ELECCIONES 2011

Apuntes después de Catamarca y Chubut, y antes de Salta y La Rioja

¿Debe celebrar el cristinismo los dos resultados electorales obtenidos hasta ahora? Sí. Ahora, ¿se rendirán tan facilmente los opositores, aún los que mascullan dentro del PJ? En su editorial por Radio El Mundo, el autor se refirió a esa cuestión.

POR CLAUDIO M. CHIARUTTINI

 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). 4 días de feriado pueden hacer olvidar los problemas y tensiones que existen en la política argentina, pero después de los resultados sorpresivos de las elecciones en Catamarca y Chubut se pueden extraer las primeras conclusiones.
 
La primera es la polarización en ambas elecciones. Las fuerzas con más votos en Catamarca y Chubut acumularon casi 90% de los votos, dejando al resto de las fuerzas con participaciones ínfimas y con la sensación de que con otro tipo de acuerdos, podrían haberse producido resultados diferentes.
 
Ambas votaciones mostraron un cansancio de las estructuras políticas que intentaron eternizarse en el poder, directa o indirectamente, lo que debería ser un toque de atención para Cristina Fernández si se presenta a la reelección: puede que muchos votantes vean la candidatura como el intento de extender eternamente su presencia en la Casa Rosada.
 
Hubo errores graves de apreciación de la oposición en ambas provincias. En Catamarca, la Unión Cívica Radical no supo decirle “No” a Eduardo Brizuela del Moral y quedó atrapada en la derrota política; por su parte, Mario das Neves instrumentó un ocultamiento de datos que destrozó sus posibilidades presidenciales, mancó a su heredero político y otorgó al cristinismo argumentos para que hablaran hasta el cansancio de fraude, cuando la oposición había levantado ese fantasma en 2007 y 2009.
 
En el oficialismo, no se puede negar que tanto Néstor Kirchner en Chubut, como Cristina Fernández en Catamarca, supieron elegir candidatos que mostraron una imagen renovadora y de recambio político, lo que hizo más evidente la diferencia con sus oponentes.
 
Otro dato clave: las burocracias locales no alcanzaron para sostener sus liderazgos. Si en Catamarca se enfrentaron “empleados públicos” vs. “asignación universal por hijo”; en Chubut chocaron los “empleados públicos” vs. “los que quedaron fuera del Modelo Chubut”. 
De esta forma, las estructuras territoriales quedaron superadas por las estructuras clientelares administradas por la Nación.
 
Si bien no se pueden extrapolar los resultados de las elecciones de Catamarca y Chubut a nivel nacional, sí hay que tener en cuenta los mensajes que surgen del electorado a la hora de votar. Por eso, más de un gobernador y los Barones del Conurbano deberían “poner sus barbas en remojo”.
 
Otro punto: en la Casa Rosada hay intención de elegir candidatos más jóvenes que los gobernantes de la oposición en ejercicio. Sin duda, el ingreso de votantes jóvenes al calendario electoral está impactando por su comportamiento errático: no les interesa la política, pero parecen tener ideas muy claras de lo que no quieren. 
 
Si votan por descarte o por adhesión es, todavía, un enigma, pero debería poner nervioso a todo candidato que sea “demasiado conocido”.
 
Este mensajes es importante para la oposición: desde Eduardo Duhalde a Carlos Altamira, desde Mauricio Macri a Fernando Solanas, desde Julio Cleto Cobos a Elisa Carrió, las agrupaciones que enfrentan el cristinismo están encabezadas y tienen como candidatos a personas con imagen “gastada” de tanto pasar por los medios con declaraciones vacías.
 
No se equivoca el gobierno al recurrir a “caras nuevas”. Sin embargo, el cristinismo las saca de los estratos medios del peronismo, que están militando hace años, y no pudieron ascender en la cadena alimentaria política a causa de la eternización de ciertos liderazgos locales. Pero la Casa Rosada, le agrega alianzas con viejas estructuras debilitadas del PJ como el Clan Saadi en Catamarca y Carlos Saúl Menem en La Rioja.
 
Otra de las diferencias entre ganadores y perdedores en Catamarca y Chubut es el rol del operador político máximo del peronismo, Juan Carlos Mazzon, factor esencial del triunfo en la primera de las elecciones y del excelente resultado obtenido en la segunda (otro triunfo en ciernes).
 
En la oposición faltan operadores políticos de alto nivel que permitan realizar alquimias electorales exitosas o armados políticos que no deje heridos en el camino y que atenten contra el armado cristinistas.
 
Esa falta de operador político clave en la oposición hace que un hombre sin estructura como Felipe Sola y un derrotado como Mario das Neves intenten condicionar al Peronismo Federal o que la figura de Mauricio Macri sea un problema para alcanzar acuerdos; y, el radicalismo, que Ricardo Alfonsín opere por los medios para bajar la candidatura de Ernesto Sanz o que éste busque una alianza con el kirchnerista Frente Grande, mientras en la Capital Federal se presentó una lista –apadrinada por Enrique Nosiglia- que puede considerar un triunfo alcanzar 3 por ciento de los votos.
 
Las elecciones en Catamarca y Chubut también demostraron que es esencial el rol que juegan los intendentes. En Catamarca, la derrota del radicalismo en 7 municipios facilitó el triunfo cristinista. En Chubut, los intendentes de Puerto Madryn y Trelew perdieron en sus distritos (uno dasnevista, otro cristinista), la puja por Comodoro Rivadavia consolidó las esperanzas de un triunfo de la Casa Rosada, en tanto que retener Rawson fue clave para Mario das Neves.
 
¿Debe celebrar el cristinismo los dos resultados electorales obtenidos hasta ahora? Sin duda, logró desbancar al radicalismo en Catamarca y hundió el proyecto político personal de Mario das Neves. Además, controlará una provincia voluble y evitó dos tapa de lunes con la frase “derrota del gobierno en...”.
 
Además, la Casa Rosada puede celebrar por el tejido electoral que realizó en las dos provincias, el éxito del aparato clientelista administrado por la Nación, la capilarización que tuvo y la estrategia aplicada en Catamarca y Chubut para enfrentar a los dos oficialismos. Pero, caer en la euforia puede ser el peor de los pecados en un calendario electoral que recién comienza.
 
En la votación presidencial de 2007, Cristina Fernández obtuvo 60% de los sufragios en Catamarca y 66,3% en Chubut contra 48% y 38%, respectivamente, alcanzados los últimos dos domingos.  ¿Es una tendencia? Sin duda son dos señales preocupantes dado que para octubre, los radicales seguirán gobernando en tierras catamarqueñas y el dasnevismo mantendrá el control de la meseta chubutense.
 
Para la oposición no hay nada que festejar. La derrota en Catamarca manchó a la UCR, a Julio Cleto Cobos y a Ernesto Sanz. El sospechado triunfo en Chubut maculó a Felipe Solá, Francisco de Narváez y Graciela Camaño; y mancó el proyecto político personal de Mario das Neves. También mostró el raquitismo del radicalismo chubutense y pone en duda su posibilidad de imponer una figura presidencial.
 
A la oposición le cuesta retener los espacios de poder que cree controlar y no ha podido imponerse en ningún municipio importante que haya puesto en juego el oficialismo. En ese marco, el triunfo del aparato clientelar cristinista pone en duda liderazgos de gobernadores e intendentes poderosos, por lo que deberán resolver si aceptan “colectoras” o ceden espacio en el armado de las listas para conservar algo del poder con el que cuentan en la actualidad.
 
Pero lejos están Catamarca y Chubut de cerrar el calendario electoral o solucionar los problemas políticos del gobierno. Después del choque con Hugo Moyano, la relación entre la Casa Rosada y el secretario general de la Confederación General del Trabajo no es la misma, por más que los funcionarios salieron a defender al gremialista y el sindicalista dijo que nunca buscó hacerle un paro a Cristina Fernández.
 
Durante la semana, el camionero duplicó la apuesta. Confirmó que quiere que un sindicalista acompañe en la fórmula a la Presidente de la Nación, culpó a uno de los Barones del Conurbano de impulsar las denuncias en Suiza (como no dio nombres, se puso como enemigo a todos) y presionó a la Justicia y el Gobierno de Suiza, a tal punto, que la Suprema Corte de Justicia lanzó un claro mensaje político desechando una denuncia del gremialista en horas y obligando al embajador suizo en la Argentina a emitir un comunicado de prensa para aclarar el caso.
 
En el fondo, las declaraciones y ataques de Hugo Moyano ocultaron su verdadera preocupación: el pobre apoyo que tuvo su suspendido llamado a paro de actividades, por lo que buscó realizar cambios dentro de la estructura de la CGT con el fin de colocar miembros de su familia en puestos claves, como Facundo Moyano que encabeza la Juventud Sindical, un canal abierto de negociación con La Cámpora o, lo que es lo mismo, con la Casa Rosada.
 
Cristina Fernández sabe que Hugo Moyano es un problema y que debe afinar la estrategia para repetir los resultados de Catamarca y Chubut, por eso divide su apoyo entre Fabiana Ríos y Rosana Bertone en Tierra del Fuego, hace un acuerdo de paz con Juan Manuel de la Sota en Córdoba, pero alienta una lista propia cristinista; acepta que Carlos Saúl Menem acuerde en La Rioja o alienta a Carta Abierta para que ataque a Daniel Scioli y apoye a Martin Sabbatella en Buenos Aires y no tiene problemas en hacer un acuerdo con el radicalismo para desbancar a los hermanos Rodríguez Saa en San Luis.
 
Incluso, la Casa Rosada está analizando dos “colectoras” más en la Provincia de Buenos Aires: la primera, con el partido Miles que lanzó Luis D´Elia, y la otra con el ex Jefe de Gabinete e intendente de Tigre, Sergio Massa, todo con el objetivo de sumar votos para poder ganar en primera vuelta.

Sin embargo, es una estrategia peligrosa porque exacerba la interna oficialista y debilita la posición de los Barones del Conurbano, lo que puede hacer tambalear sus reinados.

 
Por más que el gobierno diga que instalará 1.000 cámaras para controlar las elecciones 2011 y aumente el presupuesto del acto electoral a niveles que nunca antes tuvo, es tanto el esfuerzo de la Casa Rosada de asegurar la reelección de Cristina Fernández que las sospechas de fraude no podrán ser despejadas.
 
En 2003, Eduardo Duhalde estableció que las internas del peronismo se realizaran en forma externa. Eso no evitó que un peronista fuera electo presidente. Ahora, el cristinismo intenta lo mismo con el objetivo de asegurar la reelección de Cristina Fernández. Pero mientras que el ex gobernador de Buenos Aires aseguró los liderazgos territoriales con su estrategia, la Casa Rosada busca destrozarlo con sus planes electorales.
 
Entonces, la duda queda: ¿se entregarán tan fácilmente los Barones del Conurbano y algunos gobernadores que vieron caer el poder que tuvieron Eduardo Brizuela del Moral y Mario das Neves? De la respuesta dependerá el futuro político de Cristina Fernández.
Salta es la próxima elección provincial. 
 
Juan Manuel Urtubey se muestra como un gobernador no kirchnerista, pero nadie le cree. Además, considera que tiene asegurada la reelección y que el gobierno no puede hacerle mella, lo mismo que pensaron en Catamarca y Chubut.
 
El oficialismo sonríe y confía, las oposiciones deberían rever su estrategia y armado político. Los dos, todavía, pueden cometer graves errores. El resultado de octubre todavía no está definido, pero la oposición debe dejar sus personalismos para comenzar a pensar, en serio, en política si quieren acceder al poder.

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