En el centro de la foto que reúne a los líderes mundiales participantes del G-20, y sonriente, se encuentra el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman.
FOTO G-20
Sonriente y en el centro, el príncipe sospechado por el asesinato de Khashoggi
Una reciente investigación de los expertos de la ONU en derechos humanos que investigan el caso del asesinato del periodista saudita, concluyeron que hay "evidencia creíble" de que Mohammed bin Salman y otras autoridades del reino fueron responsables, y llaman a una pesquisa criminal. Sin embargo, bin Salman se mostró sonriente rodeado por los presidentes G-20 en Osaka. Un nuevo recordatorio de la gran hipocrecía que domina la política internacional. Las más altas esferas de poder pueden tener las manos manchadas de sangre pero muy probablemente no sufrirán consecuencias a menos que al resto de los líderes mundiales les convenga así.
Que no nos engañen las formalidades que rodean al establishment internacional: por muchas fotos que se saque en compañía de presidentes y sonriendo, Bin Salman ha sido recientemente apuntado por una investigación de las Naciones Unidas como el principal responsable de la muerte del periodista saudita disidente Jamal Khashoggi, asesinado el 2/10/18 cuando ingresó en el consulado de su país en Estambul.
El 26/6, la relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, entregó su reporte sobre el asesinato del periodista ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. Aseguró que Khashoggi fue víctima de una "ejecución premeditada y deliberada, un asesinato extrajudicial del cual es responsable el Estado de Arabia Saudita".
Callamard considera que el príncipe heredero debería ser investigado, dado que hay "evidencia creíble" de que tanto él como otras altas autoridades del reino fueron responsables.
"La investigación que se ha realizado estaba centrada en lo que respecta a los derechos humanos. No se trataba de una investigación criminal. No obstante, se han encontrado pruebas creíbles que justifican una mayor investigación de la responsabilidad individual de altos funcionarios saudíes. Incluidas la del príncipe heredero de Arabia Saudí y la de su principal asesor, Saud al-Qahtani", afirmó Callamard.
Un nuevo recordatorio de la gran hipocrecía que domina la política internacional. Las más altas esferas de poder pueden tener las manos manchadas de sangre pero muy probablemente no sufrirán consecuencias a menos que al resto de los líderes mundiales les convenga así.