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La Liga Árabe abandona a Siria

La Liga Árabe ha solicitado que Bachar al Asad se marche del gobirno sirio. Éste lo ha rechazado. Por lo tanto, a partir de ahora, otras posibilidades, más cruentas, se abren para el futuro de Damasco. La suerte de Bachar al Asad será violenta, como en Libia, y no negociada como lo fue en Egipto.

 

Los ministros de Exteriores de la Liga Árabe han acordado pedirle al presidente sirio, Bachar el Asad, que transfiera sus poderes al vicepresidente del país, Faruk al Chara, y formar un Gobierno de unidad nacional en el plazo de 2 meses para convocar elecciones presidenciales. 
 
En el documento suscrito por los integrantes de la Liga Árabe se menciona la salida del poder de Bachar al Asad y que el futuro Ejecutivo, y que el gobierno de transición estará dirigido por una persona de consenso y deberá aplicar la hoja de ruta trazada por los países árabes. 
 
Sin embargo, el régimen sirio ha asegurado que no tendrá en cuenta el plan de la Liga Árabe por considerarlo una "injerencia en los asuntos internos" del país, ha dicho un funcionario en la televisión oficial siria.
 
El informe preliminar presentado por el jefe de la misión de observadores en Siria, el general sudanés Mohamed Ahmad al Dabi, desencadenó una respuesta prevista en el seno de la Liga Árabe, no sin profundas divisiones entre sus miembros. 
 
La organización panárabe, reunida en El Cairo, Egipto, decidió mantener sus trabajos, ampliar el número de observadores y dotarles de mayores recursos para evaluar si el régimen respeta el acuerdo alcanzado el pasado mes de diciembre.
 
Siria no ha cumplido con todas sus promesas, aunque ha puesto en marcha alguno de sus compromisos”, dijo el secretario general de la Liga Árabe, Nabil el Araby.
 
El incumplimiento del plan pactado con la Liga Árabe fue precisamente el argumento ofrecido por el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Saud al Faisal, para anunciar la retirada de sus observadores. El príncipe saudí pidió además una intervención urgente de otros países musulmanes, así como de China, Rusia, la Unión Europea y Estados Unidos, para frenar la represión del régimen.
 
Al Faisal se sumó así a las quejas de varios miembros de la Liga por la aparente inoperancia de sus trabajos en Siria. Desde la llegada de los primeros observadores, en diciembre de 2011, 976 personas han muerto, según datos proporcionados por los Comités de Coordinación Local, el principal grupo opositor en el terreno.
 
Según estos comités, el régimen de los Asad ha incumplido otros requisitos incluidos en el plan, como la retirada de los tanques de las ciudades, la liberación de los detenidos durante los 10 meses de protestas o la entrada de periodistas y cooperantes internacionales.
 
Con o sin presencia extranjera, las muertes continúan en Siria como denunciaron en El Cairo los miembros del Consejo Nacional Sirio —que aglutina a la mayoría de los grupos opositores del régimen en el exterior— ante el secretario general de la Liga Árabe. Pidieron a este que eleve un informe al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con las atrocidades cometidas por el régimen, “para proteger las vidas y la dignidad del pueblo sirio”. Otras 59 personas perdieron la vida el sábado 21/01 en Siria, entre ellas una decena de presos por la explosión de una mina al paso del vehículo blindado en el que viajaban.