Casi 3.500 millones de habitantes (más del 42% de la población mundial), una superficie de 35 millones de kilómetros cuadrados (alrededor del 25& del total del planeta), un PIB sumario de US$ 17 billones (el 25% mundial). Eso es la Organización de Cooperación de Shanghai (OSCh), cuya cumbre anual acaba de finalizar en Bishkek, la capital de Kirguizia, en plena Asia Central, presidida por el mandatario kirguizo Sooronbay Zheenbekov.
DECISIVA AGENDA QUE DESCONOCE TRUMP
La foto de la mitad del mundo
Donald Trump no podría organizar una reunión con una convocatoria equivalente a la que sumaron Vladímir Putin y Xi Jinping días atrás Bishkek, la capital de Kirguizia. La limitación del jefe de la Casa Blanca tiene que ver con su incompetencia para evaluar correctamente la situación global en su intento de reconstruir el mundo unipolar, y su decisión de no escuchar a los consejeros estadounidenses que podrían asesorarle. La exhibición de poder en Bishkek, curiosamente, fue desconocida por la prensa convencional de Occidente. Si fuese una acción deliberada, resultaría explicable. Pero si no la ven venir, están complicados porque será llamativo lo que ocurra en Afganistán, por ejemplo (recordar Siria).
Curiosamente, un encuentro que los medios tradicionales de comunicación masiva ignoraron por completo.
Entre los 27 miembros de la OSCh que se dieron cita en la residencia estatal “Ala-Archa” (“Enebro florido”) ubicada en un pintoresco suburbio de la capital kirguiza, se encuentran China, Rusia, India, Pakistán (en el primer caso de una conexión regional entre ambos beligerantes países), Kazajstán y otras naciones asiáticas. En calidad de observadores participan Afganistán, Belarús, Irán y Mongolia, entre otros.
La OSCh, nacida en los umbrales del siglo 21 como un estrecho mecanismo para favorecer la solución de conflictos territoriales, se ha convertido en una fundamental base de cooperación e interacción de toda Asia, consolidada como uno de los nuevos centros del mundo multipolar. Sus objetivos más definidos son:
** el fortalecimiento del entendimiento y confianza mutuos entre los miembros,
** la acción conjunta contra el terrorismo y por la seguridad y estabilidad de la región; y
** la creación de un nuevo orden político y económico sobre parámetros de igualdad y desarrollo.
La cumbre en Bishkek coincidió con el atentado a los buques tanques en el golfo de Oman. Tanto el presidente iraní Hasan Rujaní, como sus colegas ruso Vladímir Putin y chino Xi Jinping advirtieron sobre una escalada de tensiones en una zona de estratégica importancia para el equilibrio mundial.
Además, en la declaración conjunta emitida al finalizar la cumbre, las cuestiones de seguridad global se plantean como punto central. Los estados participantes se pronunciaron contra el incremento de los sistemas armamentísticos y por el desarme nuclear en todo el mundo.
En ese mismo plano, convocaron a todas las partes involucradas en la crisis Irán-USA a respetar escrupulosamente el programa de acción conjunta acordado con Teherán, del que se apartaron los Estados Unidos.
Los participantes de la cumbre subrayaron que dicho programa fue aprobado en 2015 por el Consejo de Seguridad de la ONU.
En este sentido, se afirmó que la retirada de los EE.UU. del programa iraní desestabiliza la situación en la región y es capaz de destruir el régimen de no proliferación del armamento nuclear.
El documento reiteró que el diálogo político es la única alternativa para la regulación de la situación en Siria y Afganistán.
En su intervención en la cumbre, el presidente Xi declaró que la OCSh está obligada a convertirse en un modelo de colaboración en el ámbito de la seguridad mundial. “La organización debe ser un ejemplo de unidad y de confianza mutu a –afirmó el mandatario chino-. Necesitamos respaldar el Espíritu de Shanghái en calidad de valor clave, en correspondencia con el espíritu del tiempo y la cambiante situación internacional”.
Por su parte, Vladímir Putin convocó a construir la sociedad euroasiática “sin egoísmos políticos ni económicos”. El Presidente ruso consideró fundamental “incrementar la cooperación en el marco de la estructura regional antiterrorista de la OCSh. Hay que bloquear los canales de financiación de los terroristas alimentados por los ingresos del narcotráfico. Hay que empeñarse para no permitir que caigan en sus manos armas químicas, biológicas o de otro tipo, de exterminio masivo” y señaló que la cooperación internacional logró “resultados reales en Siria, en la lucha contra el terrorismo internacional”.
El presidente kirguizo, Sooronbay Zheenbekov, calificó la seguridad informática como una de las cuestiones claves para la OCSh. “En la actualidad, las amenazas que parten del espacio internet constituyen amenazas reales para la seguridad de los estados. Se tornan frecuentes casos cuando una información no comprobada y muchas veces deliberadamente falsa se reproduce y conforma un marco negativo. Se fortalecen las amenazas de utilizar la IT-tecnología con fines criminales, terroristas o militares”.
El primer ministro pakistaní, Imran Ahmed Khan Niazi, subrayó la importancia de esa cooperación equitativa que impida la aplicación de dobles estándares y las negociaciones tras bambalinas. “Pakistán –apuntó- es un nuevo miembro de la OCSh pero ya nos hemos asentado con firmeza en nuestras posiciones. Pakistán asegura una vital comunicación entre Medio Oriente, Asia Central, China y muchos otros países. La OCSh, incuestionablemente, es uno de los grandes factores de la política internacional”.
Otro de los nuevos miembros es Mongolia, el país con mayor crecimiento económico en el mundo, que alcanzó hasta un 15% del PBI.
En reunión con sus pares de Rusia y China, el presidente mongol Khaltmaagiin Battulga reclamó una mayor actividad y dinamismo en la concreción de los grandes proyectos energéticos y de transporte que los tres países fijaron dentro del programa “una Franja, un Camino”, y que presupone
** el abastecimiento de energía eléctrica por parte de Rusia,
** la reconstrucción de la red ferroviaria mongola en conexión con China y Rusia; y
** la extracción de petróleo y gas en yacimientos contiguos a China.
La cumbre no se limitó a cuestiones de seguridad, sino que abordó un amplio abanico de temas, incluyendo la cooperación económica, la defensa ambiental, el desarrollo del turismo y el fortalecimiento de la acción humanitaria.
Las deliberaciones, en las que tomó parte también la estadounidense Rosemary Anne DiCarlo, subsecretaria general de la ONU, consideraron un importante menú, que permitió como resultado, la firma de más de 20 documentos conjuntos.
Además de la aprobación de la agenda de trabajo para 2019-2020, se confirmó
** la aplicación de la Estrategia Antinarcóticos de la OCSh,
** el programa de desarrollo de la cooperación interregional entre los estados miembros y
** la hoja de ruta para el grupo de contacto “OCSh-Afganistán”.
Este último documento está encaminado a regularizar la situación en Afganistán, en respaldo al gobierno de esta república en su lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
La presidencia pro témpore de la OCSh fue transferida a Rusia, país organizador de la próxima cumbre en 2020, en Cheliábinsk, uno de los más poderosos centros industriales de los Urales.