tales como restringir toda decisión de ahorro, incrementar la fuga del peso y eliminar toda inversión. Tierra arrasada al enemigo, tal como aprendieron desde los tiempos del éxodo jujeño.

Por ello, es importante lo que ocurra con la oposición argentina a partir del próximo lunes 28 de octubre para una transición en la que se ordenen algunos descalabros macroeconómicos que conduzcan a un orden lento pero constante.