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Efecto Fukushima: Japón con déficit comercial

La tercer economía del mundo experimenta su primer déficit comercial anual en más de 30 años, tras la crisis de Fukushima -aupada por el encarecimiento de su moneda respecto a otras divisas-, informó hoy (25/01) el gobierno nipón.

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). No terminan de manifestarse todas las consecuencias del desbastador terremoto y tsunami que afectó las costas norte de Japón en marzo del 2011. El más reciente da cuenta del primer déficit comercial anual en más de 30 años, aupado por el encarecimiento de su moneda respecto a otras divisas, informó hoy (25/01) el gobierno nipón.
 
El déficit de Japón en 2011 se situó en US$ 31.900 millones, después de que la crisis nuclear en la central de Fukushima -consecuencia del terremoto- provocara la paralización de varios reactores nucleares y obligara al país a aumentar las importaciones de petróleo y gas natural.
 
Se trata de la primera vez desde 1980 que Japón, tercera economía mundial y potencia exportadora, registra un déficit comercial anual, según el ministerio de Finanzas.
 
Parate nuclear. También se supo que sólo 5 de los 54 reactores nucleares con los que dispone el país funcionan actualmente, después de que el accidente en Fukushima obligara al gobierno a realizar una inspección de sus centrales antes de volver a poner en marcha los recintos atómicos. Esta reducción del 93% en los reactores nucleares provocó que Tokio aumentara un 12% sus importaciones, sobre todo en petróleo (+21.3%) y gas natural (+37.5$) en 2011, lo que explica en parte el déficit.
 
Asimismo, los efectos del terremoto y el tsunami en el centro de Japón, donde se encontraba parte de las fábricas de las marcas de autos y electrónica, principales exportaciones niponas, provocó una caída del suministro y, por lo tanto, un gran impacto en las ventas al exterior.
 
En un contexto de crisis económica de Occidente, ello se ha visto agravado también por la apreciación del yen frente al dólar y el euro, que encarece los productos japoneses en los mercados internacionales y hace perder competitividad a las compañías niponas frente a sus competidores, según el ministerio.
 
Pero las malas nuevas no serían cosa temporaria. Varios son los expertos que advierten que, de mantenerse la debilidad del comercio internacional y la fortaleza del yen, la excepción puede convertirse en norma en los años venideros. Algo a lo que contribuiría, estructuralmente, su progresiva transformación de "superpotencia exportadora a nación de pensionistas", con el consecuente impacto en la iniciativa y competitividad empresarial, y, circunstancialmente, los mayores costes de aprovisionamiento derivados del parón nuclear tras el tsunami de marzo del año pasado. 
 
Al respecto es interesante la opinión de S. McCoy en Cotizalia: “Sea como fuere, de confirmarse el cambio de signo, supondría una auténtica bomba en la línea de flotación de las precarias finanzas niponas, fenómeno capaz de hacer girar el foco desde la quebradiza Europa hacia el país del Sol Naciente e incrementar de este modo, más si cabe, la elevada inestabilidad mundial. Lo que nos faltaba.
 
¿Por qué es tan relevante? Partamos de las relaciones entre los tres sectores, privado-publico-exterior, que tantos posts de gloria ha dado a nuestro comentarista reconvertido en columnista Desde Londres-J. Jacks. Los amantes de la macro disfrutarán con el enlace que les adjunto, The Sector Financial Balances Model of Aggregate Demand, en el que tales interacciones se explican de manera bastante didáctica. Yendo al caso que nos ocupa, el exceso de ahorro privado nipón se corresponde con un desequilibrio presupuestario elevado –necesario en sus inicios para compensar la deflación asociada a la parálisis en el consumo y la inversión- del que, hasta ahora, actuaba como contrapeso el saldo positivo de la balanza comercial. En el momento en el que éste se debilita, para un mismo nivel de gasto público, el superávit de particulares y empresas se contrae en la misma proporción por mor de tal ecuación. Ese parece ser el caso en este 2012 que acaba de comenzar de acuerdo con las sombrías perspectivas anticipadas por Financial Times.
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La reducción de la capacidad de financiar al sistema por parte del sector privado de la economía tiene enormes implicaciones. Japón vive en un permanente reciclado de flujos entre ciudadanos-empresas-banca y gobierno que le permite mantener, pese al elevado nivel de deuda pública superior al 200% del PIB, muy controlados sus tipos de interés. Apenas el 15% de su renta fija soberana está en manos de extranjeros. En la confianza de que ese proceso se repita al infinito, los sucesivos ejecutivos no han dudado en seguir tirando de chequera. Fruto de tal política es que solo el servicio de los intereses de la deuda supera la recaudación por impuestos del país. Es el cuarto año consecutivo en que esto ocurre lo cual no deja de ser un síntoma de la fragilidad sobre la que está construido el sistema. Cualquier alteración de uno de sus pilares-variables, puede echar por tierra el edificio completo. Este es uno de ellos. Si los locales dejan de adquirir su deuda, necesariamente la rentabilidad habrá de subir y se habrá encendido la mecha para el desastre. La deuda importa… y mucho. Vean si no este cuadro para Estados Unidos elaborado por el NYT.
 
Es verdad que la balanza por cuenta corriente, dados los flujos de capitales hacia dentro y fuera del país, da un cuadro muy distinto como se encarga de recordarnos SocGen a través del FT Alphaville. De hecho, lo normal es que en el futuro existiera una repatriación de dinero del exterior en la medida en que la envejecida población local lo fuera requiriendo y las corporaciones necesitaran hacer frente a su deuda, equivalente al 100% del P.I.B. japonés. Este fenómeno apuntalaría la fortaleza del yen y perjudicaría de este modo aún más las exportaciones, aumentando el gap entre déficit comercial y superávit de capital y anulando el intento  a corto plazo de sus autoridades de incentivar la compra de activos foráneos para debilitar la moneda. Aun así, Barclays anticipa números rojos por todos los conceptos en 2018 de acuerdo con la pieza de MarketWatch a la que hemos hecho referencia al inicio de este post.
 
Concluyo, puede que estemos haciendo un mundo de un grano de arena. No nos cansaremos de repetir que un dato no hace tendencia. Y, no en vano, el FMI ha anticipado un crecimiento para la economía nipona del 1,7% en 2012, en la parte alta de las economías desarrolladas y por encima del tipo de interés nominal que paga su deuda a largo plazo. Pero cuando uno echa un vistazo a estas dos hojas de la presentación que José Luís Martínez Campuzano, estratega jefe de Citigroup, acaba de hacer llegar a sus clientes, no puede por menos que pensar que lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible. Japón empieza a vivir más que peligrosamente…"