Matías Miret, quien piloteó el jet contratato por Gustavo Juliá, se prepara para el juicio oral y público en el que espera demostrar su inocencia y recuperar su libertad. Él respondió, desde la cárcel de L'Eixample, en Barcelona, Catalunya, España, un cuestionario por escrito que le envió Gabriel Di Nicola, del diario La Nación, de Ciudad de Buenos Aires:
-¿A un año de su detención, cómo se siente y cómo espera la llegada del juicio oral?
-A un año de mi detención me siento con mucho dolor e impotencia por toda esta injusticia, por sólo ir a hacer mi trabajo terminé envuelto en esta pesadilla. Espero el juicio con tranquilidad de saber que todo me resultará favorable.
-¿Los últimos peritajes que se conocieron pueden ser un punto de inflexión para su situación? (Se trata de la desgrabación de las conversaciones de cabina y de los datos técnicos del instrumental del Bombardier Challenger 604. De las conversaciones surge que ni Miret [que durante el vuelo ofició de copiloto] ni Eduardo Juliá dicen nada que pueda dar a entender que sabían que llevaban cualquier carga, ya no sólo cocaína.
-Aunque la jueza haya requerido esa prueba como fundamental hoy creo que es una prueba más, ya que todas las pruebas pedidas resultaron favorables para mí e igualmente sigo en la misma situación. Ya que según la justicia española no tengo arraigo, con lo que se puede afirmar que para la justicia española todo extranjero no puede gozar del beneficio de la libertad a espera de juicio. Ya que obviamente al ser extranjero no se tiene arraigo en el país, sobre todo no teniendo pruebas en mi contra y cuando la persona responsable, Gustavo Juliá, declaró hacerse cargo del hecho, tanto durante el procedimiento policial como ante el juzgado. Si estuviera en la Argentina podría estar en mi casa esperando el juicio.
-¿Usted no advirtió nada extraño durante el viaje desde Buenos Aires hacia Barcelona, previa escala en Cabo Verde?
-Fue un vuelo totalmente normal, sin nada que pudiera llamar la atención.
"Los controles no existen en Ezeiza ni Morón"
1 año del narcoavión (el 02/01/2011 fue la detención de los tripulantes), escándalo que corroboró la porosidad de la seguridad aduanera aeroportuaria argentina, que ya había quedado demostrada en el caso de las narcovalijas de la ex Southern Winds. Hay muchas dudas de que la situación haya sido corregida.
-¿Qué fue lo primero que pensó cuando personal de la Guardia Civil descubrió la cocaína?
-No entendía absolutamente nada. No podía creer lo que estaba viviendo. Sentí ganas de agarrarlo del cuello [a Juliá]. Después, cuando Gustavo Juliá se hizo cargo en el mismo momento que la droga fue encontrada pensé todo quedaría aclarado y volvería a mi casa. No imaginé nunca el calvario que me esperaba.
-¿Antes de aceptar la propuesta laboral que le hizo Juliá no dudó de que podía haber algo turbio?
-Acepté ese vuelo sin dudar, porque como cualquier piloto argentino sabía que Juliá era un empresario conocido en el medio aeronáutico y jamás imaginé que podría estar metido en esta locura. No había ningún rumor ni comentario entre pilotos que Juliá podría estar en algo como el narcotráfico.
-¿Era imposible que usted advirtiera la carga oculta?
-Era totalmente imposible, la droga estaba escondida en el relleno de los asientos y en un doble fondo de los armarios.
-¿Con qué peso despegó el jet desde Ezeiza?
-Aproximadamente, 20.000 libras. Es decir, 10.000 litros, la carga completa de combustible.
[ pagebreak ]
-¿La computadora del avión no le marcaba que tenía más peso?
-La computadora del avión no tiene ningún sistema de "autopesaje". Sólo era el peso de los pasajeros, más el combustible y más las valijas, además de la carga que se ingresa manualmente. No había ningún indicador de que el avión tenía más peso que el que teníamos a la vista. El peso [de la droga] estaba bien distribuido sin afectar el centro de gravedad del avión, y ese peso para esa aeronave es prácticamente imposible de percibir, y aún si hubiese notado el avión "pesado" jamás hubiese imaginado que era porque estaba cargado con cocaína. Hay muchos otros motivos por los cuales un avión puede sentirse "pesado".
-¿Algunos de los hermanos Juliá le pidió disculpas?
-Los dos pidieron disculpas. Gustavo por haberme engañado, y Eduardo por convocarme a este vuelo sin saber que terminaría de esta forma.
-¿Cómo pasa sus días en la prisión?
-Paso mis días preguntándome cómo terminé acá sin tener absolutamente nada que ver, sin haber hecho nada, y aferrado a mi familia y a mis amigos, quienes me apoyan en todo momento y son mi gran sostén.
-----------------
A diferencia de los hermanos Juliá, que trabajan en la fábrica de ropa de la cárcel L'Eixample, Miret, de 38 años, no hace ninguna actividad laboral.
La última vez que declaró ante la jueza de la causa, Luisa Balagueró Barrios, el copiloto del narcojet dijo: "No tenía conocimiento de la carga que estaba escondida".
-¿Si en el juicio es declarado inocente, qué piensa hacer de su vida laboral? ¿Seguirá siendo piloto?
-Cuando me replanteo cómo seguirá mi vida después de todo esto, sólo me imagino volando para quien trabajé hasta que esto pasó o fuera del país, ya que mi miedo más grande es la desconfianza hacia los controles en la Argentina, ya que ni en Morón ni en Ezeiza tuvieron control sobre lo que sucedía. Se cargó [con cocaína] un avión a la vista de todos y despegó cargado sin control ni de la Aduana, ni de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), ni de la Fuerza Aérea. Si esos controles hubieran funcionado como corresponde yo hoy no estaría aquí.