GLOBAL

PRIVACIDAD EN PELIGRO

"Cariño no puedo hablar más, llegó mi pareja": Google lo escucha todo y lo transcribe

Según explicaron desde la compañía, la revisión de audios se realiza para mejorar el funcionamiento del 'software', aunque despierta muchas sospechas. Escuchar, e incluso escribir y revisar grabaciones privadas de usuarios, tanto meras búsquedas como conversaciones muy íntimas era un trabajo realizado por contratados por una empresa tecnológica que trabaja para Google, y que por lo tanto no estaban bajo su completo control. "Había muchas búsquedas sobre sexo. Incluso algunas personas buscaban videos sexuales de niños de corta edad. Era muy desagradable", contaron transcriptores que debían escuchar también miles de audios entre susurros, uno de los más comunes: "Lo siento, cariño. No puedo hablar más porque ya está mi pareja en casa".


Google escucha conversaciones privadas de sus usuarios. La compañía admitió hace unos días que "expertos del lenguaje" escuchan el 0,2% de las conversaciones que mantienen los usuarios con su asistente virtual tras una filtración de audios. Lo hizo sin especificar en qué lenguas se realizan las escuchas, aunque según pudo saber el diario español 'El País' al contactarse con transcriptores de la firma, llevan años realizando esta práctica con grabaciones privadas en diferentes idiomas, entre ellos, el español.

La escucha de audios se realiza, en principio, para mejorar el funcionamiento de Google Assistant. Es decir, para que el asistente sea capaz de entender mejor lo que los usuarios hablan. Pero según reveló el mencionado medio, esta labor despierta algunas dudas especialmente por la fuga que puede haber de datos sensibles. Sobre todo cuando se conocen las condiciones de trabajo de los transcriptores, al menos de buena parte de ellos: escuchan unas 5.000 grabaciones a la semana por revisor, no son empleados de Google, sino de una empresa tercera, tienen un contrato por obra y servicio o incluso de freelance y difícilmente llegan a ganar el salario mínimo pese a que trabajan como expertos en idioma (con estudios superiores y, en la mayoría de casos, nativos del idioma en que trabajen) para una prestigiosa empresa.

Según explicaron los trabajadores consultados, los proyectos para revisar lo que entiende el software o para transcribir desde cero el audio del usuario (cuando le habla a Google Assistant) van cambiando: los hay de meras búsquedas en Google, de Google Maps, mensajes e incluso peticiones a Google Home. Estos expertos en idiomas son empleados de una empresa tecnológica subcontratada por Google, con la que tienen que firmar un contrato de confidencialidad. Entre ellos, los hay que todavía trabajan en este tipo de audiciones (hasta la semana pasada, cuando saltó el escándalo y todos los proyectos se suspendieron) y otros antiguos transcriptores que se dedicaron a esa labor durante años.

Los expertos consultados por el diario español explican que esta práctica en principio es legal, ya que Google lo señala en sus términos y condiciones. Pese a ello, despierta algunas dudas el procedimiento. "A falta de una investigación oficial, lo que parece que existe es un problema de transparencia, en el sentido de que el usuario no es consciente de qué se está realizando o qué se podría estar haciendo a partir de sus interacciones con el asistente virtual", aseguró Moisés Barrio, abogado experto en derecho digital, al medio español.

Entre los transcriptores consultados, todos coinciden en que la mayoría de las grabaciones se inician por el comando 'Ok Google'. "En los casos en que el micrófono salta de forma errónea, no podíamos transcribir lo que se dice. En algunas ocasiones se escucha: 'Google, esto no es para ti'. Pero otras no se dan cuenta y continúan su conversación, que se oye en el audio, aunque no lo escribíamos. Tampoco podíamos anotar cuando se dicen documentos personales. Lo que sí teníamos que transcribir son los números de teléfono móvil y direcciones", explican varios antiguos trabajadores de la firma que prefieren mantener el anonimato.

Google sostiene que "los fragmentos de audio no se asocian con las cuentas de usuario como parte del proceso de revisión", según afirmó en un comunicado oficial tras la filtración de audios en Bélgica. Algo que confirman los transcriptores. "El sistema solo te muestra el audio, su duración y un apartado donde escribir o revisar lo ya escrito. No tenemos acceso a ningún dato personal más allá de lo que se escucha", aseguran los expertos en idiomas. Sin embargo, esto no quiere decir que la compañía no pueda identificar los datos con usuarios concretos.

El dilema es el tipo de búsquedas o conversaciones que les llega a estos transcriptores. Pues, se trata de todo lo que cualquier persona puede buscar en Internet. "Hay conversaciones familiares, entre amigos, discusiones e incluso charlas íntimas de parejas. También mucha consulta de direcciones y de lugares o tiendas, así como mensajes de tipo sexual y búsquedas de webs pornográficas", reconocen. Con todo, la privacidad de los usuarios se pone en duda, ya que en los audios se escuchan datos sensibles en un entorno que Google no controla por completo.

Incluso los juristas reconocen que hay dudas si el nivel de protección de los datos privados sigue siendo el mismo a partir del momento en que se ceden a otra empresa. "Habría que estudiar cada caso en particular y, sobre todo, ver qué tiene firmado Google con esas otras empresas", sostienen.

La primera fisura se produjo con la filtración de un millar de estas grabaciones a la televisión belga VRT NWS. Esto provocó el reconocimiento de esta práctica a través del comunicado oficial de la firma, en el que David Mosees, responsable de producto de búsquedas de Google, decía: "Los expertos en idioma revisan y transcriben un pequeño conjunto de consultas para ayudarnos a comprender mejor cada idioma. Es una parte crítica y necesaria del proceso de creación de tecnología de voz".

Esto implica que al menos una parte de esas interacciones no son completamente privadas. Es decir, se rompe la asunción habitual, y lo que a menudo afirman las empresas que gestionan asistentes virtuales como Google, Amazon, Samsung y Apple, de que las conversaciones entre un usuario y su asistente virtual se producen solo a través de la inteligencia artificial. Esto es, que los únicos que escuchan al usuario son robots. "A mis amigos les digo que no le hablen a los asistentes virtuales de cualquier compañía. Que nunca se sabe dónde pueden acabar esos audios…", reconoce uno de los transcriptores.

Tras lo ocurrido, la firma californiana lanzó una caza de brujas para dar con el responsable de la fuga de audios en Bélgica y paralizó todos los trabajos. "Uno de los revisores ha violado nuestra política de seguridad de datos al filtrar información confidencial de audios. Nuestro equipo de seguridad y privacidad está investigándolo y tomaremos medidas. Estamos realizando una revisión completa de nuestras salvaguardas en este espacio para evitar que vuelva a ocurrir una conducta indebida como esta", aseguraba Mosees en la nota. Una acción que es la que provoca que todos los transcriptores consultados pidan mantener el anonimato para no sufrir consecuencias.

"Llego cinco minutos tarde. Espérame que estoy en camino"; "Abre el garaje"; "¿Cuál es la mejor web de porno?"; "Ir a calle de la Rosa (nombre ficticio)"; "Disminuye el brillo de la luz del salón al 50% y enciende el aire acondicionado"; "Noticias sobre el caso Neymar"; "Comparación entre teléfonos iOS y Android", o, entre susurros: "Lo siento, cariño. No puedo hablar más porque ya está mi pareja en casa". Estos son algunos ejemplos de los miles de audios que escuchan los revisores de grabaciones para Google... Una práctica que se realiza desde hace años, como afirman los transcriptores consultados.


Algunos relatos de transcriptores

- "Nosotros preferimos los más cortos para tardar menos (cobran por audio realizado). Los peores eran los de mensajes de texto con conversaciones", "Solían ser largos… desde charlas entre familiares hasta una discusión de pareja. Te encuentras de todo".

- "Teníamos que señalar si la persona que habla era un niño o un adulto hombre o mujer. Además, teníamos que indicar si se trataba de un mensaje ofensivo o no. Se denominaban ofensivos si contenían insultos o contenido sexual, por ejemplo", explican.

- "Había muchas búsquedas sobre sexo. Incluso algunas personas buscaban videos sexuales de niños de corta edad. Era muy desagradable", reconocen.

De los transcriptores consultados, varios de ellos en activo se quedaron sin trabajo hace dos semanas. Justo cuando saltó el escándalo por la fuga del millar de grabaciones a una televisión belga. 

- "Días antes de la publicación estaban pidiendo a más gente e incluyendo audios en la plataforma. Sin embargo, unos días más tarde se paralizó todo", explicaron varios transcriptores.

Dejá tu comentario